Un nuevo proyecto de moto eléctrica: El azote de la proporción áurea

Unas veces por ser demasiado conservador y otras por ser demasiado innovador, la cuestión es que hallar una moto o scooter eléctricos de diseño acertado se torna una tarea imposibleSupongo que estaréis de acuerdo con nosotros viendo la última creación que os traemos hoy a escena. Y sí, lo siento, pero es realmente horrible.

La criatura en cuestión se denomina Johammer J1.150 y es obra del austríaco Johann Hammer Schmid. Es un cruce entre moto y scooter monoplaza, por decir alguna cosa, aunque también podría decirse que es un cruce entre una moto y un electrodoméstico yanqui de los años 50, con aspecto insectoide de bicho de una serie de dibujos animados. Y es que el par de retrovisores parecen dos antenas de insecto, y el par de pequeñas ópticas elipsoidales recuerdan a los ocelos de un hexápodo. Su diseño es ciertamente discutible, muy extraño y para nada convencional, y tendrá más detractores que defensores, seguramente.

Pero si en el diseño es muy chocantetambién lo es en su concepción técnica. Con esto se gana un punto a su favor.

La base es un chasis monocasco de aluminio, pero en este caso es una caja plana a ras del suelo prácticamente. De él cuelgan un basculante delantero y otro trasero, aunque, en este caso, monobrazo. La suspensión delantera es alternativa, formada por un basculante articulado de doble brazo y un sistema de dirección ubicado en el cubo de la enorme llanta lenticular delantera –es un sistema parecido al de la Bimota Tesi o de las Vyrus–. El par de amortiguadores anterior y posterior funcionan a tracción y están colocados horizontales, encajados dentro del chasis monocasco. Innovador, sin duda.

Para moverse usa un motor eléctrico de 11 kW de imanes permanentes ubicado en el cubo de la rueda posterior, que se alimenta de un pack de baterías de iones de litio encajado encima del chasis monocasco, recordemos, plano y a ras del suelo. Con todo este montaje, el centro de gravedad está realmente bajo, a tan sólo 35 cm del suelo.

La carrocería es plástica y de superficie ondulada, un estilo que recuerda al de las viejas furgonetas Citroën de los 60 y 70. El conjunto queda rematado por un par de ópticas elipsoidales y dos retrovisores redondos que incorporan luces de posición. Pero esto no es todo, porque en el par de espejos se ha colocado la instrumentación, una pequeña pantalla digital de 2,4”; y en el brazo de los espejos se anclan los semimanillares.

Se comercializa en dos versiones: la J1.150 de 23.000 euros, con batería de 8,3 kW, de 150 km de autonomía, 120 km/h de velocidad punta y una aceleración de 0-100 km/h en 8 segundos, y la J1.200 –de 25.000 euros–, con batería de 12,7 kW, que alcanza los 200 km de autonomía, 120 km/h de punta y la misma aceleración que la J1.120.

Si te atreves con ella, ya está a la venta, pero te la tendrás que traer desde Bad Leonfelden, Austria, porque aquí no tienen distribuidor.

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