MV Agusta Turismo Veloce/Lusso: Ampliando horizontes

 Si hay una cosa que siempre ha caracterizado a las MV Agusta es su total falta de compromisos. Son motos deportivas todo o nada, radicales, poderosas, en las que términos como confort de marcha, capacidad de carga o uso diario no están en su diccionario. Por esta razón, la Turismo Veloce es una moto importante para la marca, porque representa un nuevo segmento en MV. Tal y como comenta Giovanni Castiglioni, presidente de MV Agusta, “es un concepto nuevo para MV Agusta y marca un momento importante para la empresa, como lo hicieron la F4 750 en 1997 y la primera Brutale en 2000. Es la primera MV que puede adquirirse como moto principal. Normalmente, las MV son máquinas que los usuarios tienen como segunda montura para disfrutar de ella los fines de semana”

La Turismo Veloce es la primera turística deportiva de MV y representa el punto de partida de una nueva gama que jugará un papel fundamental en los planes de expan­sión de la marca. Con su motor tricilíndrico de 798 cc y un bastidor construido con tu­bos de acero y pletinas laterales de aluminio, esta nueva MV comparte estructura con las tricilíndricas ya existentes en su catálogo. Pero ha sido diseñada de otro modo, con un semicarenado y una pantalla ajustable en altura, una postura de conducción ergui­da y poniendo tanta atención en el confort y la practicidad como en las prestaciones.

La Turismo Veloce también es una MV diferente por otro motivo: su motor entrega menos potencia que el de la Brutale 800, aunque se trata básicamente del mismo propulsor. Los 110 CV de la tourer quedan bastante por debajo de los 140 CV de la deportiva, pero nada mal para 191 kg de peso en seco. Además, la Veloce entrega una cantidad de par bastante superior en medios.

El motor de 12 válvulas comparte dimensiones y cigüeñal contrarrotante con el resto de las tricilíndricas de MV, pero incorpora levas de perfil menos agresivo, nuevos pistones, un sistema de admisión revisado y un nuevo escape con tres silenciosos de sección cuadrada y sonido más amortiguado. También monta el accionamiento hidráulico de embrague, un sistema antirrebote y un asistente de cambio que sirve tanto para subir como para bajar de marchas.

Aunque el chasis es el mismo que en las tricilíndricas existentes, la Turismo tiene su propio subchasis. Se trata de una estructura ligera formada por dos piezas de aluminio. Sujeta el asiento e incorpora las asideras del acompañante, así como los anclajes de las maletas laterales creadas para el modelo (que están tan bien diseñadas que sobresalen menos que los puños del manillar).

El manillar, de una pieza y 900 mm entre puntas, es bastante ancho y se com­bina con el depósito de gasolina corto para generar una postura de conducción muy erguida y adelantada. La ligereza del conjunto genera la sensación de estar ante una moto mucho más pequeña que la mayoría de las sport-tourers. Los reposapiés quedan lo bastante bajos como para garantizar la comodidad de las piernas. Yo tuve que llevarlas un poco abiertas: tengo extremidades largas y mis rodillas no quedaban a la altura de los huecos del depósito diseñados para acogerlas. Los usuarios de estatura más convencional encajarán sin problemas.

El asiento de forma esbelta contribuye a la estética menuda de la moto. Por su altura, la Turismo Veloce carece de la agresividad de las MV más deportivas, pero en general ofrece la imagen de una montura ligera, compacta y atractiva. Para el conductor, el asiento es razonablemente amplio y está a 850 mm de altura.

Como ya es costumbre con las MV, la moto permite elegir entre cuatro mapas de potencia: tres preprogramados (Rain, Touring y Sport) y uno personalizable. Para conducción habitual, usé el Touring. El modo Rain ofrecía una respuesta un poco más suave que mejoraba el comportamiento de la moto en ciudad. Puntos a mejorar: el áspero tacto del motor a bajo régimen y el accionamiento brusco del embrague a la hora del arranque en parado. 

Rodando en carretera de montaña con el modo Touring, el motor es muy alegre y la rueda delantera parecía querer alzar el vuelo. La moto es muy fácil de condu­cir en cualquiera de sus modos, incluso en el Sport, que ofrece más aceleración. Como ya es habitual en las MV, la Veloce cuenta con un sistema de control de tracción ajustable con ocho modos distintos que cambia en función del mapa de encendido seleccionado. Vale la pena disponer de él al circular por carreteras húmedas y deslizantes y también permite algún que otro caballito.

La moto puede alcanzar los 225 km/h y el carenado protege bastante bien al conductor a pesar de ser poco voluminoso. También la pantalla tiene un tamaño discreto y se puede ajustar en altura hasta 60 mm (en marcha y con una mano). Correcta para pilotos de estatura normal, no protege a pilotos altos como yo –casi 1,90 m–. Los protectores de manos de los puños también aportan pro­tección, aunque quedan demasiado bajos para apartar bien del todo el aire frío.

Esta moto es muy ágil gracias a la anchura generosa del manillar, las geome­trías deportivas, la corta distancia entre ejes y su reducido peso. Por las curvas de Grasse pude comprobar su agilidad y por el asfalto húmedo, el buen agarre de las gomas Pirelli Scorpion Trail.

Un pero, los largos recorridos de suspensión: 160 mm en la horquilla Marzoc­chi y 165 mm en el monoamortiguador Sachs posterior. La motocicleta daba una ligera sensación de dar bandazos al presionar las pinzas de freno Brembo monobloc con ABS (frenos de comportamiento excelente), pero mejoró añadiendo un poco de compresión e hidráulico. La versión más sofisticada de la Turismo Veloce, la Lusso –que no pudimos probar–, cuenta con una suspensión semiactiva Sachs Skyhook, lo que debería mejorar notablemen­te el comportamiento. Pero la Lusso no llegará al mercado hasta dentro de dos meses.

En el lado positivo, ese largo recorrido de las suspensiones generaba una suavidad de marcha notable. También el asiento, mullido pero esbelto, aportaba un plus de confort. Después de casi todo un día de ruta parando solo para comer, mi cansancio era relativo. A pesar de conducir a ritmos bastante elevados, obtuvimos unos consumos medios algo superiores a los 6 litros a los 100 km, lo que indica que el depósito de 22 litros puede llegar a ofrecer autonomías bastante por encima de 300 km.

En cuanto a gadgets, esta Veloce los tiene todos: faros led, instrumenta­ción con pantalla TFT a color con mucha información, retrovisores amplios y prácticos, controles sencillos –como el botón de control de crucero–, un par de pequeños compartimientos en el interior del semicarenado, Blue­tooth y cuatro clavijas de carga (dos USB y dos de 12V).

La Turismo está a la altura de su nombre cuando lleva montadas las male­tas que MV ha diseñado para ella. Sus formas tienen en cuenta las piernas del pasajero y ambas tienen cabida para un casco integral a pesar de su apariencia estrecha. En general presentan un buen acabado, aunque el cable de sujeción que impide la apertura excesiva de las tapas no parecía muy resistente.

Si comprase una Turismo Veloce, la cogería con maletas. De hecho, ad­quiriría el Touring Pack, que también incluye puños calefactados y caba­llete central. MV Agusta también ha creado una versión de tirada limitada, la Edition 1, que incluye otros extras como el navegador por satélite y la firma del desaparecido presidente de MV Agusta, Claudio Castiglioni, sobre el depósito. De la Edition 1 se venderán 150 unidades numeradas en todo el mundo. La versión Lusso de la Turismo Veloce, que tiene puños calefactados, caballete central, sensor GPS y suspensiones semiactivas de serie (pero no maletas), costará aproximadamente un 20 % más que el modelo estándar.

Como buena MV, la Veloce no es barata, pero al menos ya es una moto práctica con la que puedes hacer algún viaje, con prestaciones y elegancia. Una moto con prestancia que marcará el futuro de las motos de Varese, que a partir de ahora buscarán horizontes más vastos.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...