Top 10 rincones emblemáticos de España para conocer con un scooter

Top 10 rincones emblemáticos de España para conocer con un scooter

Dos BMW C400, cuatro ciudades, dos invitados en cada una de ellas. El #BMWC400COMMUTERTOUR ha sido una semana muy especial, nos deja mucho más que cifras: pudimos disfrutar junto a nuestros anfitriones locales de una jornada muy divertida en cada una de las cuatro capitales.

La acción en sí consistía en desplazarnos a cada una de las cuatro ciudades, donde convocaríamos a los dos ganadores de cada plaza en un concesionario oficial BMW Motorrad (en la sede de BMW Ibérica en el caso de Madrid). Allí se les haría entrega de los BMW C 400 X y C 400 GT con los que disfrutaríamos de una jornada contemplando rincones de sus propias ciudades que ellos mismos nos habían sugerido con anterioridad, los puntos obligatorios de visita para cualquiera que quisiera aprovechar una jornada en Madrid, Málaga, Valencia o Barcelona sin haber conocido previamente cualquiera de estas ciudades. Y disfrutando, obviamente, de la gastronomía típica del lugar.

El caso es que en cuatro ciudades muy distintas, en manos de ocho personas también muy diferentes entre sí, configuraban un panorama en el que había muchos puntos de vista y condicionantes bajo los que juzgar el comportamiento, la practicidad y la facilidad de manejo de los C 400. ¿Quieres saber cómo fue cada una de las cuatro jornadas? Pues aquí os lo mostramos.

Rincones para conocer en scooter en Madrid

La primera jornada del #BMWC400COMMUTERTOUR tuvo lugar en Madrid. Convocamos a primera hora en la sede de BMW Ibérica, ubicada en la carretera de Burgos, a Francisco Javier Tuñón y Andrés Somolinos, los dos ganadores de la capital, quienes recibían instrucciones acerca del funcionamiento de los BMW C 400 X y C 400 GT por parte del staff de Solo Moto antes de ponernos en marcha.

Primera parada: los emblemáticos rascacielos de Cuatro Torres Business Área, los cuatro edificios más altos del país. Pero antes, ya de camino, podrían comenzar a vislumbrar las bondades de los C 400 a la hora de moverse entre coches.

Con las majestuosas torres de fondo, nuestros invitados nos empezaron a hacer comentarios sobre ambos modelos. A Andrés le había empezado a enamorar el sistema Connected Ride de pantalla TFT de alto contraste, en la que se puede encontrar una enorme cantidad de información sobre el scooter y sobre los trayectos realizados, o bien optar por una versión más simplificada para no tener que pensar más que en controlar los posibles excesos de velocidad, por ejemplo.

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Javier, por su parte, nos comentaba entonces que le gustaba la posición de conducción del C 400 X que había estado conduciendo hasta ese momento. El caso es que tanto los dos invitados como el staff decidimos ponernos de acuerdo de inmediato en que era muy buena hora para desayunar un típico pincho de tortilla en una de las clásicas cafeterías de Madrid.

Tras el alto, nos dirigimos al Paseo de La Castellana, a Plaza de Castilla, a Colón, a Gran Vía… Nos movíamos entre Chamartín y Salamanca, y pese a lo concurrido de un día laborable combinado con el regreso del turismo veraniego a la capital, los C se desenvolvían como pez en el agua en los pequeños o grandes atascos que nos íbamos encontrando. Javier nos destacaba que le gustó la manera de frenar y moverse entre coches de los C400, mientras que Andrés nos señalaba que aceleran muy bien al arrancar desde los semáforos una vez cambian de color.

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Pero no todo iba a ser visitar el centro histórico de Madrid: nuestros invitados no quisieron desaprovechar la oportunidad de probar los C 400 fuera de la ciudad. Así pues, tras ir de nuevo a buscar las vías rápidas de circunvalación, nos desplazamos hacia El Pardo. Llegó así el momento del desahogo, y ambos deciden exprimir un poco el motor de los C en la revirada carretera, con muy buen asfalto, que lleva hasta la población en sí.

Momento de hacer un pequeño alto en el Cristo de El Pardo, que es como se conoce al convento construido entre los años 1638 y 1650 por orden expresa de Felipe III. Mientras Lluís Llurba, nuestro fotógrafo, se empeñaba en colocar ambos scooters en el ángulo que más le convencía para combinar con las vistas del convento, seguimos charlando con nuestros amigos.

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Ambos destacaron lo bien que se habían portado entre curvas cada uno de los dos modelos, que intercambiaron a la hora de regresar por las mismas carreteras, para poder comparar así sus respectivos comportamientos. La frenada también les convenció, y llegaron incluso a apreciar el buen hacer del control de tracción sobre un par de puntos bañados por gravilla… ¡Genial!

Volvimos finalmente a la ciudad: hora de comer y, como en el #BMWC400COMMUTERTOUR queríamos dar a conocer cosas típicas -que no tópicos- de cada una de las cuatro ciudades en los que tuvo lugar, tocaba buscar gastronomía representativa. Demasiado calor para pensar en cocido o asados, pero si de algo hay una infinita oferta en Madrid es de lugares donde tomar unas tapas o raciones excelentes. Así fue...

Tras ese receso, tocaba una última sesión de vídeos y fotos, la que cerró la jornada, pero no sin antes completar un último trayecto hasta la sede de BMW, donde nuestros amigos devolvieron sus scooters de mala gana… ¡Hubieran querido más!

Rincones para conocer en scooter en Málaga

El #BMWC400COMMUTERTOUR dejó atrás Madrid con destino a Málaga, ciudad que ha albergaría la segunda etapa. A primera hora nos reunimos con el personal de Automotor Premium, cuyo staff nos recibía con muchas ganas de ayudarnos a la hora de organizar el evento. Unos minutos después llegaron Juan Moreno y David Núñez, los afortunados participantes que resultaron ganadores de la acción.

Tras unos minutos de presentaciones, se nos hacía entrega de unas unidades de C 400 X y C 400 GT con las que nos íbamos a mover por la ciudad a lo largo de toda jornada. Fotos de entrega de rigor tras pequeño briefing, y hora de ponernos en marcha hacia el frente marítimo de Málaga, con una luz radiante y un cielo azul intenso que nos anunciaban lo que es es el verano del sur del Mediterráneo.

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Así pues, comenzamos a cruzar Málaga por sus avenidas desde Ortega y Gasset 339, una de las dos sedes de Automotor en la capital. Nuestros invitados empezaban así a tomar contacto con los C 400. Juan, amante de los scooters clásicos, empezó el trayecto con el X, y en los primeros semáforos ya nos dijo que le gustaba mucho su compacidad, y lo bien que callejea entre coches. Por su parte, David, quien lleva muchos kilómetros a cuesta con motos de corte trail, empezó enseguida a valorar el confort de marcha del GT.

El caso es que, de semáforo en semáforo, nos íbamos acercando al frente litoral malagueño para hacer un alto en el Centro Pompidou, con su mítica construcción, El Cubo, un gran bloque multicolor junto al puerto que ejerce de bello reclamo para este centro cultural y que fue inaugurado en 2015.

El sol reinaba mientras nos movíamos por toda la zona portuaria. En esos momentos el tráfico era ya más denso, y ahí comprobaron de primera mano que ambos C 400 son modelos que no desprenden calor desde sus motores hacia arriba, algo muy importante a la hora de callejear en verano por el sur.

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Llegamos a un punto emblemático de la capital malagueña: La Farola. Un faro que se inauguró en 1817, en una época en la que sus inmediaciones no habían crecido aún a base de ganar terreno al mar, con lo que era de vital importancia para delimitar el litoral costero a la navegación. Hoy en día es un emblema que da inicio a un bellísimo paseo marítimo que se ha quedado con su nombre, el paseo de la Farola.

Hora de movernos hacia las playas, llegamos a El Balneario, ubicado en los Baños del Carmen. Un restaurante con terrazas al pie de la misma playa, construido sobre un antiguo balneario marino que databa de principios del siglo XX. A los C 400 les sentó muy bien el sol malagueño, como podéis ver en las fotos que allí pudimos realizar… Juan nos comentaba que suele realizar trayectos urbanos a diario, y que la mayor compacidad del 400 y su pantalla, algo más escueta y baja, le gustaban más para ello.

David se había enamorado del confort del GT y nos hizo hincapié en la zona del asiento, con un respaldo lumbar muy confortable, y en la posibilidad de conducir dejando las piernas en muy distintas posiciones, lo que permite encontrar la postura ideal para cada uno y aguantar muchas horas de conducción sin que melle el cansancio.

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Hora de alejarnos un poco del tráfico urbano, a sentir aceleraciones y recibir un poco de aire fresco, que hacer fotos en pleno verano con equipamiento puesto es duro… Unos cuantos kilómetros por las circunvalaciones de Málaga para ver el aplomo a alta velocidad, y decidimos subir al mirador de Gibralfaro, ubicado justo al inicio del recinto del Parador y un poco antes del Castillo de Gibralfaro, y que ofrece unas impresionantes vistas de la ciudad y de todo su frente marítimo. Las curvas que preceden a la visita nos sirvieron para poner a prueba la parte ciclo y la aceleración de los C 400. David y Juan sonreían, estaba claro que les estaban convenciendo...

Incluso pudieron comprobar las bondades del ABS y del control de tracción en algún punto con asfalto más sucio o gastado. Llegaba la hora de pensar en comer: habíamos planteado ir a uno de los restaurantes de la playa, pero Juan tomó las riendas como anfitrión local y nos dirigió a un restaurante de esos que no están en guías de turismo, sino de los que tienes que conocer de la mano de algún local.

Nos desplazamos a la zona conocida como La Araña, donde Antonio Moreno, el dueño, nos ofreció una mesa en su terraza-balcón sobre la playa, así como unas extraordinarias sardinas al espeto -como no podía ser de otro modo en Málaga-, entre otras bondades de su mar.

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Hora de volver a Automotor… Mientras regresábamos, vimos que los C 400 se movían con gran estabilidad y con buen aplomo, además de con una gran facilidad para cambiar de carril, algo que hacen mucho mejor que los megascooters de mayor tamaño, pero con equivalente confort de marcha y protección aerodinámica, especialmente en el caso del GT.

Tocaba finalizar la jornada, entregar los BMW C 400 al staff del concesionario y comentar qué nos ha gustado más y qué menos de ellos. Y la conclusión estaba clara: lo único que no resultó de provecho durante todo el caluroso día fue la posibilidad de accionar los calentadores de puños y asiento… Nos despedimos de Juan y David, con la sensación de haber encontrado dos buenos amigos en Málaga, y partimos rumbo a Valencia para seguir con el #BMWC400COMMUTERTOUR.

Rincones para conocer en scooter en  Valencia

Nos trasladamos hasta Valencia para seguir con el tour: en esta ocasión convocamos a Mara Járrega y a Pepe Palmero, nuestros invitados, en Dos Rodes, concesionario de BMW Motorrad en la capital del Turia. Allí nos recibió su equipo, con Fernando Martínez al frente, y se explicó a nuestros invitados cuáles son las principales diferencias entre las versiones X y GT de los C 400, así como cuáles son los pasos a llevar a cabo para controlar los menús del sistema Connected Ride, por ejemplo.

Nos pusimos en marcha con destino a la primera parada del día para realizar algunas tomas de fotografía y vídeo: la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Pero antes de llegar nos detuvimos en el paseo de la Albereda. Allí posaron nuestras C 400, así como nuestros invitados, junto a la estatua del piano metálico que allí descansa, junta a otras sorprendentes muestras de arte hechas con hierro, obra del escultor Lucas Carrión (más conocido como Lucas Karrvaz, su nombre artístico).

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Llegamos al monumental conjunto de la Ciudad de las Artes y las Ciencias cruzando el famoso puente de Santiago Calatrava, denominado Pont de L’Assut de L’Or; un puente atirantado que cruza los bellísimos jardines del Turia. Tras él, a costado y costado, encontramos edificios o zonas emblemáticas como el Hemisfèric, el Jardín de Astronomía, el llamado Umbracle… Entre tanta modernidad se integraron a la perfección las líneas de los C 400 X y GT, que no perdieron su oportunidad de circular y de posar entre tan monumental conjunto.

El edificio del Ágora, situado al otro costado del puente, también fue escenario para las imágenes que pudimos llevarnos mientras nuestros invitados circulaban con los C 400. Sus tonos azulados son fascinantes en un día soleado. De ahí seguimos por avenidas de la capital valenciana hasta llegar a la zona del puerto. Mara nos comentaba que se estaba sorprendiendo de la facilidad con la que llegaba al suelo en el C 400 X que venía conduciendo: en la zona de la plataforma hay un rebaje que sirve para que el arco que describen las piernas al apoyar en el suelo sea lo más cerrado posible. Y eso es algo, junto a las formas afiladas de la parte frontal del asiento, que da mucha confianza a quienes no tengan las piernas demasiado largas.

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Por su parte, Pepe se mostraba entusiasmado con el tacto general del GT, y de su confort de marcha. Ambos nos recalcaron también que les estaban pareciendo más ágiles de lo que esperaban. Así, movernos entre coches en el tráfico de alrededor del puerto, algo denso, no fue obstáculo alguno.

En la zona de las atarazanas de la zona del puerto conocida como La Marina pudimos dejar los C 400 tomar el sol junto al mar, con vistas a los tinglados o a los terminales. De ahí, como no podía ser de otro modo en una matinal que debía mostrar emblemas de la ciudad a los que llegar con los scooters bávaros, nos fuimos a las playas del Paseo Marítimo.

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Deambulamos antes por los Jardines de Neptuno, que proporcionan sombra y frescor en la cara posterior de los hoteles y restaurantes que van desde ahí hasta la emblemática Malvarrosa. En uno de ellos disfrutamos, cómo no, de una paella valenciana y otra del «senyoret». Imprescindibles en cualquier visita a Valencia, por supuesto.

Tras la comida, durante la cual Mara nos comentó también que le encantaron tanto la aceleración como la frenada de ambas versiones, fue cuando Pepe nos dijo que le encantaban el confort aerodinámico y la ergonomía del GT.

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Tocaba regresar a Dos Rodes: cruzamos toda la ciudad y descubrimos que no hay mejor modo de llegar de una punta a la otra de Valencia que haciéndolo a lomos de estos dos scooters de cilindrada media, ya que se mueven tan bien entre coches como lo haría un 125, pero con el reprís, el aplomo y la capacidad de frenada de un maxi. Aúnan las ventajas de uno y otro mundo, sin acarrear sus respectivos inconvenientes, ¡genial!

Nos despedimos del personal de Dues Rodes tras entregar los C 400 en su establecimiento. Mara y Pepe, Pepe y Mara, los devolvieron con mucha pena. Es un fenómeno que nos empezaba a parecer más que conocido tras haber visto lo mismo anteriormente en Madrid y Málaga al culminar las dos anteriores jornadas del #BMWC400COMMUTERTOUR. ¡Ahora a Barcelona, a por la última etapa!

Rincones para conocer en scooter en Barcelona

La última jornada del tour que realizamos con los C 400 X y GT tuvo lugar en Barcelona. BMW Barcelona Premium Gran Vía fue el punto de convocatoria para Alicia Viladomiu y César García, quienes se personaron a primera hora para realizar los primeros trámites y recibir unas breves explicaciones sobre el funcionamiento de ambos modelos. Una vez supieron utilizar el mando giratorio o el sistema de llave remota, por citar solo un par de los avances tecnológicos de los que disponen los C 400, nos pusimos en marcha en una calurosa mañana de los inicios del mes de julio.

Primera parada: el Montjuïc olímpico. La emblemática montaña barcelonesa, uno de los accidentes geográficos que acotan la ciudad encajonándola contra el Mediterráneo, está plagada de puntos de obligada visita. Algunos de ellos son los que componen la zona compuesta por buena parte de las instalaciones que acogieron los JJOO de 1992, con el Estadi Olímpic como mayor de los emblemas. Quisimos visitar toda la zona con nuestros C400, aprovechando que era viernes por la mañana y no había aún exceso de autocares de visitantes, algo muy frecuente en los días festivos.

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Siguiendo en la montaña, otro punto especialmente destacable es Miramar, el mirador con vistas a la zona del puerto… y a casi toda la ciudad, de hecho. Los scooters no quisieron perder la ocasión de ser fotografiados con el mar de fondo. Algo que también hicieron cuando nos desplazamos con ellos, a través de la bajada de Miramar, hasta el mismo puerto. Cruzamos el puente que lleva hasta el nuevo Rompeolas, y el verano se acabó de apoderar de todos nosotros.

De ahí, a otra zona convertida en todo un icono barcelonés: el Paseo Marítimo, donde Alicia y César pudieron hacer un alto a contemplar, entre otros muchos elementos destacables de la línea de playas barcelonesas, el Pez de Frank Gehry. Una escultura de cobre de 35 x 54 metros que impresiona cuando te paras a contemplarla con detalle, y que es objeto habitual de deseo de las cámaras de todo visitante de la Ciudad Condal.

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Siguiente parada: la Barcelona modernista. Serpenteamos entre avenidas que nos llevan a la mitad norte de la ciudad, y nuestros amigos nos destacaron que apreciaban mucho la buena aceleración de los C saliendo de los semáforos, o la recuperación al buscar ganar velocidad tras tener que cortar. También nos hicieron hincapié en lo bueno de su frenada, potente y segura, con un ABS que salta solo cuando toca, y de manera casi imperceptible. El caso es que llegamos a dos puntos mágicos de la Barcelona modernista…

El primero de ellos: el Hospital de la Santa Creu y Sant Pau. Un recinto espectacular que fue proyectado por el arquitecto Lluís Domènech i Montaner, y construido en dos fases: la primera a su cargo (1902-1913), y la segunda a cargo de su hijo (1920-1914). Consta de diversos pabellones modernistas a cuál más bello y cargado de detalles. Los C pudieron aportar su nota de color a la fachada de la entrada principal del recinto, nombrado Patrimonio de la Humanidad en 1997.

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De ahí al que para muchos sea el principal reclamo de la ciudad, pese a ser una obra inacabada: el templo de la Sagrada Familia, de Antoni Gaudí. Poco se puede escribir sobre el mismo que no se haya dicho ya. Pero seguro que no has visto antes una imagen como esta, con los dos scooters de BMW posando a sus pies… El templo vio comenzar su construcción en 1882, y sigue en construcción. Cuando finalice el proyecto, en manos desde hace años de diversos arquitectos de prestigio, su torre más alta alcanzará los 172,5 metros de altura.

Calles célebres y plagadas de edificios modernistas, como la Rambla de Catalunya o el Paseo de Gràcia, también fueron escenario de los trayectos cubiertos por nuestros invitados con los C 400 X y GT. Entre semáforo y semáforo, Alicia nos destacó que le encantaba la forma de la plataforma reposapiés en su mitad posterior, donde cuenta con una espacie de rebaje para que las piernas no tengan que separarse en exceso a la hora de detenernos, y llegar así al suelo con mayor fuerza en los pies. Uno de esos detalles que te hacen la vida fácil y sobre los que uno se pregunta el porqué de que no todos los demás modelos del mercado cuenten con ello.

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Mientras tanto. César destacaba que el tacto y el confort del C 400 GT le recordaron poderosamente a los de su scooter particular, un C 650 GT, lo cual es mucho decir. Pero también nos comentó que le parece que el 400 es mucho más ágil, ligero, y con un reparto de pesos más acertado, lo que le da mucha agilidad. ¡Hemos contado con unos probadores invitados muy sensibles y exigentes!

Antes de desplazarnos a Ciutat Vella para degustar exquisiteces de la cocina mediterránea, bajamos por la avenida del Arc de Triomf e hicimos escala en el Born. Un barrio mítico con mucha solera y que ahora es cuna del ambiente nocturno y gastronómico. Luego tocó regresar al concesionario para devolver los scooters, y por cuarta jornada consecutiva vimos caras de pena en los invitados del día…

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La visita a Barcelona cerraba un tour por cuatro capitales en el que ocho afortunados participantes pudieron ejercer de anfitriones de sus respectivas ciudades al tiempo que disfrutaban de los C 400 X y GT. Ahora tenemos nuevos amigos en Madrid, Málaga, Valencia y Barcelona. Y, sin temor a equivocarnos, podemos decir que ha habido más de un flechazo entre ellos y los scooters, bien sea con el más urbano y deportivo, -el X-, o con con el más lujoso y confortable -el GT-. ¿Tú cuál escogerías?

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