Preparaciones especiales para tu Yamaha T-Max

La actual vida laboral de Fernando Rubio nada tiene que ver con el mundo de las dos ruedas. A pesar de ello, estamos ante un preparador que puede presumir, y mucho, de un brillante currículum que se extiende durante más de dos décadas y que incluye desde la creación de prototipos de motos de trial hasta la elaboración de un buen número de las preparaciones que suelen tener a los vehículos de la gama Yamaha como punto de partida. A pesar de no ganarse ahora la vida con ello, Fernando no ha perdido la afición por “trastear” con las máquinas que llegan a sus manos y nos sigue deleitando con sorprendentes customizaciones, como las últimas realizadas partir de una Yamaha R1, la V-Max 1700 que se proclamó ganadora del Bike Contest y Drage Race en el reciente Belgian V-Max Meeting de Sint-Niklaas, o el musculoso T-Max GoldenEye creado en el año 2011.

T-Max 50th Anniversary

Para crear un T-Max especial, en este caso dos, qué mejor que hacerlo que a partir de una edición especial. Así, Fernando Rubio se ha basado en la decoración utilizada en la Yamaha YZF 1000 R1 50º Aniversario. Esta versión lanzada en 2011 conmemoraba medio siglo de trayectoria de la firma de los diapasones en el mundo de las carreras y estaba ataviada con los míticos colores blanco y rojo de Iwata y un escudo que recuerda la efeméride. Se trata de la misma vestimenta que lucieron las Yamaha M1 de Jorge Lorenzo y Ben Spies en el Mundial de MotoGP 2011 durante las citas de Assen (Holanda) y Laguna Seca (USA).

Dos acabados

Aunque similares, las dos versiones salidas del pequeño taller de FR Moto no son iguales. La primera se trata de un megascooter que ofrece unas altísimas prestaciones que le acercan mucho a las motos de competición cuya decoración rememora. En el segundo caso, aunque nunca podría calificarse de estándar, estamos ante una máquina que ofrece un rendimiento más racional y equilibrado (también a menor precio). Sobre éstas se ha montado un buen número de modificaciones con las mejores piezas salidas, en su mayor parte, de los más prestigiosos catálogos de accesoristas aftermarket disponibles, como Rizoma, Öhlins o Brembo.

Eso sí, el diseño, adaptación –que no todo es montar y listo- y montaje de todas las piezas han sido realizados por el propio Fernando Rubio con la ayuda de su hijo Álex, que ha aportado muchas ideas a un proyecto que ha costado más de 300 horas de trabajo.

Accesorios pata negra

Y cuando decimos las mejores piezas no hablamos por hablar. Si comparamos el precio de un Yamaha T-Max 530, 10.499 euros, con lo que cuesta solamente la horquilla delantera invertida Öhlins FGR 200 de gas multiajustable en tres vías que monta la versión más racing, unos 10.700 euros, o los casi 3.000 de la Öhlins FGRT 813 de la segunda opción, nos haremos una idea del nivel de los accesorios empleados. Para completar el eje delantero, Fernando Rubio ha utilizado unas pletinas de dirección triple y un eje hueco que han sido fabricados ex profeso en aluminio avional en el taller de FR Motos y que tienen un coste que ronda los 600 euros.

Por su parte, el amortiguador trasero Öhlins TTX acoplado en ambos modelos ha sido puesto a punto expresamente a punto para el peso del T-Max 530 por la firma española especializada HRG Suspensiones y tendría un precio aproximado de 2.000 euros.

Corazón T-Max

El potente propulsor bicilíndrico en paralelo inclinados hacia delante, refrigerado por líquido, 4 tiempos, DOHC de 8 válvulas de 530 c.c. no ha sido prácticamente tocado,… por el momento, salvo una puesta a punto de la inyección para rendir más potencia sin mirar los consumos. Su rendimiento sólo se ha visto mejorado con el añadido de un variador de altas prestaciones firmado por la marca italiana Malossi y unos nuevos escapes Akrapovic.

Precisamente si nos fijamos en el sistema de escape, descubriremos que Fernando ha optado por unos tubos de alto rendimiento Slip-On Akrapovic para T-Max, realizado en titanio y algo más corto. Este sistema de escape del catálogo de la casa del escorpión, además de un sonido distintivo más profundo, dota el scooter de Iwata de una nueva estética más elegante.

Contundente frenada Brembo

Una máquina de altas prestaciones exige una frenada potente y segura. Para el T-Max, Fernando Rubio ha optado por utilizar en el eje delantero unas solventes pinzas Brembo Racing GP Radial para morder unos discos Brembo Racing de 320 mm de diámetro. En los cuartos traseros, se ha seleccionado el mismo conjunto montado sobre un soporte de aluminio mecanizado fabricado por Rubio en el taller de Bigues i Riells. Una excelente opción que se combina con un kit de latiguillos de frenos metálicos Goodridge. Fernando ha utilizado, además, una bomba de freno delantero Brembo Racing MotoGP con manetas Rizoma multiajustables y una bomba Brembo Racing con levas Rizoma para el freno trasero. Frenada contundente, casi de MotoGP, con mucho tacto y sensibilidad para poder realizar las mayores apuradas de frenada.

Rizoma high class

Precisamente del catálogo Rizoma salen el resto de las piezas utilizadas en los T-Max de FR Moto. Así, la firma italiana se ha encargado de abastecer el soporte de la matrícula, las tapas del motor, las torretas del manillar, los depósitos dl líquido de frernos, las estriberas, los apoyapiés, así como de la abundante tornillería de titanio utilizada, cuyo coste sumado alcanza ni más ni menos que… ¡los 2.700 euros! por scooter. El conjunto ha sido completado con distintas piezas realizadas en fibra de carbono, como la tapa del basculante trasero.

Como podéis ver, un resultado impecable, que pone de manifiesto el nivel de calidad que ofrecen los trabajos de Fernando Rubio y los colaboradores que lo acompañan en el pequeño taller barcelonés FR Moto. En un principio, ninguno de los dos megascooters están a la venta, ni siquiera se les ha puesto precio, pues ambos los ha realizado para disfrute personal y de su hijo Álex. La cantidad de horas invertidas en estos trabajos, más de 300 horas, sumado al número y calidad de las piezas utilizadas, además de su precio, hace muy difícil calcular cuánto se debería pagar para hacerles justicia. Aunque lo que es seguro es que, de hacerlo, el precio no será ni mucho menos asequible…

Texto de Pep Pinel

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