Los Alpes son un destino mítico para los moteros, dado que allí se encuentran los mejores puertos de montaña de Europa y posiblemente la concentración de mejores rutas para los moteros.
También es muy especial para la Honda Transalp, ya que en este impresionante escenario se presentó la última de ellas en 2008, antes de la llegada de la nueva 750. Así que hasta allí nos llevó Honda a un grupo de periodistas de España y Portugal, para probar a fondo la nueva XL750 Transalp en su salsa y gozar de una fantástica ruta de tres días por carreteras alpinas.
De esta manera y partiendo de Niza, en la costa francesa, realizaríamos tres etapas por los Alpes franceses e italianos, regresando luego a la turística ciudad francesa.
Día 1: Niza-Pra Loup (240 km)

Temprano partimos de Niza apuntando hacia los Alpes, llegando a nuestro primer objetivo, Madone d’Utelle, con su santuario situado a 1.140 m de altitud, que ofrece excelentes vistas. Desde aquí y pasando por Isola, alcanzamos el mítico paso de la Bonette, que con sus 2.866 m de altitud es el paso asfaltado más alto de Europa. Si alguna vez os habías preguntado de dónde son las coordenadas que luce la anterior Transalp 700 en sus costados, son precisamente de este puerto…
Hablando de la Transalp, la 750 recoge el espíritu de las versiones anteriores, es decir, que es una aventurera muy versátil. El asiento es cómodo y podremos hacer muchos kilómetros sin que nuestro trasero se resienta mucho. No es bajo (850 mm), pero su forma permite que lleguemos al suelo sin mucha dificultad. En general, la posición de conducción es ‘muy Honda’, es decir, todo está en su sitio. Tan sólo echamos de menos que la altura de la pantalla no sea modificable, aunque fuese de manera manual. De todos modos, cubre notablemente y para los más ruteros existe otra pantalla más alta en opción.
Alguna información de su tablero TFT cuesta de leer, porque algunos de los datos son de pequeño tamaño.

Desde la Bonette se llega al puerto vecino a esta, el de Restefond, también de considerable altitud (2.678 m) y con restos de antiguas instalaciones militares. Aquí encontraremos la típica carretera que enlaza rectas con ángulos cerrados, lo que los italianos llaman ‘tornanti’.
Aquí descenderemos hasta los pueblos de Jausiers y Barcelonnette. Aprovecharemos para probar la Transalp en una pista en buen estado, que la trail resuelve sin ningún problema, por supuesto.

Una fuerte pendiente nos conducirá al último puerto del día, el Col d’Allos, de 2.250m. Luego regresamos en dirección a Barcelonette hasta Pra Loup para pasar la noche.
En estos puertos la Transalp está en su salsa. El motor twin en paralelo es potente (92 CV) y lleno. Nunca desfallece y es capaz de moverse en cualquier ámbito en 3ª y 4ª. Tan solo necesitaremos poner la 2ª en los cerradísimos ‘tornanti’, de los que sale sin titubear, aunque alguno, tan tremendamente cerrado y en subida, requirió de la 1ª.
El alegre twin en paralelo también admite subirlo de vueltas si nos animamos. Sin duda, el motor es uno de los puntos fuertes de la nueva Transalp 750.
Día 2: Pra Loup-Auron (285 km)

Por cierto, la mayoría de nuestras Transalp iban equipadas con el pack de maletas y top case opcionales (además de otros ‘gadgets’) que permitían que llevásemos un impermeable -por si acaso, aunque no hizo falta- y los forros de chaquetas y pantalones para cuando subiésemos por encima de los 2.000 m.

El segundo día tendría lugar la etapa más larga, de 285 km, que nos llevaría hasta los puertos italianos. El primero que encontramos desde que partimos de Pra Loup es el de Col de Vars (2.104 m), aún en Francia, que conecta con el Parque Natural Regional de Queyras. Este valle, además de su exuberante flora, es refugio de muchos animales, como gamuzas o marmotas. En él también está la impresionante fortaleza del Chateau de Queyras.

La carretera hasta aquí es amplia y bien asfaltada, un gustazo. La Transalp se muestra ágil y manejable. Es una moto ligera, que se deja llevar muy bien. Las suspensiones son confortables, algo blanditas, pensando más en el confort que en buscar una gran estabilidad. En ningún caso es inestable y la mayoría de los usuarios de la Honda preferirán este punto de más comodidad antes de conseguir más estabilidad en conducción puramente deportiva.

Llegamos al Col Agnel o Colle d’Agnello, paso fronterizo entre Francia e Italia. Con sus 2.744 m, es uno de los más elevados de nuestra ruta y uno de los más exigentes, debido a sus muy cerrados ‘tornanti’ en subida, que obligan a estar muy atento.
Tras el d’Agnello también dejamos atrás el de Sampeyre (2.284 m) y alcanzamos el alto de Colle Fauniera, ya en el Piamonte, en cuya cima encontramos la estatua dedicada al mítico y malogrado ciclista italiano Marco Pantani.
Pasamos por la pequeña localidad alpina de Vinadio, que cuenta con el santuario más elevado de Europa, el de Santa Anna.
Por el Colle de La Lombarda, con un asfalto en bastante mal estado -suerte que nuestra Transalp 750 es cómoda… lo que decíamos antes- entramos de nuevo en Francia, a través de la estación de esquí de Isola 2000 y llegamos a la pequeña localidad de Auron, donde pasaremos la segunda noche. Ha sido una jornada intensa, pero de mucha belleza y gran disfrute.

Día 3: Auron-Niza (174 km)

Ultimo día de ruta, que nos llevará de regreso a Niza, nuestro punto de partida. Desde nuestro hotel en Auron salimos en dirección al precioso Parque Nacional del Mercantour, candidato a integrar la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Este parque engloba un montón de pequeños y bellos pueblos de montaña, del que destacaríamos el pueblo medieval de Sospel o el de Saorge, colgado de la montaña. También el gran y precioso lago de Allos, el mayor lago natural de altura de Europa.
Más adelante circulamos por la M2565, conocida como Route de la Vésubie y que alberga varios tramos del Rally de Montecarlo, como el famoso Turini.

Por la D2566 partimos hacia el sur, cruzando el pueblo de Moulinet y las bellas gargantas conocidas como Gorges du Piaon, además de otros pueblos medievales que vale la pena visitar.
En Menton llegaremos a la autopista de la Costa Azul francesa y por ella regresaremos a Niza.

Han sido más de 700 km de ruta por algunas de las carreteras y puertos de montaña más bellos de Europa, con un paisaje cambiante y trazados de todo tipo, incluida una pista de tierra. Y el tiempo nos respetó, algo que en los Alpes y especialmente en septiembre no es muy habitual…
Todo ello sobre sendas Honda Transalp 750, nuestra moto. Cómoda, ágil, manejable, potente y divertida, perfecta para rutas como la que hemos hecho estos días. Además, puedes equiparla con todo lo necesario para viajar, como las maletas y top case que llevábamos o los puños térmicos, entre muchos otros accesorios. Los Alpes y la Transalp 750 son una combinación perfecta.
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