Yamaha Tracer 700, la perfecta ‘crossover’ para todo uso

Yamaha Tracer 700, la perfecta ‘crossover’ para todo uso

Ya lleva tiempo entre nosotros y la Yamaha Tracer 700 se ha convertido en una ‘todo uso’ verdaderamente popular, por su tremenda versatilidad: sirve tanto para los desplazamientos urbanos, como para realizar viajes a dúo con equipaje, como para hacer curvas.

Como sabemos, si la Tracer 900 parte de la MT-09, la 700 usa la base de la también muy popular MT-07, con su motor bicilíndrico en paralelo de 689 c.c. con el cigüeñal calado a 270º, es decir, que a la práctica funciona como un motor en V. Rinde unos nada despreciables 75 CV a 9.000 rpm y un par de casi 7 kgm a 6.500 rpm, de manera que siempre está lleno a cualquier régimen y es gran parte de su encanto.

Si la horquilla es la misma que en la naked, la suspensión trasera tiene un mayor recorrido, exactamente de 142 mm; el basculante es también más largo que en la naked, con lo que la distancia entre ejes es también mayor. Con todo ello se gana en estabilidad y en confort. Para esto último también contribuye un manillar más alto que en la MT-07, su cúpula, pequeña pero ajustable con herramientas, su asiento con mayor espumado y las estriberas más bajas. En cuanto a frenos, dos discos de 298 mm con pinzas Sumitomo convencionales de 4 pistones y ABS.

La instrumentación es totalmente digital y tiene todo lo necesario, como indicador de marcha engranada, nivel de gasolina, reloj horario, consumo, etc.

Así va la Yamaha Tracer 700

Las suspensiones tienen un ajuste algo más consistente que en la MT-07, y entre eso y su mayor recorrido, resultan más eficaces, proporcionando mayor estabilidad y leyendo mejor el asfalto.

En cuanto a los frenos, son correctos, con buen tacto y suficiente potencia. El ABS es algo intrusivo en la rueda trasera, algo habitual en motos que no sean de categoría ‘top’.

La primera sensación que se tiene al conducir la Tracer 700 es que te pone las cosas fáciles: es intuitiva, ágil y estable; el motor empuja con ganas desde abajo, pero también tiene una zona alta que permite una conducción claramente deportiva, especialmente si se usan las marchas cortas. Los 7 kgm de par empujan con fuerza en cualquier marcha.

Los viajeros agradecerán que la autonomía sea de unos 350 km, gracias al depósito de 17 l y a su bajo consumo. También que las estriberas para ambos tengan goma, y que opcionalmente se puedan montar maletas y top case, así como una toma de corriente para montar un GPS o cargar el móvil, o una cúpula de mayor tamaño.

El precio está muy ajustado y es de los mejores de su categoría, con 8.299 €. Una moto para todo, que va bien en cualquier medio y a un precio que no se dispara.

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