Moto Guzzi V7 Classic

En la fábrica de Mandello se siguen fabricando las Moto Guzzi con su inevitable motor bicilíndrico en V a 90 grados. En este rincón encastrado en una montaña rocosa, situado a pocos kilómetros del lago de Como, el tiempo pasa plácida y tranquilamente, a una parsimoniosa velocidad de crucero.

La nueva V7 es una réplica de aquellas primeras V7 de 1967, que perduraron hasta principios de los setenta sin apenas cambios. Su comportamiento dinámico y especialmente su posición de conducción son muy parecidos a los de las motos de principios de los setenta.

En la V7 vas sentado, no integrado, en una moto con un asiento situado al mismo nivel que el depósito de combustible. La posición de las piernas es la misma que la de las motos de otros tiempos y se conduce literalmente con el culo, no con la cintura.

Los amortiguadores tienen poco recorrido y son muy poco progresivos, de forma que notas en los riñones todos y cada uno de los baches que te encuentras en el asfalto. Y en la preciosa ruta que nos marcaron entre montañas había un montón de baches y parches en el asfalto, por lo que no fue el mejor escenario para la V7 Classic.

Bajita de asiento, ligera y manejable, una vez montada sobre la V7 tuve la sensación de conducir una auténtica moto de los setenta más que una réplica.

Lógicamente la suavidad del motor, especialmente del cambio y embrague, y la entrega de potencia son propios del año 2000, pero insisto en que la V7 tiene el auténtico sabor de su versión original.

Y posiblemente, al margen de que estéticamente está bien conseguida, ése sea su encanto.

(Sigue leyendo en Solo Moto número 1671)

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