Titanes del enduro

Un ritmo frenético, casi infernal, llevó a Taddy Blazusiak a coronar en primera posición la Hell’s Peak, el colofón final, la última escalada a una prueba extenuante que, a pesar del respiro que concedió la meteorología en esta ocasión, sólo consiguieron finalizar ¡ocho pilotos!.

No llovió, tampoco nevó... pero la Hell’s Gate no necesita de las inclemencias del tiempo para ser una de las pruebas más duras del planeta. Su nombre la define, “la Puerta del Infierno”. Y su creador, el ex piloto Fabio Fasola la resume sin demasiados tapujos: “Digamos que me gusta hacer sufrir, aunque siempre con coherencia y siendo correcto para con los pilotos, quizás ésta sea la mejor manera de establecer una verdadera clasificación entre ellos”. Forjado en el enduro, amante e impulsor de la “fuoristrada” italiana, Fasola puso en marcha hace cinco años la Hell’s Gate, una prueba a camino entre el enduro de antaño y la espectacularidad de las carreras extremas que con tanto entusiasmo han ido apareciendo en la última década.

Adeptos no le faltan, la lista de faquires del off road va en aumento año tras año. A pilotos como Taddy Blazusiak -el ganador de esta quinta edición-, o los colosos David Knight y Cyril Despres, verdaderos especialistas, se han unido incondicionales del trial como Graham Jarvis, jóvenes sufridores del enduro como Tom Sagar y Paul Bolton, o viejos lobos del enduro italiano como Mario Rinaldi, Alessandro Botturi o su compatriota Simone Albergoni. Incluso desde España, Melcior Faja y Marcel Albós, se armaron de valor para cruzar territorio galo y estar presentes en una prueba no apta para quejicas. El freestyler Mike Metzger fue el último en sumarse a la fiesta, el norteamericano cruzó el charco para tomar parte en una prueba sin igual. “Todo en esta prueba es increíble, es una experiencia que recordaré el resto de mi vida. Hasta la próxima ocasión”, bromeó el “abuelo del backflip”.

El castigo es democrático en la Hell’s Gate, quien más y quien menos, todo el mundo sufre por igual en una interminable jornada sorteando obstáculos que cortarían el hipo a la mayoría de los mortales que practican el enduro.

“Buongiorno!”

Podría empezar a las nueve, a las diez o las once... Sí, ¿pero qué mejor manera de iniciar una tortura que a las siete de la mañana cuando aún es de noche y la brisa es más gélida?. El escenario de la Hell’s Gate, el resort transalpino de “Il Ciocco”, en pleno corazón de la Toscana, quizás origine algunas dudas sobre la verdadera dureza de la prueba, aunque estas pronto se disipan con unos buenos días difíciles de digerir.

El primer “aperitivo” de la jornada consta de cuatro vueltas a un trazado en línea, enduro “clásico y tradicional”, según Fasola. Cinco horas sin respiro por la montaña en un bosque laberíntico, repleto de subidas, descensos y obstáculos cubiertos aún por la escarcha de primeras horas de la mañana y que acostumbran a pasar factura.

Una extraña manera de desentumecer los músculos y buscar el pasaporte para la verdadera y genuina Hell’s Gate, un evento cerrado a los 30 mejores clasificados de esta eliminación matutina. Simone Albergoni, el “gladiador” del Yamaha-UFO, marcó el mejor tiempo en ésta selección natural. No hubo sorpresas entre los favoritos: Blazusiak, Sagar, Meo, Bolton, Despres y Faja entre otros lograron la reválida, una de las treinta plazas para adentrarse el infierno.

Blazusiak endiablado

A las tres en punto, Fabio Fasola agitaba de nuevo la bandera tricolor que daba inicio a la Hell’s Gate propiamente dicha. Una salida en parrilla al estilo supermotard. Y de nuevo cuatro giros, aunque en esta ocasión alrededor de un suplicio totalmente distinto al matinal y con una pequeña particularidad heredada de la Gilles Lalay, la eliminación por tiempos.

Todo piloto que pasara por uno de los dos controles horarios a 50 minutos del primer clasificado era automáticamente eliminado. Y, a merced del endiablado ritmo que Taddy Blazusiak imprimió desde la misma salida, eso fue salir del fuego y caer en las brasas. Una vez que el piloto de KTM reconoció un terreno totalmente nuevo para él durante la primera vuelta, sus rivales poco más pudieron hacer que santiguarse.

“Este polaco está mortificando la Hell’s Gate, la carrera terminará antes de que anochezca”, los augurios de Fasola dieron en el clavo y Blazusiak encaraba la Hell’s Peak, el último escalón, aún bajo los últimos haces de luz de día ayudado por la multitud. El polaco heredó de esta manera la corona de David Knight en la Hell’s Gate, el triple vencedor alegó compromisos con su marca en Estados Unidos para disculpar su ausencia en una de las citas que más le agradan del calendario extremo.

Tres minutos más tarde, ya de noche, hacía su llegada Graham Jarvis sobre una Sherco de trial. Mientras que, tras el británico, su compatriota Paul Bolton ponía fin a la condena de su Honda CRF 250 envuelta en un charco de aceite en el podio. De haber durado más, o él o motor de su japonesa, habrían dicho basta.

El público italiano tuvo que esperar la entrada de otro anglosajón, Tom Sagar, antes de vitorear el nombre de Simone Albergoni y Piero Sembenini, este último también en una moto de trial. El vencedor del Lisboa-Dakar 2007, Cyril Despres y el veterano Mario Rinaldi fueron los últimos en culminar la Hell’s Peak. Una cima de la que sólo ocho pilotos pudieron escalar escapando de las llamas de la Hell’s Gate 2008.

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