Prueba BMW K 1600 B: Bagger Express

Prueba BMW K 1600 B: Bagger Express

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Ya van unas cuantas temporadas desde que nacieran las K 1600 GT y GTL, las motos que marcaron la llegada de BMW Motorrad al mundo de los seis cilindros, presentadas en el Intermot de 2010. Desde entonces su gama no había recibido modificaciones más allá de los niveles de equipamiento ofrecidos o del paso a la Euro 4. Pero este año ha crecido con la incorporación de esta K 1600 B, con B de Bagger, que se nos antoja a todos como una moto eminentemente destinada al mercado USA, así como de la especialísima Grand America (que, como se adivina por su nombre, es un modelo más USA aún, y que no es sino una B con mayor confort aerodinámico y un enorme top case).

El caso es que las propias GT y GTL ya tenían un mercado reducido en nuestro país por tratarse de ruteras de más de 320 kg en vacío y de un tamaño descomunal (posiblemente su más duro rival sean las populares R 1200 RT, las reinas del mercado de las ruteras), y en un país donde el mayor placer sobre dos ruedas es olvidar las vías rápidas para perderse por la inmensidad de las carreteras de curvas que plagan nuestra geografía, no tiene sentido hacerlo con el modelo más grande que encontremos en los concesionarios.

Teniendo en cuenta eso, que las 1600 de seis cilindros ya son de por sí motos destinadas a una pequeña proporción de los usuarios de motos aptas para los grandes viajes, ¿tiene sentido reducir la capacidad de carga y el confort para convertirla en una bagger?

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Está claro que esta filosofía no será nunca muy popular en nuestros lares, pero en el mercado americano, donde hay usuarios dispuestos a disfrutar los miles de kilómetros de carreteras interestatales rectilíneas a base de escuchar el equipo de música mientras el cruise control lo mantiene todo en orden respecto a los exiguos límites de velocidad, son objeto de deseo.

Respecto a la versión 2017 de las GT y GTL, las Euro 4, no cambia más que en algunos puntos muy concretos: los escapes son diferentes, las maletas laterales son nuevas (no son desmontables, e incluyen las ópticas posteriores), la pantalla delantera ha sido notablemente recortada (aunque sigue siendo regulable eléctricamente) y el manillar, de tubo, aparece desprovisto de carcasa alguna que lo cubra.

Cambian también el asiento y las estriberas (más bajas y adelantadas, que se pueden complementar además con unas plataformas plegables opcionales). A partir de aquí, hablamos de la misma moto en cuanto a técnica se refiere, empezando por el inmenso motor alrededor del cual se construye esta bestia.

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Los 160 CV que ofrecía se mantienen, y si nunca has probado un “inline six” de estos, deberías hacerlo alguna vez para sentir su poderío al abrir con rotundidad el acelerador desde régimen bajo, incluso en marchas muy largas.

Las suspensiones, especialmente si dejas el modo de funcionamiento Dynamic Pro, se adaptan de manera continua e instantánea a lo que vamos encontrando bajo las ruedas, y los frenos son capaces de detenerla sin esfuerzo. Cambiar marchas mientras aceleras es una delicia gracias al asistente de cambio, que nos evita tener que accionar la leva del embrague y cerrar mínimamente el gas a la hora de subir marchas.

Pero... ¡un momento! Estamos hablando de la B como si de una moto de corte sport se tratara... sucede que, una vez superas los miedos lógicos a la caída en parado y te alejas de la ciudad, donde moverse con una moto de semejantes dimensiones y peso es un engorro, pasa a mostrarse como lo que es: un producto tremendamente estable, con un tacto de motor que es una delicia y una parte ciclo a la altura de lo necesario para que no te asuste si tú no te olvidas de que es tan grande como es.

Al fin y al cabo ya sabíamos que el motor y el chasis serían capaces de todo, por ser los que ya conocíamos. El caso es que aquí toca valorar ese vistoso conjunto óptico trasero ubicado en las mismas maletas y que recuerda poderosamente a grandes automóviles estadounidenses, ese manillar a la vista, esa pantalla corta, o la ergonomía que ofrecen la combinación entre el nuevo asiento y las plataformas avanzadas.

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Hay algunas cosas que no nos han gustado, como que por encima de 100 km/h el fabuloso equipo de audio se deje de escuchar con claridad (a 130 ya ni se escucha) por el efecto del viento chocando contra una pantalla que es mucho más alta en sus hermanas. O que en las maletas laterales cueste mucho guardar un casco de tamaño medio-grande.

Pero quien se enamore de esta K 1600 B lo hará perdonándole todas esas cosas que se han añadido a las GT/GTL para hacer que el factor de la estética esté por encima del resto. Eso sí, tengo claro que en caso de enamorarme de una, le sustituiría la pantalla por una mayor. Algo fácil...

Este es otro de los factores que pueden atraer más a quienes la admiren: que niveles de equipamiento en forma de packs aparte, hay multitud de gadgets a tu disposición que harán que esta K/B sea única.

La nueva Honda Gold Wing, que se ha presentado esta semana y ya está disponible en los concesionarios, será su única rival directa, lo que confirma lo dicho al principio, que estas motos son para un mercado muy yanqui.

Pero si las pruebas, y dispones de los poco más de 25.000 euros que pide BMW por la K 1600 B, podrás salir de tu plaza de garaje accionando la marcha atrás, alejarte de la urbe, disfrutar de curvas amplias mientras suena tu música favorita al compás de la sinfonía de los seis cilindros en línea y acabar la jornada relajándote con una velocidad de crucero moderada mientras el aire te da en la cara.

Bueno, para incluir este último punto en el programa, quizá mejor esperamos a que desaparezca la nieve de las montañas y llegue la primavera...

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