Hubo un tiempo en que los pilotos de GP sabían a ciencia cierta que su vida estaba en juego. Hubo un tiempo, en que ganar o perder no era cuestión de odio, de manipulación, de especulación. Hubo un tiempo, en que los hijos de tus rivales eran tus propios hijos. Hubo un tiempo, en que nadie necesitó humillar a sus rivales ni cazar sus almas. Hubo un tiempo, en que cuando uno moría, de algún modo, morían todos. Hubo un tiempo, en que existió el mejor español de todos los tiempos. Santiago Herrero.
Si tienes suficiente alma, si todavía crees en la dignidad, en el respeto, y en el honor, este vídeo no te dejará indiferente.
Se lo dedico a los que no tienen más ídolos que los valores humanos. Santiago Herrero murió en la Isla de Man en 1970. Tenía una mano rota y enyesada, y con ella abrazaba a los pequeños hijos de sus rivales. Se lo dedico también, a los hombres y mujeres buenos de corazón, tengan la edad que tengan.