Yamaha XJ6 600 Diversion F - Honda CBF 600 S: Multiusos

Y vivo soñando. Soñando con hacerme con esa motocicleta que me dé cualquier cosa que le pida. Todo fabricante de cierta importancia está al corriente de las tendencias y los gustos de los usuarios, y atendiendo a eso imagina, diseña y fabrica. Fabrica y comercializa con la esperanza de que a mí y al resto de soñadores nos convenza su producto. Y eso no es tarea fácil. Hay que hacerlo muy bien para que ese producto reúna todos los requisitos solicitados y tener a todo el mundo contento y satisfecho. La polivalencia es un factor con el que no se suele errar el tiro, está más que demostrado, porque un motocicleta polivalente es una moto multiplicada por muchas. ¡Estamos de enhorabuena! La Honda CBF 600 S y la Yamaha XJ6 Diversion F, las que tenemos entre manos, son muchas motocicletas en una. Bienestar general Son muchos los pros que acompañan a estas dos motocicletas. De entre todos ellos, uno de los que más orgullosas habrían de estar es la excelente calidad de marcha con la que premian a todo aquel que ha decidido hacerse con una de ellas. Más destacable es, todavía, si tenemos en cuenta que ni la Diversion F ni la CBF 600 S son motocicletas de corte GT, sino que tan sólo son dos sport-turismo. Y aquí, como en todo comparativo que se precie, hemos de hacer distinciones. El carenado integral de la Yamaha nos mantiene a buen resguardo tanto el tronco como las extremidades inferiores. Ahora bien, la pantalla es de dimensiones reducidas, y los hombros del conductor quedan un poco desprotegidos, recibiendo parte del viento que nos viene de cara. En la Honda, en cambio, con un semicarenado más generoso, la protección es total, llegando incluso a cubrir todo el casco, si bien las piernas no reciben el mismo trato que en el caso de la XJ6. En cuanto a la posición de conducción, es bastante más relajada la de la CBF 600 S por dos motivos fundamentales. Primero, porque el triángulo imaginario que forman manillar, estriberas y asiento es, llamémoslo así, más abierto, la espalda circula más erguida y los brazos, más estirados, y después porque las dimensiones generales de la Yamaha son sensiblemente inferiores: es decir, si mides más de 1,80 metros, la XJ6 Diversion F puede llegar a parecerte una motocicleta pequeña. Encima de la de Iwata todo es más reducido y vamos más echados hacia delante. Sobre la Honda se circula relajadamente, mientras que sobre la Yamaha adoptamos una posición de conducción algo más al ataque. No habríamos de pasar por alto tampoco lo suavidad de funcionamiento que ambas manifiestan. Una y otra presentan una finura casi eléctrica, sin ruidos extraños ni traqueteos. Ahora bien, la Yamaha XJ6 Diversion F riza el rizo en este sentido porque, además, el cambio de velocidades es pura mantequilla y todo discreción, apartado en el que la Honda CBF 600 S tendría que mejorar algo, tampoco demasiado, para ponerse al nivel de suavidad de su rival. Con un potencia real que en las dos se aproxima a los ochenta caballos y con un par motor que ronda los 6 kgm, el cuatro en línea de la Honda y el de la Yamaha son propulsores que, sin destacar en nada, trabajan con solvencia y gozan de ese puntito de carácter deportivo que satisfará más a los noveles que a los avanzados. Decimos esto porque la CBF 600 S y la XJ6 Diversion F son, sobre todo, motocicletas muy fáciles de conducir, con unas mecánicas que en ningún momento nos pondrán en un aprieto. El motor también ayuda Con una entrega de potencia noble y suave a bajas vueltas –sobre todo en el caso de la Yamaha, en la que los bajos son más bien escasos-, un medio régimen moderado y una estirada final enérgica –vuelve a destacar aquí, en este caso positivamente, la de Iwata-, estas dos motocicletas se dejan llevar sin complicaciones ni estrés, sin necesidad de estar siempre atentos a no pasarnos con el mando del gas. Y esto, como decimos, es algo que conviene a los que han pensado dar el salto a una motocicleta grande a través de cualquiera de estas dos. El funcionamiento de los dos motores es de una suavidad sorprendente, como ya hemos señalado en alguna ocasión, en línea con el dulce comportamiento general de cada una de ellas. Destaca, sin embargo, lo bien que gira la Yamaha. La Diversion F se acerca mucho al funcionamiento de una motocicleta eléctrica, tanto por la finura como por la inmediatez de la respuesta al puño del acelerador. Todo esto, básicamente, a partir de medio régimen y, más que nunca, a alto régimen: en la zona alta del tacómetro puede llegar a ser muy excitante (desde el punto de vista de la tipología de motocicletas a las que pertenece esta Yamaha, que es la de las sport-turismo). La Honda es otra cosa. Su entrega de potencia es más plana, sin la energía de su rival, si bien la mecánica de la CBF 600 S se siente mejor abastecida en todo momento. El motor de esta motocicleta está más lleno a bajo y medio régimen, renunciando a la patada a alto régimen de su rival. Es también muy suave de funcionamiento, tónica habitual de esta marca japonesa, sin llegar no obstante al nivel de ternura de la Yamaha, algo que resulta bastante complicado. Habida cuenta del precio al que se comercializan estas seiscientos, 7.679 euros la Honda y 7.949 euros la Yamaha, es más adecuado aquí que nunca el dicho ese de que no se puede pedir peras al olmo. Es decir, siendo motocicletas económicas, no ha de extrañarnos que en cuanto a parte ciclo vengan con lo justo y poco más. De todos modos no hay que desilusionarse, porque si bien suspensiones, frenos y chasis son básicos, muy sencillos, el comportamiento en carretera está a la altura de lo que se podría esperar de ellas. La horquilla es convencional en las dos, con barras de 41 milímetros de diámetro en una y otra, y sólo la Honda ofrece la posibilidad de regular la precarga de muelle. No hay más. El tarado es más bien blando, más en la Honda que en la Yamaha, si bien en aquélla es posible modificar su dureza. Prima el confort por delante del carácter deportivo, si bien en carretera el aplomo es correcto al cargar buena parte del peso del conjunto en el tren delantero. Aquí pudimos comprobar que la Yamaha pisa con más firmeza, sobre todo en las curvas rápidas y sin el asfalto en las mejores condiciones; la Honda tiende a flanear si apretamos y desviarse mínimamente de la trayectoria. Y es que la XJ6 Diversion F es más, llamémoslo así, deportiva. Resulta más rápida entrando en la curva y cambiando de dirección, y conserva la trayectoria sin dificultad (la CBF 600 S, de mayores dimensiones en todo, suele salir más abierta de los virajes más cerrados). En temas de frenada tampoco destacan… a simple vista. Puede que con pinzas convencionales de dos pistones y discos de diámetro moderado no se augure a priori una frenada demasiado eficiente, aunque luego el resultado va por otros derroteros. Además, lo Honda ofrece la opción del C-ABS (8.299 euros), es decir, frenada combinada y antibloqueo; el C-ABS incorpora pinzas delanteras de tres pistones, utilizando los dos centrales tan sólo al frenar de detrás. Y la verdad es que el resultado es muy bueno: la frenada es segura, con tacto y eficiente. La Yamaha también ofrece el ABS opcional, pero sin frenada combinada (8.799 euros). En cualquier caso, quizás el tacto no es tan bueno como el de la Honda, pero el mordiente sí es mayor, frenando con firmeza a la mínima insinuación desde la maneta. La XJ6 Diversion F vuelve a resultar aquí otra vez más deportiva. Algo a mejorar en ambas, algo que no acabó de convencernos del todo, fue el funcionamiento del amortiguador trasero. Anclado directamente al basculante, un sistema progresivo de bieletas no le habría venido nada mal a ninguna de ellas, puesto que el actual las hace seca de reacciones en el tren posterior, poco progresivas –valga la redundancia- y, así, poco precisas en según qué circunstancias. Siete días, una moto La polivalencia es lo que mejor caracteriza estas dos motocicletas. Tanto puedes utilizarlas para tus desplazamientos diarios –durante los cuales gozarás tanto de una buena manejabilidad como de un elevado nivel de confort- como para perderte por una montaña una mañana de domingo… o por Europa un mes de agosto. Son cómodas, ya sea solo, ya sea acompañado, y el coste de adquisición, mantenimiento, consumos, etc., no son desorbitados. Ya hemos visto con anterioridad cuánto cuestan –con ABS, 8.299 euros la Honda y 8.799 euros la Yamaha-, así que no es necesario pertenecer a ningún selecto club para hacerse con una de ellas. Son motocicletas pensadas para el pueblo: económicas, sencillas y fáciles de conducir. El que quiera ya lo sabe, tiene la oportunidad de afrontar la rutina del día a día con la sensación de que va a emprender un agradable viaje. Así son la CBF 600 S y la XJ6 Diversion F, motocicletas pensadas y diseñadas para tener a todos contentos. Se acabó aquello de seguir soñando con la moto perfecta. Artículo publicado en el número 1822 de la revista Solo Moto Si quieres el número, puedes pedirlo a nuestro departamento de suscripciones

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