El GT-52, Grupo de Trabajo creado por el Consejo Superior de Seguridad Vial y que trabaja para la Seguridad Vial de los Motociclistas, volvió a ser convocado por la DGT el pasado miércoles tras casi cuatro años de inactividad. Según la DGT, el motivo de la reunión viene dado principalmente por el repunte de la siniestralidad de los motoristas.
Aunque desde la propia DGT se asegura que durante estos cuatro años nunca se ha perdido el contacto y se ha trabajado con los diferentes grupos y asociaciones que velan por la seguridad vial del colectivo motociclista, no deja de ser sorprendente que, justo ahora, con la legislatura acabada y con un presidente en funciones, vuelva a reunirse con el principal grupo que lucha por la seguridad vial de los motoristas.
No es que no valoremos el hecho de que el GT-52 haya sido convocado de nuevo para tratar un repunte de siniestralidad, pero es que no podemos aceptar que el grupo haya estado 4 años parado. Y es que su principal función, entendemos, es la de prevenir para evitar tener que curar, no curar tras una legislatura de letargo.
Además, la directora de la DGT, María Seguí, no asistió a la reunión, como tampoco otros miembros permanentes del GT52 como el Ministerio de Fomento o los Ayuntamientos de Madrid y Barcelona.
Durante la reunión, Juan Manuel Reyes, presidente de Mutua Motera, una de las asociaciones que forman parte del GT52, se mostró muy crítico con el trabajo desempeñado por la DGT en los últimos años, si bien trató de buscar un acercamiento para seguir trabajando conjuntamente los próximos años para recudir la siniestralidad del colectivo.
Por su parte, la DGT presentó las acciones llevadas a cabo durante los últimos años, así como el estudio “Análisis de la Siniestralidad de Motocicletas y Ciclomotores”, realizado por la Subdirección General de Análisis y Vigilancia Estadística de la DGT. Este estudio publica datos que deberán ser analizados en profundidad pero que, de antemano, dibujan una preocupante línea política, como por ejemplo la alta siniestralidad de los conductores de motos de 125 cc con permiso de conducir B+3 en zona urbana, duplicando el riesgo de sufrir accidentes respecto al de los motociclistas con carnet de conducir A1, A2 o A.