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Triumph Thruxton Ace: Puro Café

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Triumph ha querido rendir homenaje al bar motero más popular del Reino Unido, el Ace Café de Londres, con una versión especial limitada a solamente 1.500 unidades de su popular café racer, la Thruxton. Así que, asociándose con el conocido bar londinense, ha realizado esta bella Ace Special Edition, una moto que habría hecho feliz a cualquiera de los protagonistas del Joe Bar Team.
Recordemos que la Thruxton usa la misma base mecánica que la Bonneville o la Scrambler, aunque adaptada a la filosofía café racer, más deportiva que en las otras dos. Así, la posición de conducción varía, con unas estriberas que suben y retrasan respecto a la Bonneville, y un manillar más bajo y estrecho.
La instrumentación, cómo no, la componen dos clásicos relojes con el tacómetro y el velocímetro. En este hay una pequeña pantalla con el odómetro, dos parciales y un reloj horario. Hay también seis pequeños testigos de alerta.
Ambas manetas son regulables en distancia; el mando de embrague es por cable y los retrovisores están situados en los extremos del manillar, donde potencian su imagen de café racer. Las suspensiones son más firmes que en la Bonneville y se puede ajustar la precarga tanto en la horquilla como en la pareja de amortiguadores traseros. Los dos escapes, tipo megáfono Lafranconi de los de antes, emiten un petardeo que, aunque discreto, es deportivo.
Y para terminar el apartado técnico, el motor es el conocido twin en paralelo y refrigerado por aire de 8V, que tiene una apariencia clásica, pero que en realidad esconde un motor moderno: incluso la inyección electrónica está camuflada bajo la apariencia de un par de carburadores, que incluyen un tirador de starter (que realmente ejerce como tal). Los dos cilindros funcionan al unísono, con el cigüeñal calado a 360º, y se comportan como si fueran dos monocilíndricos juntos, pero que, contrariamente a los mono, funcionan con una suavidad increíble: el secreto es que cuenta no con uno, sino con dos ejes de equilibrado.
Una clásica muy atractiva
Cuando bajé al parking de Solo Moto y saqué la Triumph de la abigarrada plaza, llena de motos, la contemplé durante un buen rato antes de ponerla en marcha… ¡Qué bonita es! Si te gustan las clásicas, no podrás dejar de admirar esta Thruxton Ace. La decoración está realmente conseguida y vale la pena pagar los 400 y pico de euros de más que vale respecto a la Thruxton básica, amén de que serás poseedor de una edición limitada, que siempre tendrá una valoración superior. Mirando todos los detalles, descubrimos desde bellos megáfonos deportivos hasta las llantas de radios (de 18” y 17” delante y detrás, respectivamente); los intermitentes tipo bullet; los retrovisores cromados, situados en los extremos del manillar; el bello colín café racer; los brillantes colectores… todo está muy cuidado y no se ha dejado nada al azar. De hecho, en las parrillas que se forman en cada semáforo no eran pocas las cabezas que se volvían hacia la Triumph, y durante la sesión de fotos que realizamos en la ciudad, fuimos consultados varias veces por curiosos que querían saber detalles de la nueva Thruxton.
Hablando del periplo que realizamos en ciudad, la posición más deportiva de la Thruxton le quita algo de la exquisitez que tiene la Bonneville, pero sin exagerar, y seguro que a cualquiera de los integrantes del Joe Bar Team eso le importaría un bledo. El manillar, con sus puntas cerradas, le quita buena parte del radio de giro y limita algo de la agilidad urbana, siempre hablando de compararla con la superversátil Bonnie; respecto a hiperdeportivas modernas, la Thruxton sería como un maxiscooter…
El cambio es suave y preciso y el twin, como ya hemos comentado, es una delicia de suavidad y entrega uniforme. El pomo del starter, situado en la inyección con aspecto de carburadores, funciona realmente, es decir que es manual y no automático, como estamos habituados hace ya años. Cuando arrancamos en frío, especialmente ahora en invierno, si tiramos del pomo, el motor arrancará revolucionado, y luego deberemos quitar poco a poco starter a medida que vaya adquiriendo temperatura. Al empezar a moverse es ligeramente imprecisa de dirección en los primeros metros, fruto tanto de que vamos sentados muy atrás como de su estrecho manillar de puntas cerradas, pero esto sólo dura los primeros metros, luego es impecable.
A pesar de su deportivo aspecto, el asiento es cómodo y el acompañante tampoco irá sufriendo, tras retirar –eso sí– la tapa de colín que cubre el espacio para el pasajero. Puestos a buscar alguna pega, el hecho de que tenga el contacto al lado izquierdo del faro queda muy bien en el aspecto retro pero obliga a tener el bloqueo de la dirección con otra llave, y además es engorroso de utilizar. Hay que encontrarle el truco para conseguir bloquear la dirección cuando aparcamos.
Deportiva clásica
El bicilíndrico de la Thruxton rinde 68 CV a 7.400 rpm. Esta es una cifra que hoy en día no impresiona a nadie –excepto a usuarios de A2 o de algunas custom–, pero esos CV son capaces de mover los 214 kg en seco de la Triumph con suficiente alegría como para proporcionar momentos de diversión.
Las llantas de radios no son especialmente ligeras, y la delantera de 18” y unos neumáticos de perfiles altos –para lo que estamos habituados– no dan esa inmediatez a la que estamos habituados a la hora de inclinar. Comparada con la Bonneville estándar –que tiene llantas de aleación de 17” y neumáticos de perfil más bajo–, esta es claramente más ágil a la hora de inclinar o de entrar en curva (lo mismo sucede cuando se pasa de una Bonnie estándar a una T100), pero a la Thruxton le puedes pillar el truco rápidamente. En nuestra ruta por carreteras de montaña cercanas a Barcelona, el frío extremo reinante estos días nos impidió disfrutar a tope de las cualidades deportivas de la Ace. El asfalto estaba tan frío, que los neumáticos no conseguían alcanzar una correcta temperatura de trabajo. Al pasar de ciertos grados de inclinación, podía notar perfectamente que si tumbaba un poco más, acabaría por el suelo, ¡qué mal rollo! Además, para integrarme más con la Thruxton y sentirme como uno de los miembros del Joe Bar Team, iba con un casco jet y gafas… ¡Dios, qué frío! Se me congelaban tanto la cara como las pocas neuronas que me quedan.
Sí me dio tiempo a comprobar que la Triumph es muy estable, tanto en recta como en curva. El avance de la dirección (97 mm) es más corto que en la Bonneville (106 mm), con lo que no es necesario anticipar la entrada en curva. Una vez realizado el gesto y debido a lo comentado anteriormente con el tema de las ruedas y manillar, es cierto que requiere algo más de decisión a la hora de inclinarla, pero para hacerte con ella, necesitas tan sólo tres curvas: a la cuarta sabes perfectamente cómo divertirte con la Ace.
Las suspensiones están bien ajustadas. No son tan tremendamente blandas como en la confortable Bonneville, pero ni mucho menos son incómodas, e incluso habrá quien prefiera apretar un poco sus precargas de muelle si es que se va a utilizar en carretas rápidas de buen asfalto. En todo caso, es cuestión de gustos y algo que cada uno podrá ajustar a sus preferencias.
En el apartado frenos, el único disco delantero –con una pinza de dos pistones– puede parecer un tanto justo, pero cumple perfectamente y, usando ambos frenos a la vez, frenamos donde queremos hacerlo. El motor empuja de manera uniforme en todas sus marchas desde muy pocas vueltas, lo que facilita las recuperaciones, y la ausencia de vibraciones es prácticamente total. Es capaz de moverse desde sólo 2.000 rpm en 6ª, una maravilla.
Si una Triumph Thruxton ya es una moto muy particular, la versión Ace todavía la hace más exclusiva. Saber que en España no habrá más de 60 Ace rodando y que en todo el mundo solamente existirán 1.500 unidades le da un valor añadido, mucho más allá de los 445 euros que vale de más sobre la versión básica. Además, es realmente bonita.
El motor es una delicia de suavidad y uniformidad, el comportamiento del chasis es muy noble y los acabados son más que decentes. Si te sientes uno de los miembros del Joe Bar Team o, simplemente, eres un amante de las clásicas, pero no quieres tener ningún tipo de problemas, entonces la Thruxton Ace podría colmar tus deseos.
Para más información consulta la ficha técnica de la Triumph Thruxton Ace.
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