XXXI Auto Retro: Un rato entre amigos en Barcelona

A pesar de ser un evento muy volcado con el coche clásico, como la gran mayoría de los certámenes de este tipo, Auto Retro es una buena ocasión para ver motos antiguas, clásicas y menos clásicas. Sí, los eventos importantes de Auto Retro siempre son los dedicados a los coches, y rara vez hay actos especiales para las dos ruedas. El aniversario del nacimiento de la Montesa Impala, la exposición de las Mymsa o el monográfico Sanglas fueron la ex­cepción de anteriores ediciones.

Este año no hubo nada programado para la moto. Bueno, si no con­tamos la exhibición de trial de Jotagas, no había nada más. Así que tocaba ver los cacharros expuestos y disfrutar con el mercadillo. El Car Corral de la plaza del Universo, como siempre, contó con dece­nas de coches expuestos, pero tan sólo un puñado de nueve motos a la venta. No acaba de despegar. Lo bonito sería ver la plaza entera llena de motos para vender, pero bueno… Hablando de la plaza, este año no hubo estación móvil de ITV, porque el Ministerio de Industria ha cambiado la ley que lo permitía. O sea que ya no se podrán hacer revisiones fuera de los lugares establecidos para ello…

Una vez dentro del pabellón 2, la verdad es que enseguida te das cuenta de que hay dos categorías: los expositores de primer nivel, colocados donde está el suelo con moqueta roja, y los de clase B, en la gran nave de aspecto industrial, donde se agolpan las para­das de mercadillo, de compraventa de motos, los vendedores de productos maravillosos o, simplemente, de chatarra. Las piezas de calidad están sobre la moqueta roja. El resto, ya sabéis dónde… Sí, las motos más caras y preciadas estaban, como siempre, en el stand de HD Motos. Son el mejor exponente de comercio de lujo dedicado a las motos clásicas. Y no hay para menos porque, año tras año, siempre se ven aquí las mejores piezas. Este año sorpren­dieron con una NSU Kettenkrad, un vehículo militar medio moto medio tanque, con rueda delantera y manillar, más un par de orugas posteriores de tanque. Hombre, moto, moto, no era, pero llamaba la atención. También tenían expuestas una BMW R75 con sidecar –la conocida BMW guerra–, una estupenda AJS de motor bicilíndrico en V transversal, una curiosa Munch Mammut TTS 1200 o una Ex­celsior militar. Por no hablar de la maravillosa Indian Power Plus con sidecar o la nutrida colección de BMW boxer de los cincuenta y sesenta. Sólo en este stand ya perdías una hora mirando motos…

En la zona industrial estaban también los de siempre, con una extensa colección de motos nacionales para vender. A mí me gusta ver ese montón de Bultaco Pursang, Montesa Enduro, Ossa Trial, Bultaco Chispa, Vespa, Montesa Crono 350… Yo me quedé anclado en los setenta y ochenta, y ver de nuevo las motos de mi juventud me pone nostálgico. Incluso había una Ossa Copa 250, y enseguida me recordó el II Critérium Solo Moto… Cómo me pasaban en la recta del Jarama…

Paseando entre los stands de piezas pude ver la conocida parada de los franceses, con todo lo relacionado con el sistema eléctrico, el invento del cortador de chapa para acoplar a un taladro –buen invento–, las paradas de pulimentos y demás maravillas, y también la del invento del siglo, MiniBatt, el arrancador de batería de bolsi­llo. Hablando con Iván, el responsable comercial, me comentó que cada vez que arrancaba una moto con un aparato no más grande que un teléfono móvil, la gente alucinaba… ¡Y acto seguido le com­praba dos!

Para los que digan que Auto Retro está a la baja, andan errados. Yo me pasé un par de horas buenas paseando, y me fui a rega­ñadientes porque ya era la hora de la comida familiar, porque si no, me habría quedado más rato aún… Si lo que te gusta es ver muchas motos clásicas, comprar recambios o herramientas raras, saludar a amigos y conocidos de nuestro mundillo y derramar al­guna que otra lagrimilla…, yo de ti no me perdería Auto Retro 2015.

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