En realidad yo, de pequeño, quería ser como Manuel Pecino, y de hecho la obsesión todavía me dura. ¡Hay que ver la rabia que produce su bronceado permanente y su 1’90 de estatura! Qué envidia, yo que soy de tez blanquecina, rubio y con los ojos azules…
Pero creo que voy a tener otra oportunidad. Veamos. Leo que Dani Pedrosa podría irse a Suzuki. También leo que no, que les ha pedido ocho millones por temporada, y en Hamamatsu son de la virgen del puño. Vaya. Más tarde leo que De Puniet podría vincularse con ellos más allá de su rol de probador. Caramba. También veo que le podrían haber ofrecido esa moto a Aleix Espargaró. Y, ya puestos, a su hermano Pol (entiendo que, en el paquete, también habría una propuesta para su padre, el bueno de Genís).
Navegando por ahí afirman que Aspar no les haría ascos a acoger sus motos en su concurrido box. Y que a Hayden no le importaría arrastrase un año más, ahora con ellos. Cáspita. A la hora del té, leo en los medios británicos que Bradley Smith también está en el punto de mira.
Y ante tanto trajín, no puedo sino apiadarme de Davide Brivio. ¡Menudo estrés debe llevar con tanta negociación!
Seguro que alguien acaba acertando, porque con tanto disparar, alguna perdiz caerá. O no. ¿Y si me acaban haciendo la oferta a mí, blanco, rubio y con ojos azules?