Sym Symphony ST 125: Otro rollo…

Sym Symphony ST 125: Otro rollo…

Dentro de la gama de scooters de la marca taiwanesa, la familia Symphony es la más exitosa. Ha sido su producto más vendido en nuestro país, gracias a una acertada combinación de pragmatismo y precio ajustado. Consecuentes con este buen hacer, en Taiwán han decidido mejorarlo más, pero creando un producto totalmente nuevo que se beneficia del buen nombre Symphony. Así que podemos decir que no es uno de los Symphony que conocemos, a pesar de llevar su nombre.

Sym pone a nuestro alcance un scooter de mayor calidad, más trabajado estéticamente y con un equipamiento sensiblemente superior al de los modelos actuales.

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A la par, técnicamente también da un paso hacia delante con un nuevo motor más moderno y más potente, rodeado por una parte ciclo acorde con sus especificaciones. Con todo, nos encontramos ante un ruedas altas que se sitúa en una clase media, un poco por encima del resto de los componentes de la familia.

Nada más verlo, no podemos dejar de destacar la mayor sensación de calidad y un diseño más elegante de su carrocería con respecto a sus predecesores. Se nota que su tamaño es un poco mayor, sus plásticos son más voluminosos y están mejor trabajados, sobre todo en lo que se refiere al escudo frontal que, en esta ocasión, da cobijo a unas luces de posición de leds muy llamativas (el faro Multiconvex/halógeno se encuentra en el manillar) y unos protectores laterales denominados Winker Bumpers para defender esta zona de posibles impactos o rayadas.

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La parte posterior mantiene las formas afiladas, sinuosas y agradables de todo el scooter, rematada por un vistoso piloto posterior de diodos led. La zona central la ocupa una plataforma plana bastante espaciosa, aunque esta afecta a la rigidez del chasis a máxima velocidad, que flexa y aparece cierta imprecisión.

El ST también viene muy bien equipado de serie, ya que bajo el asiento cabe un casco integral, tiene apertura remota de asiento desde el manillar, caballete lateral con desconectador, guantera tras el escudo con toma de corriente USB y el gancho portabolsas articulado de rigor.

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La nota original la pone el cuadro de mandos: parece que sea analógico, pero, al acercamos, nos daremos cuenta de que en realidad se trata de un dispositivo completamente digital que, además, posee una singularidad jamás vista. Y es que a través de un solo botón podremos variar la función de la esfera principal entre velocímetro y cuentavueltas y viceversa, lo que nos ofrecerá la posibilidad de dar prioridad a la información que nosotros deseemos de forma muy sencilla. Por el resto dispone de lo normal; el testigo de reserva, nivel de gasolina, carga de batería, reloj horario, etc. Por lo general, su comprobación es buena, pero como la pantalla digital está en negativo, el fondo negro a veces resulta algo confuso cuando la luz ambiente se refleja directamente sobre él.

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En cuanto a otro punto a mejorar está el calzado de las llantas de 16 pulgadas, unos neumáticos 110/70 fabricados por CST de agarre un tanto discreto. Pero bueno, a pesar de ser más grande y ligeramente más pesado que sus antecesores, el ST demostró una movilidad urbana ejemplar, de la que destaca como siempre su ligereza en maniobras complejas, la rapidez con que lleva a cabo los cambios de sentido o un cerrado radio de giro que resulta ideal para ratonear fácilmente entre coches.

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Pero esta agilidad penaliza a la hora de tomar una curva con cierta velocidad, ya que su chasis flexa y el scooter flanea levemente, pero hay que tener claro que es un scooter urbano y ágil, y en este sentido es perfecto. Nada que objetar.

Por otro lado, la frenada se ha mejorado al montar unos discos lobulados de mayor tamaño que los de sus compañeros de gama –260 y 240 mm– con pinzas de dos y un pistones, respectivamente, que ofrecen buen tacto, potencia y dosificación. Su ergonomía es correcta, con bastante espacio para las piernas, asiento cómodo y espacioso, y el pasajero también tiene espacio, aunque sin excesos. Además el pasajero dispone de un par de buenas asas.

Pero si hay algo realmente novedoso en el nuevo Symphony ST 125, sin duda es su motor. Se trata de un monocilíndrico 4T SOHC 2V refrigerado por aire y alimentado por carburador, internamente denominado ANM, que posee una carrera un poco más larga que el modelo anterior –52,4 x 57,8 mm– y mantiene el recubrimiento cerámico en las paredes del cilindro para minimizar fricciones, reducir los niveles de gases contaminantes y conseguir el máximo rendimiento energético; además ha incrementado sensiblemente la cilindrada hasta los 124,6 cc, la potencia a los 10 CV y el par a los 8,6 Nm. Al mismo tiempo, el funcionamiento es más afinado y ha reducido la rumorosidad, tiene una repuesta muy dulce y progresiva, lo que le confiere unas aceleraciones y recuperaciones muy suaves y una estirada final mejorada gracias a su largo desarrollo.

Si te interesa, ahora tiene un precio de promoción de 2.199 euros –500 euros de descuento–, un precio realmente interesante para lo que se ofrece.

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