No hablamos de ciencia ficción ni de futuro, y es que el Suzuki Burgman de hidrógeno existe, funciona y ya es una realidad.
Hace ya bastantes meses que se rumorea que Suzuki va a lanzar un Burgman eléctrico, aunque en realidad el “Burgman eléctrico” ya existe, con matices.
Lo que Suzuki está desarrollando es un Burgman eléctrico movido con baterías, pero hace ya tiempo que la marca de Hamamatsu dispone de un Suzuki Burgman de hidrógeno.
Sí, y además es totalmente funcional y externamente no lo distinguirías de un Burgman de gasolina, eso sí, que circula en total silencio y sin tubo de escape.
En realidad, sí que tiene un rasgo externo distintivo, y es el motor eléctrico situado donde debería estar el variador y el embrague centrífugo, que queda muy a la vista.
Bajo la carrocería plástica de este Burgman de hidrógeno se esconden el depósito de hidrógeno, una pequeña batería y la pila de combustible -fruto de la unión de varias células de combustibles-, el aparato responsable de convertir el hidrógeno en electricidad y vapor de agua.
El Suzuki Burgman de hidrógeno funciona, se mueve y es 100% funcional, pero no se vende
La célula de combustible más corriente es la PEMFC –Proton Exchange Membrane Fuel Cell, membrana de intercambio de protones de célula de combustible-.
Está formada por una membrana plástica aislante empaquetada entre dos electrodos laminares con base de platino o paladio –ánodo y cátodo-.
Se alimenta con hidrógeno que reacciona con las placas y la membrana para generar electricidad y vapor de agua. ¿Sabéis cuándo se usó por vez primera una célula de combustible? En las misiones espaciales Apollo de los años sesenta…
Como ya habrás adivinado la clave reside en la pila de combustible, creada por la empresa británica Intelligent Energy, el componente clave de los vehículos eléctricos movidos por hidrógeno.
La potencia nominal de la pila de combustible es de 2 kWh, y el de la batería de 6 kWh. Este Burgman también dispone de freno regenerativo que, como sabéis es un sistema de recuperación de energía al frenar.
Esto es, que convierte la energía cinética en energía eléctrica que recarga la batería, gracias a que al cerrar el acelerador el motor eléctrico funciona como un generador.
Con todo ello este Burgman es 100% ecológico, no emite gases contaminantes ni ruido. Pero su autonomía es discreta ya que a 50 km/h puede recorrer unos 150 km, lo que no está nada mal.
La célula de combustible se alimenta de hidrógeno, que produce electricidad y vapor de agua
Hasta aquí todo parece de color de rosa, pero como habréis adivinado, encierra un par de problemillas… El primero es la falta de hidrogeneras para llenar el depósito, operación que requiere solamente de unos minutos, aunque con precauciones extra en el manejo del citado gas.
El segundo, es que las moléculas de hidrógeno son de un tamaño tan reducido que pasan a través de las paredes de los depósitos de combustible.
Ello significa que, si dejas el depósito lleno y no usas el vehículo durante un tiempo, ¡cuando vuelvas es posible que se haya vaciado!
Las pérdidas se cifran en 5 c.c. por litro por hora, o 60 c.c. por hora en un depósito de 12 litros, siempre a presión atmosférica, 1 bar.
Pero esto tampoco es nada dramático porque a pesar de estas pérdidas, aun y así es muchísimo más eficiente energéticamente que un motor de gasolina.
Hace tiempo ya os hablamos de la Suzuki de hidrógeno, la Suzuki Crosscage, que fue un interesante prototipo eléctrico movido por hidrógeno.
Seguramente os preguntéis cuándo podréis comprar este Suzuki Burgman de hidrógeno…
Pues podéis preguntar directamente a Suzuki, porque en Hamamatsu tienen este scooter rodando desde 2010…
O sea que este Suzuki Burgman de hidrógeno existe desde hace más de 12 años, pero nadie ha movido ficha para lanzarlo al mercado. Por cierto, lo bautizaron como Suzuki Burgman Fuel Cell, obviamente.
Quizás ahora, con el endurecimiento de las normativas y todas las prohibiciones gubernamentales, sea hora de desempolvar este maravilloso scooter.
