Probamos la Honda CRF 250 L: máxima polivalencia

Una vez más, me voy a declarar abiertamente amante de las trail, de las auténticas trail, que parece que en tiempos de crisis es un segmento que sufre menos que otros.

Dicen que la historia se repite, y no deja de ser paradójico que en tiempos difíciles las motos polivalentes por excelencia, con un concepto de los años 70, saquen pecho y demuestren al mundo que sin bien la moto perfecta no existe, las trail, como esta pequeña dos y medio, son una alternativa más que razonable. La CRF 250 L de Honda pide poco y ofrece mucho.

Sin ser un scooter de media cilindrada, se mueve mejor entre el tráfico urbano y desde luego es más ágil, pequeña y ligera que los enormes scooters por los que apuestan todos los grandes fabricantes. Sin ser una moto de carretera, y, eso sí, limitada por su cilindrada, es divertida ágil y fácil de conducir entre curvas. Y sin ser una moto de enduro puro y duro, por pistas, senderos y en largas excursiones te lo puedes pasar muy bien buscando tu propio camino.

Y uno, que defiende por encima de todo el sentimiento de libertad que transmiten dos ruedas y un motor, no puede más que congratularse de que un gran fabricante como Honda haya tenido la sensibilidad (¿habilidad?) de pensar en que hay que cuidar, mimar, instruir y formar motoristas del futuro. Y la pequeña CRF 250 L es ideal para los que quieran algo más que una moto para el día a día. Presentada en el Salón de Tokio de 2011, es una moto tecnológicamente avanzada, fácil de conducir, sorprendentemente polivalente y muy divertida, que te permitirá salir de la rutina, dejar atrás tus problemas, descubrir nuevos escenarios o disfrutar de la naturaleza. En definitiva, sentirte vivo y gozar del placer que dos ruedas y un motor pueden proporcionar.

Pero la CRF 250 L no es sólo para los jóvenes, porque esa facilidad de conducción también la agradecerán motoristas de cualquier edad que quieran una moto para desplazamientos cortos, salir de excursión tanto por carretera como por pistas, ir a tomarse una cerveza o visitar a un colega. O sea que es una moto para un amplio número de usuarios, que en tiempos difíciles dibujarán más de una sonrisa debajo del casco. Te lo aseguro. Y hablo con conocimiento de causa porque la semana pasada me dejé llevar por mis impulsos y tras moverme entre coches escogí la senda de la libertad con la pequeña CRF 250 L. Y eso significa dejarse llevar, meterse por pistas, carreteras de curvas y en algún sendero para sentirse endurero por un rato. Y la CRF 250 L, con un consumo irrisorio de 4 litros a los 100 kilómetros que pueden ser menos si controlas tus impulsos, me demostró que no hacen falta 500 cc para sentirse libre...

Moderna

Comenzaba este artículo hablando del concepto trail de otros tiempos, y si nos referimos a esta pequeña CRF 250 L, efectivamente puede compartir el concepto con motos como las inolvidables Dominator de Honda o XT de Yamaha. Pero la gran diferencia es que esta CRF es una moto moderna, tecnológicamente evolucionada. Ya hemos hablado sobre ella en estas páginas, así que sólo os recordaré que su monocilíndrico DOHC heredado de la CBR 250 R con doble árbol de levas monta un eje de equilibrado contrarrotante, inyección electrónica PGM-FI típica de Honda y un ingenioso sistema con el único conjunto pistón/biela desalineado con respecto a la vertical del cigüeñal. Se declaran 23 CV de potencia.

Y que es un motor tecnológicamente moderno se nota en cuanto pulsas el botón de arranque. Muy silencioso, sube de vueltas con alegría y su nivel de vibraciones es muy bajo. Y que vibre poco no sólo se agradece en las largas distancias, pues no es agradable que las manos o pies tengan la molesta sensación de hormigueo; el confort de la pequeña CRF 250 L te anima a seguir buscando tu propio camino. Detalles como los grandes y cómodos retrovisores, que proporcionan una buena visibilidad y una sensación tranquilizadora, o un cuadro de instrumentos visible y completo en el que no falta un indicador de nivel de combustible te hacen la vida más fácil en el día a día. Otro aspecto que me gustó de la pequeña CRF 250 L es el tacto del embrague y el cambio de seis velocidades. Y no soy muy original si aseguro que cuando Honda se esmera en este sentido hace un trabajo excepcional.

La primera velocidad es bastante corta, pero sin llegar a ser tan exagerada como en una moto de enduro. Por ciudad buscarás la segunda rápidamente y empalmarás las marchas de forma suave, demostrando así el pequeño mono una buena respuesta a bajas vueltas y una gran elasticidad. Su dosis de par a medio régimen es suficiente y en la parte alta tiene un punto excitante… La posición de conducción es cómoda y la altura de asiento acertada a partir de una talla media, sin llegar a los niveles de la moto de off-road que aparenta.

La escapada

Dejando atrás la ciudad y buscando tu escapada particular, se pueden mantener cruceros de 110-120 km por hora con comodidad, y si quieres ir más allá, llegarás a alcanzar casi los 140 km/h según el vistoso velocímetro digital. No hace falta que os recuerde los límites según la normativa vigente -¿subirá el PP hasta los 130 km/h?-, pero en cualquier caso insisto en que en busca de la libertad la CRF es más confortable de lo que parece. Acepta un pasajero, pero éste se encontrará con unas estriberas -por cierto, muy bien camufladas- que le obligarán a llevar las piernas excesivamente flexionadas.

En carreteras reviradas se comporta muy dignamente para tratarse del estilo de moto que es y los límites los ponen los neumáticos tipo trail. La rueda de 21” delante no representa problema alguno para una moto de estas características y sí se agradece mucho en off-road. Entre curvas no busques una conducción deportiva, sino más bien fácil y relajada, y si buscas los límites, echarás de menos algo de potencia en el freno delantero.

Si tienes la oportunidad de meterte en alguna pista, no la dejes escapar...

Con una posición de conducción muy cómoda y el tacto suave del motor se pueden recorrer largas distancias y hacer buenas travesías con un consumo muy reducido. Para conducir de pie, las estriberas son dentadas y amplias -importante-, y si quieres ganar en sensación de control y confort, te recomendamos adelantar ligeramente el manillar.

Las suspensiones son responsables del confort y tanto el monoamortiguador -con bieletas- como la horquilla delantera -no regulable- aceptan de buen grado un buen ritmo. Eso sí, no le pidas peras al olmo y pienses que es una auténtica moto de enduro; es una buena moto siempre que no busques sensaciones deportivas. El motor sigue siendo tan generoso como en carretera o ciudad, y su elasticidad es sorprendente. Lógicamente, con sus 23 CV de potencia no podrás salir de las curvas con la moto cruzada a base de golpes de gas, sino que es más recomendable buscar fluidez y la sensación de controlar la situación y disfrutar del paisaje.

Tiene detalles agradecidos, al margen de su instrumentación con nivel de combustible incluido, como ganchos y espacio para colocar pequeños objetos, aunque sería más práctico montar una pequeña parrilla. En el lateral izquierdo se ha colocado una pequeña caja de herramientas en la que también entra la documentación. Los interruptores son cómodos y de calidad, y en definitiva la pequeña CRF 250 L es una agradable sorpresa, con un planteamiento que no tiene que ser necesariamente válido sólo en época de crisis, sino que fue todo un éxito.

Si quieres buscar tu propio camino, lo puedes encontrar por 4.500 euros. ¿Te apuntas?

CÓMO VA EN...

CIUDAD

Es suave, manejable y silenciosa. Con un aceptable ángulo de giro y buen tacto de cambio y embrague, se mueve bien por ciudad, casi como con un scooter pequeño. Es fácil de maniobrar y aparcar, práctica y gasta como un mechero. Es amable con el bolsillo.

CARRETERA

Por ser una trail se comporta muy dignamente y su motor es muy vivo y progresivo, si tenemos en cuenta que sólo cubica 250 cc. Las suspensiones son confortables, es fácil de conducir y entre curvas resulta divertida pese a las limitaciones de los neumáticos y la rueda de 21”.

AUTOPISTA

Como es evidente no es la moto más apropiada para hacer largas distancias por autopista, a pesar de que su nivel de vibraciones es discreto. El asiento es demasiado duro y su autonomía justita. Y no tiene protección aerodinámica. Mejor busca rutas alternativas...

 

Solo +

Respuesta motor

Tacto general

Polivalencia

Consumo

Solo -

Neumáticos

Freno delantero justo

Prueba publicada en el Solo Moto actual 1892

Si quieres el número puedes pedirlo a nuestro departamento de suscripciones

 

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