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Y al final… Se fue inevitablemente al suelo

Estas en un semáforo; has salido a rodar un rato en moto con un amigo y aparece esa sensación. Lo comúnmente conocido como venirse arriba. Intentas salir como si fueses el mismísimo Valentino Rossi, pero pronto te das cuenta que ni tú eres el astro italiano, ni tu moto es la M1, ni el escenario donde estás es el circuito de Mugello

De este modo, con la moto ya puesta en vertical desde el primer acelerón posterior al cambio de luz a verde del semáforo, ya no hay vuelta atrás. Tras unos metros de éxito de la maniobra, la cosa se tuerce. En un acto de inspiración, ese último golpe de gas hace que la moto decida tirar hacia atrás a su conductor, yéndose los dos al suelo al momento. Por suerte la velocidad no debería ser demasiado alta, no había nadie alrededor y este motero no cayó al lado del bordillo, lo que hubiera empeorado gravemente las consecuencias. Un cúmulo de casualidades que permiten al conductor accidentado levantarse por su propio pie tras el accidente

Siempre recomendamos la práctica de este tipo de maniobras en circuito. Allí no encontraréis peatones, autobuses, bordillos, señales, asfalto en mal estado, líneas resbaladizas, ni otros conductores temerarios

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