Motos con motor de coche, pesadillas a medianoche

Motos con motor de coche, pesadillas a medianoche

El mundo de la moto está plagado de maravillas, pero también de ideas extrañas y de diseños arriesgados o, simplemente, horribles, como la idea de crear una moto híbrida, motos con motor de coche.

La idea nace con toda la buena intención del mundo de aprovechar la tecnología de un automóvil y añadirla a una moto, para intentar crear un híbrido con lo mejor de dos mundos.

La realidad pero, es que en lugar de crear la moto ideal fabricaron auténticas pesadillas sobre dos ruedas, con motores sosos y estéticas horribles, que nunca lograron su objetivo.

La historia de la moto está plagada de un buen número de motos infortunio, algunas de las cuales sí nacieron de una auténtica necesidad de aprovechar material de automóvil de desecho, como la Amazonas brasileña, que utilizó los motores de Volkwsagen Escarabajo.

Las motos con motor de coche fueron una buena idea, aunque fallida

Otros casi lograron su cometido como la EVA Track, la Motus o la Van Veen, pero se quedaron a medio camino. Y hay muchos buenos intentos que nunca llegaron a la serie y no pasaron de ser prototipos.

En este artículo no vamos a incluir auténticos engendros como la Dodge Tomahawk, un prototipo que no llegamos a saber si realmente se movió por sus propios medios, o las creaciones artesanales americanas con motores Ford V8...

Pasen y vean la galería de los horrores...

Munch Mammut (1966)

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En 1966 Friedel Münch construye la primera "superbike" de la historia, al acoplar un motor de automóvil NSU 1000 de 60 CV –del modelo Prinz- a una moto, y así nace la Munch-4 TTS 1100. En aquel momento fue la moto de serie más cara, más rápida, más pesada y más potente. El propulsor era un tetracilíndrico en línea transversal -4T, aire, 8V, SOHC- alimentado por carburadores. Su peso era de 300 kg y desarrollaba una velocidad máxima de 170 km/h. En 1968 nació su sucesora, la 1200TTS -con 1.177 c.c.-, que evolucionó en 1973 en la Münch 4 1200 TTS-E, que montaba también un motor de automóvil, pero de NSU TT 1200, con inyección y 100 CV. Luego en 1981 llegaría la TTS 1300 -que costaba 1.040.000 ptas, seguida de las sucesoras Horex 1400 TI Turbo y la Titan 1800 de 1984 –una 1.800 c.c. dotada de turbocompresor con 150 CV-. En febrero de 2000 se reeditó la última versión, moderna, bautizada como Munch Mammut 2000. Hoy las Mammut son motos muy preciadas, alcanzando fácilmente precios de 120.000 euros.

Shifty 900 (1977)

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Probablemente sea una de las motos híbridas más desafortunadas, nacida con la peregrina idea de tener una moto y un coche pero solo comprando un motor, para ahorrar dinero, y cambiando el motor del coche a la moto con la llegada del buen tiempo. Esta naked, movida por un motor tetracilíndrico de un automóvil Fiat 127 de 53 CV, carecía de cualquier tipo de diseño o estética cuidada. Se construyó alrededor del motor colocando los elementos necesarios en la más absoluta falta de criterio estético. Además, el accionamiento de su caja de cambios -con el cambio en H original, pero al pie- era todo un ritual, lento y complicado. Para rematar, la instrumentación era la misma del Fiat 127 y estaba colocada sobre el depósito de gasolina. Solo se fabricaron 70 unidades.

Van Veen OCR 1000 (1978)

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Nacida en Holanda fue una naked futurista que se movía impulsada por un motor rotativo. En concreto era un Comotor de doble rotor, nacido de la joint venture entre NSU -la primera marca en desarrollar un motor de este tipo) y Citroën, diseñado para ser utilizado en un automóvil. Grande, larga, pesada y plagada de problemas en su motor, además de cara (costaba 15.000 dólares) fue un completo fracaso ya que solo se produjeron 48 unidades entre 1978 y 1981.

MF 650 R (1982)

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Los franceses deseaban tener una moto nacional de gran cilindrada, por ello nació BFG y, más tarde, MF, las siglas de Moto Française, más claro, imposible. Así, de la mano de uno de los fundadores de BFG, Louis Boccardo, nació la MF 650 R, una moto dotada de un motor bóxer de gasolina procedente de un icono de la industria gala, el Citroen 2CV -que también equipaba al Citroen Visa-. Con 652 c.c., una potencia de 36 CV y un peso de 185 kg, tenía transmisión por cardán, llantas de aleación y una estética a caballo entre una BMW R65 LS y una Moto Guzzi, y es que las llantas, frenos, suspensiones y cardán era de la marca de Mandello del Lario. Solo se fabricaron 100 unidades.

BFG 1300 (1982)

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Una moto francesa fabricada con componentes franceses fue el sueño de tres hombres, Louis Boccardo, Dominique Favario y Thierry Grange, fundadores de la marca BFG en 1978. Su primer proyecto fue la BFG 1300, movida por un motor de un automóvil Citroen GS con 70 CV y cuatro cilindros bóxer -4T, LC, 8V, SOHC-, con chasis multitubular, depósito de gasolina bajo el asiento, instrumentos de Renault R5, transmisión final por cardán y frenos Brembo -italianos-. Con instrumentación y grupos ópticos también de coche, ciertamente fue una curiosa mezcla de auto y moto. Se fabricaron unas 600 unidades, la mayoría para la policía gala, antes de que la empresa cerrara en 1988.

EVA Track T-800 CDI (2010)

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Esta curiosa trail se movía gracias a un motor Diésel con turbo procedente de un automóvil Smart Fortwo. Tenía puño de gas electrónico, transmisión automática CVT –como en un scooter-, y transmisión final por cardán –con monobrazo-. Su motor tricilíndrico ofrecía 45 CV, un par motor de 100 Nm a sólo 1.800 revoluciones, un consumo de sólo 2,5 litros a los 100 –de Biodiesel- a una velocidad de 90 km/h, un peso de 199 kilos, y una velocidad punta de 175 km/h. Su precio en aquel entonces rondaba los 17.500 euros.

Motus MST (2018)

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El último sueño americano se plasmó en 2014 en la Motus MST. Fue una sport turismo moderna, de líneas bastante atractivas. El pero fue su motor V4 "Baby Block" de automóvil, que procedía de la mitad de un motor V8. Su arquitectura e ingeniería, totalmente desfasadas para una moto, dieron al traste con un proyecto que prometía, pero que merecía una mejor motorización. Y eso que el V4 90º -4T, LC, 8V, DOHC, IE- cubicaba 1.650 c.c. y entregaba sus buenos 165 CV. Con ride by wire, instrumentación con pantalla TFT y un montón de exquisiteces como suspensiones Öhlins. Y es que su precio rondaba los 28.000 dólares, demasiado elevado. La firma bajó la persiana en 2018.

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