Yamaha Bolt, primeras impresiones

A pesar de que los jóvenes de hoy en día tienen menor poder adquisitivo y que el número de compradores potenciales de motos se ha visto reducido respecto a la generación de sus padres, Yamaha cree que las cruisers sencillas y de aspecto molón tienen mercado. Y es que los jóvenes de hoy en día rinden culto a lo fetichista y lo realmente auténtico -para sus gustos-, y llevar una moto de estilo es como llevar unas viejas Rayban Wayfarer. Ello les permite encontrarse y reafirmar su personalidad, con un estilo marcadamente retro y stilish, antisistema. Y esta Bolt refuerza este punto, ya que es una moto básica, sencilla, desprovista de cualquier cosa superflua, única. Tal y como comenta Derek Brooks, director de planificación de producto de Yamaha USA, “no quieren seguir una moda, quieren ser ellos mismos”, al tiempo que me enseña montones de fotos de XS 650 customizadas -con motor bicilíndrico en paralelo.

Para el diseño de esta Bolt se partió de la conocida XVS 950 Midnight Star y su motor bicilíndrico en V a 60º  -aire, 8V, SOHC, 942 cc, 85x83 mm-, con modernidades como pistones forjados y camisas con recubrimiento cerámico. Se alimenta a través de un sistema Mikuni de inyección, con un inyector por cilindro. No falta la obligada correa dentada de la transmisión, y el embrague ha sido suavizado en su funcionamiento, para que sus jóvenes pilotos no tengan problemas al accionarlo….

El chasis doble cuna tubular de acero es totalmente nuevo, con la pipa de dirección más alta que en la Midnight Star, con una suspensión trasera de doble amortiguador, sencilla, de corto recorrido pero no demasiado dura, pero sobre todo que enfatiza ese aspecto low & long. La versión R -con dos amortiguadores anodizados en oro, nuevos logos y detalles estéticos extra- tiene un amortiguador con un tarado diferente, pero básicamente es el mismo amortiguador. En cuanto a la horquilla monta una KYB de 41 mm, ajustable, que soporta una llanta de 19 pulgadas -de 16” la trasera-. Para frenar equipa un disco delantero lobulado de 298 mm -igual que el trasero- con pinza de doble pistón. Y no lleva asiento para el pasajero ni reposapiés, pero te los venden si los necesitas…

Pot pot

A nadie escapa que la Bolt parece una Harley-Davidson Iron, desde el chasis hasta el motor, pasando por el depósito o las ingeniosas tapas plásticas sobre los cilindros, que lo acercan a la estética de los motores de Milwaukee. El único punto criticable son las soldaduras a los lados del depósito, en su parte baja, y que algunos cables de la instalación quedan muy a la vista. Se lo muestro a su Project Leader, Ooki Miyakozawa, a quien no parece gustarle el apunte… ¡Vale! La Bolt es una moto por debajo de los 8.000 dólares… Y más detalles cool, como la instrumentación digital, guapa y diferente, o el piloto trasero de diodos led. Sí, hay estilo y personalidad, sin duda.

La moto arranca con un sonido ronco -estridente lo justo-, que sale de su silencioso de escape único, que parece un bazoka. Las vibraciones existen intencionadamente, pero no son molestas.  Me dispongo a visitar San Diego con la guía digital que nos ha entregado la marca; una buena experiencia. Mientras contemplo los graffiti en Chicano Park, o disfruto con los jardines de Presidio, noto que la moto es muy ágil pese a su distancia entre ejes y su lanzamiento chopper. Su motor entrega un buen par motor que te permite olvidarte de la caja de cambios de cinco velocidades y en general es muy agradable de llevar. Su peso de 245 kilos en vacío no es recomendable para un novato, pero hay que pensar que  aun y así es mucho más ligera que una Harley Iron. A pesar de ello, gracias a su bajo asiento -690 mm-, a que el peso está colocado realmente bajo y a un manillar de tubo de anchura y altura razonable, ofrece mucha confianza callejeando.

El embrague es mantequilla -para este tipo de moto- y la frenada es muy buena, por encima de lo que ofrece una custom de este tipo. La suspensión trasera es de muy corto recorrido, por lo que no invita a alejarse demasiado del asfalto en buen estado, pero el ajuste de los hidráulicos ayuda a sufrirlo mejor… En la calurosa San Diego pude comprobar que el calor que desprende el motor llega a tus pantorrillas y que la inyección titubea a bajas vueltas en cuanto la temperatura ambiente sube. En carretera abierta, la Bolt muestra más sus limitaciones, aunque sigue siendo igual de agradable de pilotar. Conduces como en una Sportster, con la misma ergonomía, con la misma limitación en inclinadas, y con un muro de viento a partir de 120 km/h.

¿Quién comprará una Bolt? Nadie que quiera una Sportster, seguro, pero por 8.000 dólares tienes una moto hiperfiable, muy customizable, con un look indiscutible y que es llamativa allá donde vayas. Es una moto cool, fácil de llevar y a buen precio. ¿No te parecen buenos argumentos? Yamaha acaba de anunciar que viene a Europa...

motorcycledaily.com Desde San Diego, EE..UU.-Brian J. Nelson

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