Pasión por lo retro

Sin duda, el AutoRetro es toda una referencia para los amantes de los vehículos clásicos, recambios, publicaciones, ropa o exposiciones. En esta última edición no se escapó, según sus organizadores, de los efectos de la confusión política de Cataluña y se vio afectada por la marcha de algunos de los principales patrocinadores de otras ediciones como Seat, Moritz o Freixenet.

Pero también hubo aspectos positivos, como que se celebró en el Palacio número 2 del Recinto Ferial de Montjuïc, más luminoso y confortable que el Palacio nº 8 y que además permitió tener las actividades del exterior a tiro de piedra, en la plaza del Universo. El parking de vehículos clásicos, donde hubo una gran rotación de compraventa, se ubicó en el Palacio nº 2 de un Recinto Ferial de Montjuïc que sigue teniendo el encanto y el atractivo de estar en el corazón de la Ciudad Condal, a los pies del mítico circuito urbano de Montjuïc.

Además de este acertado cambio de ubicación, por vez primera la jornada del jueves se dedicó a los profesionales, que de esta forma tuvieron un día más sosegado para las actividades de compraventa. En la pasada edición hubo, según la organización, 250 expositores situados en 50.000 metros cuadrados de exposición, unos 500 vehículos históricos.

Para algunos de los protagonistas y expositores, el hecho de que el AutoRetro ya no se organice en el puente de la Purísima, como así sucede desde 2016, no beneficia a la compraventa. Otros se lamentaron de la coincidencia con el salón Retro Clásica que se celebra en Bilbao o el hecho de que el Retro Madrid de celebró solo un mes más tarde que el AutoRetro de Barcelona.

Tal vez estos son aspectos que merecen una reflexión por parte de todos los implicados, algo que se antoja difícil, pero en cualquier caso, una vez más, el AutoRetro demostró ser el salón de estas características con más solera de cuantos se celebran en nuestro país. Una vez más, el reflejo de que la pasión por lo retro, por nuestra propia historia, no es una moda, sino un legado que merece la pena conocer o descubrir para valorar nuestro presente y futuro.

La sorpresa de Mymsa

Con buen criterio, en el AutoRetro, cada año se organizan más actividades y coloquios, además de que se sigue entregando el premio del Antic Car. En esta ocasión recayó en Salvador Cañellas, uno de los pilotos más polifacéticos de nuestra historia, que fue el primer piloto español ganador de un Gran Premio. Lo consiguió en el año 1969, justamente en el mismo circuito de Montjuïc, a pocos metros del AutoRetro.

Escuchar a Salvador Cañellas con su tono de voz pausado y apagado es siempre interesante y, con motivo de la entrega de su premio, no faltaron curiosidades relacionadas con la industria de la moto de los años sesenta en España, con su carrera deportiva y, cómo no, con el circuito de Montjuïc que conoce como la palma de su mano… “Montjuïc es como mi casa, he corrido en moto en doce o trece ocasiones, además de también hacerlo en coche. Yo vivía muy cerca del circuito, en la Gran Vía esquina con Villarroel. Siendo un niño, mi padre me traía a ver carreras, y fue entonces cuando empezó mi afición por el motor”.

Recuerdos en forma de imágenes, sensaciones y olores… ”Por aquel entonces en las motos se hacía una mezcla de combustible con aceite de recino y despedía un olor muy característico. Yo creo que era una droga, porque cuando olías aquello, lo asociabas a las carreras. Es más, creo que ahora se tendría que hacer algo parecido, aunque fuera con un spray o algo similar”. Las calles de Barcelona fueron un circuito de pruebas. Preparábamos mis motos con Peter Keldersen debajo de mi casa, estábamos desde las seis de la tarde hasta las dos de la mañana. Para probarla le poníamos un silencioso al tubarro y subía por la Gran Vía, Casanovas y bajaba por Villarroel. Este era mi circuito de pruebas. Entonces decidimos correr las 24 Horas y preparamos una Montesa Impala. Para probarla fuimos una noche a Montjuïc y naturalmente no llevábamos luz”.

El discreto y polifacético Salvador nos adelantó que en breve lo veremos sobre una Mymsa (Motores y Motos, S.A.), marca catalana de motocicletas de los años sesenta. La familia Aragall, a través de sus talleres de mecánica de la calle de El Clot, Talleres Aragall y Compañía, desplegó una intensa actividad en el mundo de la automoción, entre otras cosas, como vehículos de competición o una fructífera actividad como carroceros, y en el año 1951 fabricaron su propio propulsor para motocicletas. “Los hermanos Aragall están haciendo una moto para mí, una Mymsa clásica actualizada”, dijo Salvador con la boca pequeña desde su extremada timidez.

Las 24 H, en el recuerdo

Entre las actividades que se desarrollaron en paralelo en la última edición de AutoRetro se convocó una charla protagonizada por muchos de los protagonistas de las míticas 24 Horas de Montjuïc. Por este motivo se dieron cita casi treinta pilotos que participaron de las 24 Horas de Montjuïc del circuito del parque entre 1974 y 1981, antes de que los equipos pasaran a ser de tres pilotos. Once de ellos ganaron en la clasificación general o en alguna de las categorías convocadas y recordaron viejos tiempos y un montón de anécdotas de la mítica prueba de resistencia.

La Montesa 250 ganadora de la categoría en 1976 y 1978 compartió escenario con la Ducati 900 SS que Mallol/Tejedo llevaron a la victoria absoluta en 1980.

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