Prueba Yamaha XSR900. Disco Music

Prueba Yamaha XSR900. Disco Music

Así suena la XSR900, a música de los 70 y 80. Un ritmo marcado por la línea Faster Sons de Yamaha que en este caso se inspira en la YZR 500 de Christian Sarron con los colores del equipo Sonauto Gauloises. Todo un clásico de aquella época que ahora, bajo su piel ochentera, oculta una máquina del siglo XXI, un modelo que sigue moviéndose al ritmo sincopado de los altavoces y los destellos de las icónicas bolas de espejos.

Cuando Christian Sarron volvió a la categoría reina – por aquel entonces 500 c.c. – en un lejano 1984, la música disco ya daba sus últimos coletazos. A principios de la década de los 80 el Dance ya amenazaba con imponer su ley y tras ella asomaron la new wave, el hip hop, el rap o la electrónica. Justo en ese periodo de transición se gestaron algunos hits que hoy casi todos recordamos, Funkytown, Celebration de Kool&The Gang, It’s raining men de las Weather Girls, Ilussion de los Imagination o la monumental Thriller del no menos genial y ambiguo Michael Jackson. Temas que conectaron los sonidos de los 70 con lo que más tarde sería la explosión de genio de los 80.

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Yamaha se atrevió a dar un salto aún mayor y construyó a mediados de la segunda década del presente siglo el puente entre los 80 y el presente. La marca japonesa fue capaz de concretar una elipsis que ahora muestra su último escalón. La XSR900 renueva su imagen y mejora su equipamiento en su versión ’22 para seguir manteniendo vivo el espíritu de los 80.

Nuestra particular fiebre del sábado noche toma las formas de una naked, una apariencia sencilla, simple, pero llena de contenido. Su acabado Legend Blue se hace eco de aquellos esquemas de color que lucían las máquinas del astro francés a mediados de la penúltima década del pasado siglo. Es más, en su esencia mantiene una estructura similar con su chasis Deltabox tomando buena parte del protagonismo.

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Lo cierto es que Yamaha ha construido la imagen de la XSR900 a conciencia. Todos los detalles destilan esa nostalgia que sirve para enmascarar una tecnología de la más rabiosa actualidad. No obstante, la gracia del producto reside en esos pormenores.

A imagen y semejanza

Por ejemplo y como motivo más evidente, su depósito de combustible, un voluminoso tanque de 14 litros que muestra en su parte delantera una cubierta con remaches y que se mantiene separado del asiento por un pequeño intersticio a semejanza de los modelos de competición.

Igualmente, el asiento de una sola pieza recrea las formas de los colines de GG.PP. de hace unas décadas. Con una parte final casi cuadrada y un diseño esencialmente monoplaza, presenta unas costuras en color y sólo una cinta para sujeción del eventual pasajero rompe su línea uniforme.

Otros detalles de carácter deportivo se localizan a ambos lados, marcando la línea fronteriza entre asiento y depósito. Se trata de unas placas laterales dotadas de tornillos de liberación rápida donde se puede ver el logo del modelo en color rojo o amarillo, según sea la versión negra o la réplica Sarron con decoración Legend Blue.

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Siguiendo con esos elementos de clasicismo, la XSR900 exhibe un faro redondo -elemento común en todas las Yamaha de la serie Sport Heritage – que cuenta con un proyector dividido en dos mitades y una luz diurna semicircular. La iluminación es por descontado de tipo led, lo mismo que en el caso del piloto trasero y los intermitentes. En el caso de la luz trasera, resulta curiosa la forma en que Yamaha la ha encajado bajo el asiento, asomando apenas, aunque perfectamente visible y aportando un grado de personalidad importante.

En cuanto al cuadro de instrumentos, la XSR se escapa de esa línea nostálgica que preside su conjunto para adoptar un moderno tablero TFT a color de 3,5” con todos los elementos de conectividad deseables.

Y sumergidos en esa vorágine de morriña ochentera la Yamaha XSR900 nos demuestra que sabe lucir palmito desde el primer momento. Es una moto que atrae las miradas, la gente se gira curiosa a su paso y la verdad es que no es para menos. La XSR900 es de aquellos modelos que gana en vivo respecto a las fotos.

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Estamos frente a una correcta ciudadana, sabe cuidar las formas y no resulta estridente. Ligera y manejable, cumple su cometido más anodino sin quejas. Yamaha ha situado nuestras posaderas a 810 mm del suelo, así que para una talla media no debería resultar problema alcanzar con ambos pies el suelo, gracias a que el asiento no es excesivamente ancho.

Pequeñas limitaciones

Si a esto le añadimos un peso de sólo 193 kilos con depósito lleno, nos encontramos con una moto bastante manejable, aunque hay un pequeño detalle que juega en su contra para moverse en un entorno urbano, su radio de giro. Muy pobre. Apenas mueves el manillar y ya encuentras el tope. La anchura de la doble viga, sumada al grosor de las botellas de la horquilla, reducen bastante la maniobrabilidad en parado.

Asimismo, otro elemento que resta opciones a la Yamaha XSR900 son los retrovisores instalados en los extremos de los puños. Estéticamente muy logrados, pero funcionalmente son una fuente de roces y toques al circular entre las filas de coches del atasco diario.

La genética estética y tecnológica de esta neoretro pide a gritos espacios donde dar rienda suelta a todo su potencial y en ese sentido podemos disfrutar de una moto plenamente vigente. Una digna hija de estos tiempos de chips y electrónica por doquier.

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En primer lugar, porque cuenta con una de las mecánicas más conseguidas de la marca del triple diapasón en los últimos tiempos. He de reconocer que soy un enamorado de los tricilíndricos y desde luego el CP3 de Yamaha es una delicia. Tiene ese punto de equilibrio entre la suavidad y rabia de un tetracilíndrico y el carácter y tracción de un bicilíndrico. Los 119 CV que pone a nuestra disposición son perfectamente dosificables, amén de que gracias a los 4 modos de conducción disponibles puedes adaptarla a tu gusto o a las circunstancias del momento.

Esta mecánica arranca bien desde abajo pero donde realmente brilla es en medios y para rematar cuando la aprietas a conciencia, responde muy bien en altos. Los 93 Nm de par se reparten de forma equilibrada para aportar contundencia en todo momento. Y para mantener todo bajo control y evitar sobresaltos, el resto de la electrónica que proporciona su IMU de seis ejes permite disfrutar de control de tracción, de frenada, de levantamiento de la rueda delantera… y lo mejor, sin que te enteres – o casi - de que está actuando.

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Ocurre algo parecido con el ABS cornering, está ahí, pero no se deja notar. Siempre en segundo plano. Eso se traduce en una confianza infinita en las posibilidades de la XSR.

Si te acercas a tu carretera de curvas favorita, descubres cómo la Yamaha XSR900 empuja y sale acelerando de los virajes con fuerza mientras notas como los neumáticos son capaces de transmitir todo ese potencial al asfalto.  Lo mejor de todo es que no necesitas ir jugando con el cambio constantemente, el tricilíndrico te permite ir a un ritmo endiablado con apenas dos o tres marchas. Por cierto, nuestra protagonista viene equipada de serie con cambio rápido (subida y bajada) y mal que me pese he de confesar que funciona a la perfección, prácticamente solo tocas embrague para insertar primera.

Buena parte de las excelencias dinámicas de esta Heritage son culpa y responsabilidad de su tremenda parte ciclo. El masivo bastidor de doble viga ofrece una confortable rigidez muy bien acompañada por unas suspensiones que de entrada ofrecen un buen compromiso entre confort y efectividad. Algo mejor trabaja la horquilla (multirregulable), en tanto que el amortiguador, si acaso, peca ligeramente de duro a falta de un ajuste más preciso.

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El resultado es de una agilidad tremenda en carretera, los cambios de dirección son fluidos y precisos, con un tren delantero que transmite mucha confianza y el trasero que, con un basculante algo más largo, transfiere perfectamente toda la potencia al suelo.

Control absoluto

Esa precisión del tren delantero viene ayudada por el empleo de las llantas Spinforged de la marca que ayudan a aligerar el peso en gran medida. Y ya puestos, mencionaremos la frenada, una maniobra que no encierra la más mínima dificultad y permite apurar la entrada en los virajes con toda confianza. Buena parte de la culpa hay que achacársela, además de a las pinzas de 4 pistones y discos de 298 mm, a una bomba radial Brembo que permite modular la potencia al milímetro.

Si algo hay que achacarle a la Yamaha XSR900, es que sacrifica algo de comodidad a su imagen añejo-deportiva y su asiento, perfecto en conducción agresiva, pasa pronto factura por su dureza y termina por resultar incómodo a las posaderas.

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En vías rápidas, la cara la encontramos en su perfecta estabilidad y la seguridad con la que traza las curvas abiertas y rápidas, perfecta. La cruz la encontramos en su nula protección, algo que no podemos criticar en virtud de su naturaleza de naked deportiva. Ella es así.

Un detalle a su favor es que dispone de control de crucero de forma que podemos despreocuparnos del gas en esos tramos de autovía o autopista en los que un mal radar puede obsequiarnos con un zarpazo al bolsillo.

Bonita, divertida, ágil y potente. ¿Qué más se le puede pedir a una moto? Si además la vestimos con esa pátina nostálgica de competición años 80 y le damos lustre con esos colores evocadores, tendremos una combinación explosiva. Y lo mejor de todo es que no sólo satisfará a los maduritos si no que bien puede acercarse a generaciones más actuales ya que no le falta de nada, electrónica y componentes de última generación.

Así que, por 11.499 euros, ¿estás dispuesto a dejarte llevar por la fiebre del sábado noche? Apuesto a que sí.

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Versión A2

El paso intermedio en el lento, pero necesario, ascenso gradual a la cumbre de la conducción sobre dos ruedas llega con la obtención del permiso A2. Sabedores de que no todo el mundo puede renovar su montura al subir peldaños con el carné, Yamaha no quiere que te pierdas la oportunidad de saborear el encanto de un modelo como la XSR900 y por eso ofrece una versión limitada a 35kW (47,6 CV).

De este modo podrás disfrutar de todo su potencial tras deslimitarla cuando poseas el tan ansiado permiso A.

Lo que más nos ha gustado y lo que menos...

Solo+

Además de una estética cautivadora, la Yamaha XSR900 cuenta con un motor que es toda una delicia, potente y progresivo, con mucho carácter y una parte ciclo brillante.

Solo-

Sólo pequeños detalles hacen sombra, como por ejemplo los espejos en el extremo de los puños que son fuente de roces en conducción urbana, la dureza de su asiento o un pobrísimo radio de giro en maniobras en parado.

Ficha técnica Yamaha XSR900

Motor tipo: Tricilíndrico 4T, DOHC, LC, 12V
Diámetro x carrera: 78 x 62,1 mm
Cilindrada: 890 c.c.
Potencia máxima: 119 CV a 10.000 rpm
Par motor máximo: 93 Nm a 7.000 rpm
Alimentación: Inyección electrónica
Emisiones de CO2: 116 g/km
Cambio: 6 velocidades
Embrague: Multidisco en aceite con sistema antirrebote
Transmisión secundaria: Cadena
Tipo chasis: Deltabox de aluminio
Geometría de dirección: 25º lanzamiento, 108 mm avance
Basculante: Doble brazo de aluminio
Suspensión delantera: Horquilla invertida KYB de 41 mm con 130 mm de recorrido
Suspensión posterior: Monoamortiguador KYB con 137 mm de recorrido
Freno delantero: 2 discos de 298 mm con pinzas de 4 pistones y ABS en curva
Freno trasero: Disco de 245 mm con pinza de simple pistón y ABS en curva
Neumáticos: 120/70-17 y 180/55-17
Distancia ejes: 1.495 mm
Altura asiento: 810 mm
Peso -llenos-: 193 kg
Depósito: 14 l
Consumo medio: 5 l/100 km
Autonomía teórica: 280 km
Garantía oficial: 3 años
Importador: Yamaha Motor Europe España
Contacto: 930173458
Web: Yamaha-motor.eu/es

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