Primera toma de contacto con la Moto Guzzi California Touring; el mito ha vuelto

Primera toma de contacto con la Moto Guzzi California Touring; el mito ha vuelto

Detrás de la California hay una larga historia. Fue una exitosa Touring que cautivó en los años 70 y que se mitificó al ser utilizada por la NYPD (New York Police Department) y convertirse en un best seller. Un año más tarde se comercializó en Europa, y desde entonces son siete las versiones que en diferentes cilindradas (750, 850, 1.000 y 1.100) se han comercializado, hasta llegar a esta espectacular 1.400 cc. Una moto que representa un antes y un después en Moto Guzzi, ahora bajo el paraguas del grupo Piaggio, que ha invertido 42 millones de euros en nuevos modelos, instalaciones y sistemas de producción.

En la nueva California Touring que descubrimos bajo el sol y el glamour de la Costa Azul conviven con acierto el sabor de la primera California con la tecnología del siglo XXI. Combina el sabor tradicional de aquellas míticas bicilíndricas italianas que surcaban las highway con un policía con casco abierto y las inevitables gafas de sol Ray-Ban con un punto tecnológico impensable en los años 70.

Gracias a un chasis de nuevo diseño con una estructura de doble cuna en acero en el que el enorme propulsor se ancla elásticamente, la nueva California es una moto amable. Una enorme GT de dos metros de largo y 325 kilogramos de peso relativamente ágil, confortable y muy agradecida.

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Estéticamente forma un conjunto vistoso y agradable donde el depósito de combustible circunvala los cilindros de la inevitable V de Moto Guzzi, formando un conjunto que se puede convertir en el nuevo icono estético de la marca del águila. Un tanque en el que los delicados filetes que contornean ambos lados armonizan con los muchos cromados que iluminan la California: el enorme faro led con tecnología automovilística, soportes, faros adicionales heredados de la moto de los 70, protecciones laterales, palanca de cambio con talonera, espejos, manillar, el aro del enorme cuadro de instrumentos, que agrupado en un solo reloj dispone de una completa información, culatas, escapes, intermitentes delanteros. Una larga lista de cromo que, junto a la vistosa carrocería, hace de la nueva California una moto que no deja a nadie indiferente.

El nuevo propulsor de 1.380 cc es el bicilíndrico más grande fabricado en Europa. Lógicamente conserva su estructura en V a 90°, combina la refrigeración aire/aceite con dos bombas independientes y no falta un enorme radiador de aceite. La alimentación es a través de un sistema de inyección electrónica firmado por Magneti Marelli, y al incorporar ride by wire permite, entre otras cosas, disponer de tres mapas diferentes, control de tracción y el cruise control, que tan bien encaja con la filosofía de la California. El embrague continúa siendo monodisco en seco y el cambio es de seis velocidades.

En la parte ciclo destaca el chasis tubular en acero, y el estar el motor anclado elásticamente es un aspecto fundamental, pues se ha conseguido un nivel de vibraciones discreto teniendo en cuenta que estamos ante un bicilíndrico de casi 1.400 cc, con un par motor de 12,3 kgm a 2.750 vueltas. Las suspensiones se confían a una horquilla convencional que monta barras de 43 mm de diámetro y dos amortiguadores traseros regulables en precarga de muelle que van anclados en un vistoso basculante en acero. El sistema de transmisión por cardán es de nuevo diseño.

La frenada la conforma un generoso grupo formado por un doble disco de 320 mm con pinzas radiales Brembo de cuatro pistones opuestos, con el trasero de 282 mm. Monta sistema de frenada ABS que es poco intrusivo especialmente delante y algo más en el freno trasero. Las llantas de 18 pulgadas delante y de 16 detrás, con un espectacular neumático de 200, son todo un acierto, puesto que sin ser de radios su diseño es una bonita copia de la moto de los 70. Y es que la cuestión estética ha sido muy bien solucionada y hasta el más mínimo detalle tiene su importancia. Visualmente, el frontal de toda la vida comparte protagonismo con el enorme propulsor y la parte trasera que tiene un acertado diseño, puesto que las maletas siguen la línea marcada por el enorme guardabarros, que en un guiño a la modernidad integra los intermitentes.

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El primer impacto visual de la California causa muy buena impresión. Y cuando giras la llave de contacto las vibraciones te trasladan a otros tiempos, hasta que pones la primera y sueltas el embrague. A partir de este momento, las sensaciones son otras, porque el nivel de vibraciones baja tanto, que... no parece que estés sobre una Moto Guzzi.

El asiento está a una altura razonable para riders de talla media, y eso es algo especialmente agradecido en una moto que requiere atención para maniobrar en parado. La anchura del manillar es acertada y el parabrisas ofrece una buena protección, pero si mides 1,80 m, es recomendable montar un suplemento que se vende como accesorio. Las piernas quedan bien protegidas y los pies, ligeramente adelantados, se ubican bien en las enormes plataformas, que montan en la parte baja unos tacos de plástico que sirven como referencia en las curvas muy pronunciadas.

Sorpresa

En el enorme cuadro de instrumentos se visualiza fácilmente, entre otras muchas informaciones (consumo, kilómetros, nivel de gasolina, batería, temperatura ambiente, velocidad engranada....), el modo elegido previamente. Sí, sí, he dicho el “modo” elegido, porque pese a ser ésta una enorme GT inspirada en los 70, el ride by wire permite poder elegir entre Turismo, Veloce o Pioggia (Turismo, Sport o Lluvia), en el que la potencia baja un 25 %. Entre el Sport y el Turismo apenas hay diferencia, únicamente una respuesta un poco más suave en bajos. Esto, junto al control de tracción, que en este caso únicamente se puede considerar un plus en seguridad, marca la diferencia entre las motos del sector.

Entre curvas, la California me sorprendió por su relativa agilidad y facilidad en los cambios de dirección, por tratarse del tipo de moto que nos ocupa. El grado de inclinación es superior al de cualquier otra moto de este estilo, y pese a que en una conducción, digamos ligera, arrastramos las plataformas, éstas rozan con menos facilidad de lo que recuerdo en este tipo de motos. Creo que lo suyo son los grandes espacios, el ver la vida pasar al ritmo de sus pistonadas con los pies adelantados y las manos en alto, detrás del parabrisas Patrol. Disfrutar de la vida relajadamente con el equipaje que pueda entrar en las maletas de 35 litros de capacidad. Apurar su depósito de combustible de 20 litros de capacidad, con los que se pueden recorrer casi 300 kilómetros.

Esta versión Touring se va a empezar a comercializar a principios de 2013, y tras ésta seguirá la Custom, unos 2.000 euros más barata. Las opciones cromáticas son: blanco con los filetes del depósito de combustible en negro –la versión Eldorado-, en clara referencia a la California Highway Patrol, o negro con los filetes blancos –la Ambassador-, inspirada en las V7 y 850 California. El mito ha vuelto.

Presentación publicada en la revista Solo Moto nº1902

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