Si con algo algo podemos comparar a la Moto Guzzi Panta Rei 1000 es con una delicada pieza de orfebrería. Creada paso a paso y con todo el mimo posible por la mano experta de Filippo Barbacane en su Officine Rossopuro, en Pesaro.
Este artista y preparador italiano ideó este proyecto para una ocasión muy especial, el centenario de Moto Guzzi. Desde luego no podía hacerlo de mejor manera, la Moto Guzzi Panta Rei 1000 es todo un homenaje a la historia de la casa de Mandello del Lario.
Barbacane dio inicio a su carrera en el singular mundo de las preparaciones allá por 1993. Lo hizo en el garaje de su casa y con unas cuantas herramientas robadas a su padre. Al principio fue algo así como un juego, una forma de expresarse, algo que al final se convirtió en su profesión.
En 2003, un importante preparador de motos de carreras basadas en Guzzi, le dio la oportunidad de trabajar en un cuadro artesanal, y así creó la Kimera, su primera obra dotada de un motor Guzzi 1100. Le seguiría rápidamente otra moto construida partiendo únicamente del motor, con un cuadro artesanal e inspirada en las motos de competición sobre óvalos de madera de la década los años 20 y 30. Así nació la Belerofonte, otra indescriptible máquina con sus sello.
Y desde entonces son innumerables las obras que han salido de sus manos. Como la Moto Guzzi Panta Rei 1000 que hoy nos ocupa. Una moto extraordinaria con un nombre no menos llamativo.
El origen hay que buscarlo en el antiguo filósofo griego Heráclito y su idea del cambio; vio el mundo en constante flujo, cambiando mientras permanecía igual, lo que expresó en el dicho: πάντα ρεῖ (panta rei), que traducido sería, todo fluye.
A partir de ahí Filippo comprendió que en los 100 años de la marca italiana todo había sido una serie de continuos cambios, aunque la esencia había permanecido igual, fiel a sus principios. De ahí la inspiración para esta creación.
Un modelo sencillo en apariencia, pero tras el que se esconde un trabajo tan minucioso como titánico. En palabras del propio preparador “quizás el trabajo más complejo que jamás he realizado”.
Los detalles de la Moto Guzzi Panta Rei 1000
La base de todo parte del motor de una SP1000, un clásico V transversal a 90º, OHV con dos válvulas por cilindro. Un bloque que se instala en un sencillo bastidor tubular de acero, con subchasis en el mismo material.
A propósito, el motor se ha dotado de un sistema de escape artesanal de la marca Mass. Una pareja de colectores rematados en una petaca de forma rectangular alojada bajo la salida de la transmisión.
A este conjunto se añade una serie de elementos construidos de forma artesanal pieza a pieza. Desde el semicarenado delantero hasta el depósito de gasolina e incluso el colín y el guardabarros delantero han surgido de planchas de aluminio, cortadas, dobladas y moldeadas hasta alcanzar la forma deseada. Una auténtica virguería.
El conjunto se completa con unas suspensiones Bitubo; delante una horquilla convencional con barras de generoso diámetro y detrás un pequeño amortiguador colocado en posición transversal sobre un sistema progresivo.
En cuanto a las ruedas, tampoco escapan al preciosismo que impregna toda esta motocicleta. Por supuesto emplea llantas de radios, calzadas en este caso con unos neumáticos Avon Roadrider MKII de aspecto clásico.
Los frenos también cuidan su apariencia más café racer sin descuidar la eficacia y por eso recurre a un conjunto de elementos, pinzas y frenos de la firma Discacciati Brake System. Las pinzas son unas Axial Old Style de doble pistón, por ejemplo.
Los últimos toques corresponden a detalles como el cuadro minimalista reducido a un solo reloj redondo, las cuidadas tijas de aluminio o el conjunto de semimanillares de aspecto clásico, además de un sillín de una sola pieza como corresponde a una café racer de estilo rácing.
Una auténtica preciosidad.
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