Sym Joymax 125i: Deportivo y polivalente

Hace un par de temporadas que Motos Bordoy, el importador de la taiwanesa Sym en nuestro país, incluye en su ca­tálogo los Joymax 125i  / 300i. Unos modelos de corte GT, confortables y bien acabados, con unos elevadísimos niveles de equipamien­to y confort. La verdad es que, una vez que los pruebas, poco se les puede echar en falta. Pero siempre se puede pedir un poco más de brío y una estética un tanto menos burguesa, más aguerrida, para acercar los Joymax a un público más joven o, simplemente, con algo más de temperatura en la sangre.

Pues bien, a quien así pensara, le debemos decir que Sym ha escuchado sus plegarias… Acabamos de probar el Joymax 125i ABS Sport Start&Stop (sí, no os preocupéis por el nombre… sabemos que es largo, pero a partir de ahora conoceremos a nuestro amigo como Joymax Sport 125). Y os podemos decir que su imagen, más fresca y desenfadada, cuadra a la perfección con su nuevo motor, que me­jora a su predecesor tanto en prestaciones como en consumos y emisiones, al tiempo que se muestra más refinado. ¡Al grano!

Pues aunque el acabado Sport, en el que destacan su pantalla recortada y opaca, o los detalles en rojo de las llantas o el tapizado del asiento, sea lo más llamativo, toca profundizar más. Y es que el Joymax Sport se presenta con un nuevo motor, con unas cotas más cuadradas que consiguen aumen­tar su potencia y par en todo el rango de revoluciones, lo que redunda en un nivel de consumos y emisiones notablemente menor que en su predecesor.

El anterior propulsor, disponible en versiones carburada o de in­yección, contaba con cotas internas de 57 x 48,8 mm, con sus 124,5 cc y compresión de 10,5:1. Ahora pasa a 53 x 56,6 mm, con una compresión de 11,3:1 y de los anteriores 12,2 CV a 8.750 rpm de la versión de carburador, o los 13,1 a 8.750 de la anterior planta motriz inyectada, hemos pasado a 15 CV a 9.000 rpm, con una velocidad máxima real anunciada por el fabricante de 103,6 km/h (5 más que antes), que mejoran asimismo aceleración, re­cuperaciones y consumo, ¡nada mal!

En el interior se ha optado por minimizar las fricciones y también las vibraciones. Multitud de pequeños detalles, como la nueva tapa de balancines, con junta de goma, contribuyen a ello. Lo cierto es que desde su primera puesta en marcha, con el motor aún frío, se aprecia con claridad su escaso nivel de ruidos y su finura. No vibra, no traquetea, no se nota nada áspero: un tacto untuoso que será del agrado de todos aquellos que pretendan pasar a sus mandos muchas horas al año de desplaza­mientos urbanos. La inyección Keihin tiene un tacto muy fino y los desarrollos del variador se muestran muy coherentes: no hay variaciones apreciables a lo largo de la curva de apertura del variador.

Una vez que los sensores incorporados indiquen a la centralita que el motor supera los 70ºC, y siempre que llevemos activado el sistema Start&Stop (hay un interruptor para ello en la piña izquierda), entra en juego el desconectador de motor que trabaja en las paradas. Si no has probado nunca uno de los modelos Honda que llevan el Idling Stop, te cho­cará ver que el propulsor enmudece apenas unos instantes después de detenernos.

Y una vez cambie a verde el semáforo, bastará con girar mínimamente el acelerador para oír cómo se pone a trabajar el motor de arranque y los elementos internos vuelven a cobrar vida. El sistema no es absolutamente ins­tantáneo, pero es cierto que la demora es mínima. Y la carga de la batería está asegurada, puesto que el dispositivo trabaja solo cuando los datos leídos por diversos sensores dicen que todo está en orden, voltaje del acumulador incluido.

Además del brío y el refinamiento del nuevo mo­tor, nos gustó el enorme equilibrio de su parte ciclo, si bien eso era algo que ya encontrábamos en el anterior Joymax 125, cuyo reparto de pesos es óp­timo. El chasis está sobredimensionado, ya que es capaz de no descomponerse nunca cuando tienen incorporado el motor de 300. Así que es fácil ima­ginar que el 125 no conseguirá ponerlo en apuros. Pese a ser un scooter largo y con generosa batalla, cuesta muy poco cambiar de trayectoria y moverlo en parado.

Las suspensiones contienen bien los bamboleos y los frenos son de lo mejorcito del mer­cado. Ahora sus discos lobulados (260 y 240 mm, con pinzas de dos pistones), mordidos por pinzas de dos pistones, están asistidos por el afamado ABS Bosch 9M, cuyo módulo central pesa única­mente 700 gramos y es sorprendentemente rápido y eficaz. Nos tiene enamorados, la verdad: hace acto de presencia solo cuando estás a punto de caer, ni más ni menos. Hasta ese momento puedes disfrutar de la modulabilidad y potencia del equi­po frenante, que es mucho.

Los Maxis que incluye de serie, con llanta de 14” delante y 13 detrás, se mostraron nobles en nuestros paseos por Figueres bajo la lluvia y sobre adoquines. Lamentablemente el temporal que nos azotó durante la presentación nos impidió ver qué tal se portan en seco por la preciosa ruta que Motos Bordoy había preparado hasta llegar a Cadaqués, pero si en mojado nadie se quejó, presumiblemente con sol trabajarán a la perfección…

El Sport, como el resto de los Joymax, se presen­ta con un impresionante nivel de equipamiento y detalles que facilitan el día a día: un enorme cofre capaz para dos cascos y algo más (con formas adecuadas para el maletín de un portátil, luz en su interior, desconectador de batería utilizable a modo de antirrobo, amortiguador para el asiento, apertura remota del mismo (mediante cláusor o botón en la piña izquierda), toma de corriente/USB de 12V, sa­lida de aire caliente a las piernas…

Además, dispo­ne de uno de los más útiles y amplios retrovisores del mercado (fácilmente plegables), y de luces de posición, piloto trasero e intermitentes delanteros por leds. A diferencia del 300, los antiniebla no son funcionales, eso sí. Como siempre en los Joymax, la posición de conducción es muy agradable y amplia. En este caso se ha suprimido el respaldo del pasa­jero (ahora opcional) y el lumbar ajustable del con­ductor, puesto que se ha optado por unas formas más deportivas para el asiento. Ahora es algo más bajo debido a la espuma de menor grosor (765 mm), pero que también es más densa, con lo que no se ha visto mermado el confort. Incluye un ta­pizado específico con el logo bordado en rojo que le aporta un look muy sport.

También contribuye a ello la pantalla negra, más corta que la transparente del Joymax estándar. Pero en cualquier caso, si te van los trayectos interurbanos o eres demasiado alto para esa pantalla, puede intercambiarse por la transparente sin problemas, emplea los mismos an­clajes. También se ofrece como accesorio un baúl trasero. En cualquier caso, los 3.799 euros esti­pulados como precio promocional de lanzamiento son excelentes en vista de todo lo que ofrece a cambio, cinco años de garantía de fábrica incluidos (sin extensiones subcontratadas mediante póliza complementaria ni nada por el estilo). A la venta en colores blanco metalizado, azul o negro en tono mate. ¿Quieres uno?

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