Yamaha N-Max 125: Pequeño gran Max

Desde su presentación en el pasado mes de junio, el Yamaha N-Max 125 ha ido poco a poco ganando puestos en la lista de ventas de nuestro país, todavía le queda mucho para alcanzar o igualar al Honda PCX 125, su principal rival y dominador de la categoría, pero por las buenas ventas iniciales, ha quedado bastante claro que está en la senda co­rrecta para lograrlo. Posiblemente, dos de las claves para conseguirlo hayan sido, primero, su enorme parecido con el resto de la saga Max de Yamaha, y, segundo, gracias a un estilo con un acertado toque deportivo sin renunciar a la funcionalidad típica de los 125 cc urbanos. Hay que reconocer que el N-Max es un scooter con gracia, puede que no goce de la exclusividad de sus hermanos mayores, pero en el día a día, este pequeño nos obsequia con numerosos argumentos que nos harán la vida mucho más fácil y, por qué no, divertida. Para comenzar, nuestro protagonista de hoy es el modelo más urbano de la familia; al contrario que el resto, es un scooter bastante pequeño, con un tamaño que se muestra ideal para afrontar con garantías de éxito la mayoría de las situaciones de tráfico que podemos en­contrar en las grandes ciudades. Es un scooter muy agradable de conducir, el tacto del gas, los conmutadores, frenos, todo responde de mara­villa, al mismo tiempo, es muy manejable y fácil, como es compacto no pesa mucho y la altura del asiento de solo 765 mm facilita el apoyo de los pies en parado a la inmensa mayoría de los usuarios. Aunque pueda no parecerlo en un primer momento, Yamaha ha logrado dotarlo de una posición bastante cómoda, ya que nos garantiza el espacio necesario para no sentirse muy encajonado y, algo muy positivo, hasta con la posibilidad de estirar las piernas si lo desea­mos. Pero una de las cosas que más gusta es su facilidad para desenvolverse entre el tráfico, su motor, con el original sistema VVA de distribu­ción variable, tiene una arrancada inicial exce­lente, destaca en las salidas de los semáforos y mantiene una capacidad de recuperación muy buena, incluso por encima de los 80 km/h. Esto nos proporciona una capacidad de respuesta excelente y muy necesaria en ciudad, sobre todo, a la hora de salir de situaciones compli­cadas donde se necesitan reacciones rápidas y no una alta velocidad punta. A pesar de todo, el propulsor Blue Core logra una estirada final considerable de 115 km/h, y lo mejor es que llega bastante rápido y sin demasiados esfuer­zos a esta cifra de marcador. Ciertamente no se puede comparar en velocidad ni siquiera al X-Max 125, pero en cuanto a utilización, res­puesta y, sobre todo, consumos (3,3 litros a los 100 km de media), nos ofrece unos resultados similares o, incluso en algunos casos, mejores que los de su compañero de gama.

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Como buen Max, su estilo es de carácter bas­tante deportivo, para ello se basa en un bastidor debidamente reforzado en la parte central (aun sabiendo que por su culpa no podrá gozar de la tan anhelada plataforma plana), que demuestra una rigidez excelente en todas las maniobras. Junto a este, el sistema de amortiguación forma­do por una horquilla convencional de 100 mm y unos amortiguadores de 90 mm detrás dan el callo como se espera de ellos. La horquilla es la que mejor trabaja, es más progresiva tanto en compresión como en extensión y sus reacciones son bastante más suaves y agradables sobre asfalto irregular.

Los amortiguadores tra­seros tienen un tacto más duro, sus reacciones son un poco más bruscas, aunque en ningún momento se las puede tachar de desagradables. De hecho, en conducción por carretera hasta se agradecen, pues ayudan a sujetar el scooter al inclinar y evitan movimientos o balanceos inde­seados del tren posterior en plena curva. El N-Max compagina de maravilla la maniobrabilidad necesaria por ciudad con la estabilidad precisa en vías más rápidas, para ello echa mano de unas llantas de 13 pulgadas que le confieren esta polivalente forma de comportarse, además, están calzadas con unas gomas de buena cali­dad y medidas considerables, de ahí que goce de un paso por curva muy rápido y estable.

Pero si por algo hay que felicitar a los técnicos de la firma japonesa, es por la excelencia alcan­zada en el apartado de frenada. En el aspecto más básico, el par de discos de 230 mm con pinzas de dos pistones demuestran una capa­cidad de parada y dosificación excelentes; el hecho de contar con un disco en cada eje ya es un punto a favor, pero por si con todo ello no hubiera suficiente, el conjunto se ve reforzado por la adopción de un ABS de calidad, que, por su efectividad, no le resta prestaciones en con­diciones normales.

No cabe duda de que el nuevo N-Max 125 es un scooter hecho a medida para destronar al gran dominador de la categoría, el Honda PCX 125. Dejando de lado el toque deportivo de la familia Max, nuestro invitado tiene la calidad y equipamiento necesarios para plantarle cara. Por ejemplo, en lo que respecta a capacidad de carga, posee un cofre para un casco inte­gral bajo el asiento y una guantera que, aunque abierta, es muy capaz. En iluminación, también se apunta a la moda de las luces led delanteras y traseras, mientras que el cuadro de instrumen­tos, totalmente digital, a pesar de su confuso diseño circular, nos sorprende con una valiosa información sobre distintos consumos.

La nota de originalidad la pone incorporando el ABS de serie, que lo convierte en el primer scooter 125 cc urbano en hacerlo por un precio inferior a los 3.000 euros. Está muy claro que Yamaha ha puesto su punto de mira en el PCX 125; de hecho, para que no quede ninguna duda de sus intenciones, hasta le ha puesto el mismo precio de 2.799 euros. Más claro…

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