Yamaha XJR 1300: Personalidad propia

Son muchas las marcas que reeditan últimamente algunos de sus gran­des éxitos del pasado apelando a la nostalgia de un grupo de usua­rios, con una media de edad y poder adquisitivo medios-altos, que les permiten tener acceso a este tipo de motos que, para la inmensa mayoría, no dejan de ser un capricho. Puede que sea cierto, no son motos que se vayan a vender en masa, ni se las puede calificar de superventas, pero hay que reconocer que son una moda en pleno auge que no cesa de captar adeptos. Por ello, a marcas ya veteranas en estos quehaceres como Triumph, con su extensa gama Bonneville, o Moto Guzzi, con la familia V7 II, se les han ido sumando firmas de la calidad y prestigio de Honda, con la preciosa CB 1100 EX (ya en su segunda edición), o BMW, con la exclusiva NineT, que están arrasando entre conductores de mediana edad que buscan una moto con estilo y personalidad. Una de las últimas en llegar ha sido la es­pectacular Yamaha XJR 1300, por fin, debidamente actualizada para seguir dando mucha guerra y mantener bien alto el pabellón de una de las familias más ilustres y longevas de Yamaha.

Con la nueva XJR 1300, Yamaha ha llevado a cabo una estrategia comercial algo distinta a las que han desarrollado la mayoría de los fabri­cantes en esta categoría. Viendo la pasión que existe hoy en día por las modificaciones con tin­tes retro en el mundo de las dos ruedas, la firma de los diapasones planteó diversos proyectos a algunos preparadores de éxito para que cada uno de ellos diera su visión particular de la futura XJR, eso sí, siempre atendiendo a las exigencias y requisitos previamente marcados por los usua­rios en diversas encuestas.

De todas esas variantes propuestas, los res­ponsables escogieron los detalles más desta­cables y originales de cada una de ellas, lo que significa que, en cierto modo, la big naked de Yamaha es el fruto de un esfuerzo conjunto entre la marca, los preparadores y, sobre todo y muy importante, los usuarios. El resultado no podía haber sido mejor, la XJR 1300 tiene muy poco que ver con su predecesora a pesar de con­servar mucho de ella, esta versión 2015 es una moto con detalles modernos y de muy alta cali­dad. En cierto modo, es un homenaje a las café racer de los 70, eso sí, diseñada bajo el punto de vista actual y fabricada con la tecnología y materiales avanzados de los que disponemos hoy en día. Quizás por eso resulte tan atractiva, espectacular y llamativa.

Pero el resultado no ha sido solo una moto bonita, puede que en un principio no sea un modelo tan deportivo como en un principio su apariencia invita a pensar, pero lo que es indu­dable es que incluso desde el punto de vista del comportamiento, la XJR 1300 es una moto seductora al cien por cien.

Junto con la XJR 1300, Yamaha lanzó una compañera de gama denominada Café Racer, con manillar bajo, cúpula y alguna cosilla más. Es una versión muy auténtica, no hay duda, pero nuestra invitada no deja de ser un modelo que, además de un aspecto inmejorable, también es muy funcional.

Muchos piensan todo lo contrario al primer golpe de vista, pues aunque la XJR no es una moto con muchos componentes (motor, ruedas, manillar, faro y poco más), el enorme tamaño de su bloque motor les hace pensar que están ante una moto muy pesada. Pero no es del todo así, puede que no sea una sílfide, pero hasta al moverla en parado nos plantea más facilidades de las que podamos pensar. Además, no cuesta nada hacer pie en el suelo, algo importantísimo cuando hablamos de motos que su­peran los 200 kilos.

En lo que sí que engaña un poco la XJR 1300 es que no resulta tan depor­tiva como su apariencia indica, sin duda los Öhlins de serie, el símil a dorsal que hay en los laterales y el asiento con ter­minación simulando un colín pueden ser detalles que nos confundan un poco, pero a la que nos montamos a lomos de la XJR, seremos conscientes de que nos hallamos sobre una big naked retro y poco más.

El primer indicativo es que es comodísima, no tiene la característica postura al ataque, algo que deja a su hermana la XJR 1300 Café Racer con sus semimanillares. Nuestra invitada es una moto plana, con el manillar que queda muy por encima, el asiento y la estriberas retrasadas, sí, pero no para volverse loco. El asiento es muy confortable, bien mullido, ancho, acogedor, etc… Del lugar del pasajero no podemos decir lo mis­mo, pero por lo menos no se trata de una mono­plaza como tanto se estila entre las de su clase.

Sea como sea, en marcha, la big naked de los diapasones es una delicia, su motor tiene una entrega plana y contundente gracias a su impre­sionante cifra de par de 11,1 kgm a 6.000 rpm. Por si fuera poco, en esta ocasión, Yamaha nos prestó una unidad con el silencioso de escape Akrapovic que se vende como opción, por lo que su funcionamiento y, sobre todo, su sonido, además resultaron ser muy excitantes. Acelera que es una pasada, haciendo diversas pruebas, incluso en segunda salía como si fuera lo más normal del mundo; de hecho, es tal su respuesta en toda la gama de revoluciones (muy intere­sante en medios), que en carreteras de curvas cerradas podemos mantener un ritmo rapidísimo sin movernos de tercera o cuarta, pues siempre tiene fuerza para catapultarnos de una curva a otra con absoluta facilidad.

Yamaha ha sabido aprovechar el potencial de su conocido tretracilíndrico con una parte ciclo que transmite de forma controlada y eficaz su potencia de 98 CV a 8.000 rpm al asfalto. En suspensiones, seguramente nos encontramos ante el mejor pack de la categoría, con elemen­tos como una horquilla convencional de 130 mm y unos amortiguadores Öhlins de gama básica de serie que, a pesar de ello, resultan mucho mejores que los amortiguadores que solemos ver en este tipo de motos de serie. Todo ello hace que la XJR sorprenda por la suavidad y progresividad del conjunto a pesar de no tener precisamente un tacto blando, que siempre po­dremos adaptar a nuestro gusto, pues dispone­mos de una interminable posibilidad de reglaje tanto para la horquilla como para los amortigua­dores, pues todos ellos son multiajustables.

Una de las cosas que más nos agradó es que el peso está bajo y bastante centrado, lo que le aporta una excelente estabilidad, pero para nuestro gusto, la XJR es demasiado plana y no estaría nada mal que cargara un poco más de peso sobre el eje anterior; esto le apor­taría ese toquecito deportivo que le falta y le daría una mejor precisión y tacto en la dirección, que, en ocasiones, se nota un poco ligera. Por el contrario, aunque este hecho puede en ciertos momentos restar­nos algo de confianza, le aporta a la XJR una rapidísima facilidad de movimientos. A pesar de ser una moto musculosa sorpren­de lo fácil que es en los cambios de peso y su inmediatez a la hora de buscar el ápice de las curvas.

Uno de los apartados mejor solventados ha sido el de frenada, ya que la XJR tiene la suerte de disfrutar de las mismas pin­zas monoblock de 4 pistones de la R1 de 2004, acompañando a los discos delan­teros de 298 mm, por lo que os podéis imaginar la calidad de la que estamos hablando. Además, los más puristas es­tarán de enhorabuena, ya que llegará, al menos de momento, con un sistema de frenada convencional, ni ABS, ni CBS, ni nada eso, el control del hombre sobre la máquina y nada más. Hay que decir que la calidad de los frenos ayuda a compensar esta falta, ya que, a pesar de la tremen­da potencia disponible, gozaremos de un tacto de frenos tan preciso delante y de­trás que será relativamente fácil y seguro llevarlos al límite.

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