Prueba Moto Guzzi V7 III Rough, Milano y Carbon

Prueba Moto Guzzi V7 III Rough, Milano y Carbon

Con el actual lanzamiento de las dos nuevas versiones de la Moto Guzzi se abren más opciones para los usuarios y sitúan a la V7 III como un óptimo punto de partida para proyectos de personalización. Por eso no podíamos dejar pasar la oportunidad de realizar esta prueba de las Moto Guzzi V7 III Rough, Milano y Carbon.

A la gran mayoría de los usuarios nos gusta que nuestra moto tenga algo de única y especial; por eso muchas veces se añaden esos pequeños detalles a modo de accesorios que le dan un toque personal, desde unos intermitentes o unos coloridos contrapesos hasta auténticas preparaciones que hacen girar el cuello allá por donde pasan.

Y si bien la personalización está últimamente de moda, Moto Guzzi ya hace tiempo que lo lleva acertadamente a cabo con el modelo V7, como hemos visto en las anteriores versiones Stone, Special y Racer, que ofrecen a sus clientes más opciones sobre la misma base, porque sin duda alguna siempre es mejor poder elegir.

En esta ocasión se han presentado dos nuevas versiones, Rough y Milano, que se suman a la ya conocida Carbon, para formar parte de la privilegiada familia V7, todo un éxito de la marca italiana desde su producción en 1967, que sigue la estela de otros míticos modelos que también lucieron los números romanos acompañando el nombre, como las Lemans o California.

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Asumiendo esta responsabilidad, el desafío no era fácil, ya que las nuevas versiones deberían mantener el alma clásica de una marca histórica como Moto Guzzi, pero a la vez ser atractivas y modernas para el público joven, ya que hay versión para los usuarios del carnet A2.

Solo con ver las tres motos esperándonos una al lado de otra la duda quedaba resuelta, las tres versiones mantienen todo su carácter y autenticidad a la vez que respiran un aire fresco.

Tercera generación

Las tres versiones comparten la misma base, propulsor, chasis y suspensiones, que ha recibido cambios respecto a la anterior generación; el más importante es la nueva evolución del motor, que logra un aumento de la potencia al pasar de los 48 CV de las V7 II a los 52 CV a 6.200 rpm de las actuales V7 III.

Los ingenieros de Moto Guzzi han puesto mucho empeño en elevar al máximo el placer de conducción, como pudimos comprobar en la ruta de prueba que transcurría por las maravillosas carreteras de la zona de Como.

La V7 III es una moto muy fácil de conducir, con un motor muy lineal, que como mejor se siente es dejándolo correr estirando las marchas.

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La parte superior del motor, culata, pistones y cilindros son de aluminio y completamente nuevos, aunque mantiene las cotas de diámetro y carrera de la anterior versión (80 x 74 mm).

El cárter de aluminio endurecido en sus puntos clave adopta un nuevo sumidero de aceite y un árbol de levas con unas inercias calculadas para lograr una mejor respuesta y un más apropiado freno motor.

Además, el sistema de lubrificación se ha estudiado para disponer de un mejor reparto del calor y disminuir de este modo las pérdidas de potencia y la reducción del consumo de carburante.

El conducto de aspiración de la bomba de aceite es nuevo y mejora la refrigeración del pistón; la tapa del alternador ahora integra la salida de los gases de escape.

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También es nuevo el sistema de escape, dotado de colectores con doble tubo de escape que mejoran el aislamiento térmico y logran cumplir con la normativa de emisiones Euro 4.

Se mantiene el cambio de seis marchas introducido con la V7 ll, pero con una diferente relación de la primera y la sexta marchas, útiles para sacar el mejor provecho del motor.

En cuanto a la parte ciclo se ha rediseñado la parte frontal, al introducir una nueva geometría de dirección que garantiza un comportamiento más dinámico y manejable en curva, ideal para todo tipo de usuarios.

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La suspensión trasera estrena amortiguadores Kayaba regulables en la precarga del muelle, que proporcionan una respuesta más progresiva y controlada en todo tipo de situación.

El pasajero ahora está mejor posicionado gracias a la recolocación de los estribos, más bajos y avanzados; mientras que para el conductor, la V7 III es de esas motos a las que te subes por primera vez y todo queda a mano de una forma natural, y a los pocos kilómetros ya te parece que lleves con ella toda la vida.

Versiones para todos

Manteniendo como base un inconfundible estilo clásico marcado por su característica disposición del motor y culatas sobredimensionadas, la V7 III es una moto robusta, que gustará a los que valoran detalles como el depósito metálico de 21 litros de capacidad.

Ahora, gracias a sus tres nuevas versiones con diferentes acabados, abre más posibilidades según las preferencias de cada conductor, que además tiene a su disposición una amplia gama de accesorios para personalizar cada modelo a su gusto.

Moto Guzzi V7 III Carbon

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Empezamos con la versión más exclusiva. Se realiza en edición limitada y numerada, cada moto incorpora una placa identificativa sobre la tija del manillar y hay 1.921 unidades disponibles, cifra que hace referencia al año de la fundación de la marca.

Ideal para quien busca resaltar la deportividad, también es la que más llama la atención, sobre todo por la combinación cromática del rojo satinado en que están pintados componentes como la pinza de freno Brembo, las tapas de balancines o los logos laterales, que incluyen la silueta del águila, con el negro mate del resto de la moto.

Haciendo honor a su nombre, incorpora componentes realizados en exclusiva fibra de carbono, como los guardabarros, delantero y trasero, recortados, o los paneles laterales. El asiento realizado en tejido Alcantara hidrorrepelente con costuras en rojo es muy elegante a la vez que resistente.

Moto Guzzi V7 III Rough

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Siguiendo el espíritu Urban Country, la Rough se distingue fácilmente por sus neumáticos de tacos y llantas de radios, a diferencia de las de aleación de las otras dos versiones, que permiten adentrarse por caminos de tierra y le otorgan una estética diferente. Otros aspectos diferenciadores son su asiento específico con cincha para el pasajero, o los fuelles de goma que protegen las barras de la horquilla.

Moto Guzzi V7 III Milano

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Este modelo que combina magistralmente los elementos modernos y clásicos parte en origen de la V7 III Special, de la que mantiene la instrumentación de dos relojes circulares, los cromados de los escapes y las asas posteriores para el pasajero, además de la conseguida pintura brillante del depósito de combustible, todo un guiño a las Moto Guzzi clásicas y un elegante ejercicio de estilo.

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