Zurich deshereda a los radares que no son rentables

Conocido como el radar de la Hohlstrasse, este cinemómetro de Zurich es uno de los que están en el ojo del huracán. Su pecado: ha pasado de fotografiar 60.000 vehículos en 2009 a apenas “flashear” 29.500 en 2013.

A pesar de todo, tiene la suerte de ser titularidad de la policía local, y no de la cantonal, que es la que tiene previsto eliminar 10 de los 27 radares que tiene montados en la ciudad más poblada de Suiza.

Y es que en el país centroeuropeo se ha abierto un debate inédito hasta ahora, al menos entre las autoridades de tráfico que siempre han defendido que los radares están en las carreteras y calles para prevenir sin criterio financiero alguno. En Zurich, mientras la policía local mantiene este discurso, el de siempre, las fuerzas del orden cantonales dicen, a través de su portavoz Werner Schaub, que “si la velocidad se ha reducido en los lugares donde se han instalado los radares, el objetivo ya se ha cumplido”. Seguidamente, se muestra convencido que todos acabarán desapareciendo.

Esto no significa que los radares vayan a desaparecer de Suiza ni a corto ni a medio plazo a pesar de que el descenso de la recaudación y de la tasa de infractores se ha reducido significativamente en todo el país. Sin ir más lejos, el índice de excesos de velocidad en Ginebra ha pasado del 4,67% de 2011 al 0,43% en 2013.

De todas formas, es la primera vez que las autoridades de tráfico de un país europeo reconocen abiertamente criterios economicistas a la hora de diseñar su política de radares, y no nos debería extrañar que a medida que los conductores vayan moderando sus velocidades este tipo de discurso vaya tomando fuerza. No en vano, los costes de adquisición y mantenimiento de los radares son altos, y a la larga quien los gestiona quiere sacarles su rendimiento a pesar de que los policías de a pie sigan afirmando, como en el caso suizo, que “están aquí para asegurar la máxima seguridad en las carreteras”.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...