Presentación KTM RC8: Se abre el telón

Y que cierto es que 5 parecen muchos años para el desarrollo de una moto en los tiempos en que vivimos, donde en escasos 2 años los fabricantes, sobre todo japoneses, lanzan al mercado modelos de nuevo cuño, y siempre manteniendo un estándar de calidad elevadísimo. Pero es que tras los primeros dos años de sondeos de mercado y trabajo en el primer prototipo de 990 cc, KTM paró el proyecto debido a dos razones importantes.

La primera fue de capacidad de desarrollo. El Departamento de I+D ha estado colapsado en los últimos tiempos, presentando modelos nuevos a razón de casi dos al año, léase SuperDuke, Supermoto 950, etc., además de seguir manteniéndose en lo más alto en el mercado del todo terrero. La segunda razón vino derivada de la indecisión que había entre los capos del Mundial de SBK por saber qué camino tomaría el reglamento en lo referente a la cilindrada de las bicilíndricas, asunto del cual se venía hablando hace tiempo pero que no ha desembocado en reglamento aprobado hasta el año pasado.

KTM entonces diseñó un nuevo motor, aunque basado en la experiencia de los anteriores twin de la marca, que no conservaba más que un 5 % de piezas del antiguo 990. La nueva cilindrada admitida en SBK para las bi de 1.200 cc fue la primera de las características sine qua non a la hora de diseñar el motor, aunque al final cubica 1.149 cc, con lo que se deja un poco de margen para poder homologar, o quizás simplemente aumentar en futuras revisiones del modelo, la cilindrada hasta el límite del reglamento. La obra, limpiamente realizada, como todo el resto de la moto, y sin demasiadas complejidades constructivas, arroja unas cifras de gran nivel, destacando su reducido peso, solo 64 kg, y a pesar de los 149 cc. de más, y todo lo que ello implica, únicamente 1 kg más pesado que el primitivo prototipo de 1 litro.

Calentando motores

La bella claridad matinal del cielo rondeño dejaba ver con precisión el precioso y completo cuadro de instrumentos de la RC8, concebido como un todo en uno, en el que tenemos toda la información imaginable, más el ordenador de a bordo, dando promedios y demás parámetros de información, al estilo de los automóviles de última hornada. Además tiene un race mode que permite mediante un pulsador inteligentemente acoplado a la piña izquierda, o con un transmisor infrarrojo en el muro, medir y visualizar los tiempos por vuelta en circuito.

Todo ello en un cuadro que ajusta su brillo automáticamente dependiendo de la intensidad de la luz exterior, y en cuya pantalla se pueden distinguir una zona de displays numéricos y una matriz LCD. Genial.

(Más información en Solo Moto número 1656)

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