En las Islas Británicas van a su aire. Circulan por la izquierda, con el volante a la derecha. Las distancias no se miden en kilómetros sino en millas. Adoran su monarquía, sus formas y educación clásica, pero han sido y siguen siendo un país en el que la contracultura y sus diferentes movimientos están permanentemente en el ojo del huracán. Desde los bobbies hasta los mods o los punks, los británicos se salen de la norma.
Y como no podía ser de otra forma, en la industria motociclista también marcan la diferencia.
John Bloor, un constructor multimillonario, reflotó con éxito Triumph hace 20 años. Su gama es actualmente completísima y con un punto diferencial, cómo no, puesto que apuestan por un particular y efectivo motor tricilíndrico, configuración que también equipa la Tiger Explorer.
El mercado de las maxitrail está de moda y la gente de la fábrica de Hinckley, que empezaron a gestar la versión 1200 de la Tiger en 2006, conservan sus principios en una moto que se desmarca de forma considerable del resto de las grandes trail del mercado.
Grande
Si algo llama la atención de la Tiger Explorer es el agresivo diseño del frontal y su tamaño.
Una moto que va a competir con la R 1200 GS de BMW y con la Crosstourer de Honda, entre otras, y que lo va a hacer con sus propias armas, su propio planteamiento: una moto que a nadie va a dejar indiferente. En parado no deja indiferente por su voluminosidad; en orden de marcha, por el confort y comodidad, más propia de una GT; el feeling de su tricilíndrico y por su completo equipamiento de serie, que incluye ABS y control de tracción. Su tamaño, concretamente su altura, condiciona el diseño y su comportamiento, puesto que el centro de gravedad está situado muy arriba, especialmente con el depósito lleno.
La Explorer es una combinación entre el bastidor inspirado en el de la Tiger 800 y un nuevo motor de carrera corta de cárteres compactos, también como en las Tiger 800. Este nuevo propulsor es la máxima expresión del tricilíndrico británico, con 137 CV anunciados. Hereda de la Tiger 1050 los 71,4 mm de carrera, pero con un diámetro mayor, de 85 mm. Cuenta con doce válvulas de generoso diámetro (35,6 mm para las de admisión y 28,6 para las de escape), la transmisión primaria es por cadena, y monta un potente alternador de 950 W. Las novedades llegan en lo que a la electrónica se refiere, puesto que monta cuerpos de inyección de 46 mm de diámetro y un sistema ride by wire gestionado por una nueva centralita electrónica con dos procesadores.
El control de tracción tiene dos niveles, la frenada monta un sistema ABS de serie, y hay que destacar el sistema de transmisión secundaria a través de un nuevo cardán.
En cuanto a la parte ciclo, equipa un rígido chasis multitubular en acero aparte. Destacaremos que las suspensiones, firmadas por Kayaba son un conjunto formado por una horquilla invertida con barras de 46 mm regulable en precarga y extensión y un amortiguador con depósito separado regulable en precarga a través de un pomo; también puede ajustarse su hidráulico en extensión. Ambas suspensiones tienen un generoso recorrido (190/194 mm) y se adaptan bien a diferentes usos, lo que consigue un elevado nivel de confort muy agradecido en las largas distancias. Y es que pese a su vertiente más o menos aventurera y sus limitadas posibilidades en off-road, la Tiger Explorer es ante todo una moto perfecta para los grandes viajes. Es en este ambiente donde marca la diferencia, porque su confort y equipamiento invitan a viajar hasta el fin del mundo…
Una GT vestida de trail
En los últimos años, las grandes trail han tomado diferentes caminos, pero casi todas ellas, a excepción de la indestructible GS de BMW y de esta Explorer, no tienen la opción de circular por pistas y caminos.
En la Tiger coinciden un confort en orden de marcha digno de la mejor GT, con la opción de dejar la negra cinta de asfalto y poco más. En ningún caso la Explorer se puede considerar una off-road por peso y tamaño. ¿Hasta dónde puede llegar?, dependerá del nivel de conducción de cada uno.
Los primeros kilómetros requieren cierta atención para acostumbrarse a sus 280 kg de peso en orden de marcha y su volumen, pero lo cierto es que una vez habituados, la Explorer es mucho más manejable circulando que sacándola del aparcamiento. Con casi un metro ochenta de altura, yo llego de puntillas con los dos pies al suelo, y mover la Explorer en parado requiere atención.
Sentados en el generoso y acolchado asiento, la sensación de confort se percibe a los pocos kilómetros. La cúpula regulable sin necesidad de herramienta alguna es muy envolvente, las piernas también quedan protegidas. La posición de las estriberas, bajas y centradas, son propias de una GT, y la enorme parrilla portaobjetos se agradece para colocar el equipaje.
Desde el puesto de mandos todo está controlado. Incorpora un controlador de la velocidad de crucero fácilmente regulable, que gustará a los americanos y que se desactiva automáticamente tocando el freno o el embrague, y no falta un de control de tracción, que sólo entra en acción en situaciones extremas.
A todas las funciones excepto el warning se accede desde el manillar. La lectura es fácil y la info muy completa (inserción del control de tracción y ABS, consumo, dos trips, temperatura ambiente, etc.), pero desconectar el control de tracción y ABS no es sencillo. Se accede a través del menú principal, pero no se consigue con rapidez, y en este sentido se podrían simplificar ambas funciones. Además cuando consigues desactivarlas se vuelven a conectar automáticamente si paras la moto.
En autopista viajarás como un señor, muy bien protegido, y el consumo se irá a los 7 litros si le aprietas, pero se quedará sobre los 6,5 litros a velocidades legales. A unos 140 km/ hora de marcador el motor gira sobre las 5.000 rpm, no vibra y es un ejemplo de suavidad. El pasajero viajará con comodidad y dispone de dos asas muy generosas. Pese a que el silenciador es muy grande -¡enorme!- no molesta.
Os aseguro que es una moto que no cansa en las largas distancias, sino que más bien invita a un largo viaje, y únicamente tendrás que parar para repostar antes de los 300 km, gracias a su enorme depósito de combustible de 20 litros de capacidad.
Polivalente
Asumiendo que una de las características más destacadas de la Explorer son sus buenas maneras para viajar, en otros escenarios también se muestra una moto muy solvente y completa. Por carreteras reviradas, aunque el centro de gravedad está muy alto, no requiere mucho esfuerzo en los cambios de dirección sino que más bien es rápida. Asumiendo que no es una moto ligera pero conduciéndola de forma fluida, muestra buenas maneras. Entra bien en las curvas, la suspensión delantera es un poco blanda y por tanto confortable, pero también precisa; es una moto que, pese a su peso y volumen, transmite con el paso de los kilómetros mucha confianza.
Las frenada tiene buen tacto, es progresiva y lo suficientemente potente sin necesidad de montar las pinzas de una superdeportiva. El ABS es bastante intrusivo detrás, y lamentamos que para desconectarlo se tenga que perder tiempo navegando por el menú, cuando es una función que puede ser tan sencilla como pulsar un botón…
El motor tiene una respuesta muy generosa. De hecho, es capaz de recuperar en sexta sobre las 1.000 rpm sin dar síntomas de resfriado, es decir, respondiendo desde abajo y subiendo de vueltas de forma lineal. Entre las 4.000 y las 7.000 vueltas es una delicia, y es a medio régimen cuando la Explorer se encuentra más cómoda empujando con suavidad.La gestión del puño de gas tipo ride by wire es buena pese a un mínimo recorrido muerto al inicio, y la Explorer tiene una buena base para comportarse muy dignamente en carreteras reviradas, donde sus 127 CV de potencia verificados se controlan perfectamente (serán unos cuantos más con mayor rodaje, pues la unidad de pruebas estaba algo verde; los motores de gran cilindrada mejoran con el paso de los kilómetros). Reclama una conducción poco agresiva y el conjunto de chasis y suspensiones invita a largas sesiones de curvas y más curvas sin descanso, pues es una moto muy confortable.
Por cierto, cuenta con un gadget sólo visto en las grandes GT, pero muy práctico para los viajeros: un control cruise accionado desde la piña derecha, algo inédito entre las trail. ¿Off-road? Eso es otra historia. Acepta pistas sin grandes dificultades, pero sólo eso. Es grande y pesada y requiere cierto nivel de conducción si quieres algo más, pero en cualquier caso, insisto: buenas pistas y poco más. En cualquier caso es importante el poder tener esta alternativa off-road, aunque sea en plan light, para llegar a lugares menos accesibles, más solitarios… En definitiva, la Explorer es una gran moto en todos los sentidos. Su volumen impresiona en parado, pero no en orden de marcha. Con mucha potencia y par, y un equipamiento de serie completísimo, incluyendo ABS, control de tracción y cardán, es una moto con personalidad ideal para viajar y explorar nuevos territorios con comodidad y seguridad… a su aire.
Solo +
Confort
Equipamiento
Parte ciclo
Motor con personalidad
Solo -
Peso
Consumo
Cómo va en...
Ciudad
Moverla en parado requiere atención por su peso, tamaño y altura de asiento. Afortunadamente tiene dos buenas asas que ayudan. Entre coches pasa fácilmente porque el manillar se sitúa por encima de los retrovisores y tiene un buen ángulo de giro. A bajas vueltas el motor es suave y recupera bien.
Carretera
Por todo tipo de carreteras uno se encuentra a gusto con la Explorer. La parte ciclo y sus suspensiones de largo recorrido son solventes y, aunque es un poco pesada, es estable y confortable en cualquier escenario. Buena frenada con ABS. El motor es muy divertido y consigue brillantes prestaciones.
Autopista
Una excelente viajera. La protección aerodinámica es muy buena, posiblemente la mejor de entre las motos de su categoría. Los dos asientos son confortables, y dispone de una buena parrilla portaobjetos. Su equipamiento y nivel de instrumentación son bienvenidos.
Prueba publicada en la revista Solo Moto número 1872
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