Marruecos de oeste a este en una Honda Africa Twin. El país de los contrastes

Marruecos de oeste a este en una Honda Africa Twin. El país de los contrastes

Si nunca te has embarcado en un viaje con sabor aventurero debes saber que recorrer el país alauita es una de las mejores maneras de empezar a vivir experiencias más allá de nuestra zona de confort. Os mostraremos cómo recorrer Marruecos de oeste a este en tres etapas asfálticas, por si quieres basar tu próximo viaje en ello.

Lo haremos sobre una Honda Africa Twin Adventure Sports DCT, y sobre ella veremos que los contrastes entre las diferentes zonas del país hacen que a lo largo de cada etapa encuentres paisajes y climas completamente distintos entre sí.

Si alguna vez os habéis planteado hacer algún viaje exótico en moto, pero por diversos motivos no os habéis atrevido a llevarlo a cabo, os hemos de decir que Marruecos es, sin duda alguna, uno de los mejores puntos del mundo para llevar a cabo ese primer viaje exótico sobre dos ruedas.

A mucha gente le cuesta salir de su zona de confort, claro, pero es algo que, como la mayoría de prejuicios, se cura solo al ponernos en marcha y viajar. O lo que es lo mismo: conocer.

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Es por ello que nos hemos ido a una de sus más emblemáticas ciudades, Marrakech, para mostrar cómo partir desde allí para recorrer de manera fácil, sin riesgos, tres etapas que nos llevan de la zona oeste del país hasta el corazon del desierto de Erg Chebbi, el de las dunas que la gente suele tener en mente cuando piensa en Marruecos, donde se encuentra la ciudad de Merzouga.

Son tres jornadas que buscan explicar que, planteando algo asumible para cualquier usuario con un mínimo de experiencia sobre dos ruedas y un poco de sentido común y planificación, podemos disfrutar de unos contrastes impresionantes, con un nivel de exotismo muy elevado, con ningún riesgo que no sea el que siempre asumimos al movernos en moto y con un coste muy contenido si lo comparamos con lo que es viajar por Europa, por ejemplo.

A esas tres jornadas podrás añadir, el bajar por la costa Atlántica o el cruzar el centro del país por su tramo central, por ejemplo, hay mil combinaciones posibles para disfrutar del país.

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Marruecos de oeste a este: la vía del ferry

También hay muchas maneras de llegar a Marruecos con tu moto, incluso hay agencias de transportes que la llevan allí y efectúan los trámites necesarios para que aterrices cómodamente en un avión y la recojas. Per lo más sencillo para bajar desde la península es desplazarnos al sur y cruzar al continente africano en barco, ya que contamos con ferris que efectúan trayectos de incluso algo menos de una hora, como los que separan Algeciras de Ceuta o Tarifa de Tánger.

Cuentas con otras opciones desde Almería, Motril o incluso es posible embarcar en Barcelona, por ejemplo. El caso es que, una vez decidas cómo, recomendamos que la primera experiencia sea principalmente sobre asfalto, algo que no hará que la experiencia sea menos atractiva.

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En este caso nos movemos con una CRF1100L Africa Twin Adventure Sports, la versión más dedicada al turismo de altos vuelos de la trail de gran cilindrada de Honda.

Como continuamente hablamos de contrastes, una enorme variedad de paisajes que engloba también una inmensa variedad de condiciones de la carreteras, por lo que una trail es el vehículo ideal para movernos por allí. Que por carretera podrás ir con cualquier otro tipo de moto, pero siempre peor que con ellas. Y si encuentras condiciones adversas, sea en cuanto a clima o al terreno, con mayor razón aún.

Marruecos de oeste a este (primera etapa). Camino a Ouarzazate

Marrakech es una de las más fascinantes ciudades de Marruecos. Fundada en 1062 y con casi un millón y medio de habitantes, tiene algunas peculiaridades dentro del mundo árabe, como ser la primera gran ciudad con una alcaldesa.

Después de visitar algunos puntos emblemáticos, como su medina, es obligatorio pasar una noche en la fascinante plaza de Jemaa el-Fna, donde encuentras en un mismo entorno centenares de puestos callejeros de comida, de vendedores ambulantes, de encantadores de serpiente, oradores de cuentos y músicos callejeros, combinados con su maravilloso zoco y con los más lujosos restaurantes y hoteles para turistas (George Clooney acaba de inaugurar su propio hotel de gran lujo allí...).

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No alargaremos la velada, dado que al día siguiente salimos temprano con rumbo hacia Ouarzazate. Son 220 km en total, pero lo primero que debes plantearte es que pararás en muchos sitios a hacer muchas fotos y, sobre todo, que la velocidad de crucero en todo el país, incluso cuando te muevas por vías principales, es mucho más baja que en España.

Debe serlo, no se puede bajar nunca la guardia porque su manera de entender algunas de las normas de tráfico es muy distinta a la nuestra, y pasa que en vías de doble sentido suele tener preferencia el vehículo más voluminoso y pesado, por ejemplo.

Nos ponemos en marcha con mucho frío; debemos adentrarnos en el Atlas, estamos en pleno invierno y acabamos de encontrar una fuerte nevada que ha dejado las altas carreteras de montaña bien blancas. La cordillera del Atlas, que cruza todo el norte de África a lo largo de unos 2.500 km, separando el Mediterráneo del desierto del Sáhara, tiene cimas de más de 4.000 metros en el lado marroquí, así que son frecuentes el frío y la nieve durante los meses de invierno.

Nos dirigimos hacia el puerto de Tizi'n Tichka (o de Tichka a secas, como lo denomina la mayoría), un paso de carretera que atraviesa las montañas a 2.260 metros. ¡Hay que tener cuidado con el hielo! Y como no puede ser de otra manera, nos detenemos primero en Ait Ben Ammar, pequeño pueblo antes de llegar a la cima del paso, así como al punto que marca la máxima altura del puerto de montaña para disfrutar de las vistas.

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Una vez atravesada la cumbre dejamos la RN9, la carretera principal, para adentrarnos en zonas más solitarias y auténticas: bajaremos por la RP1506, carretera secundaria construida sobre la antigua ruta que hacían las caravanas que venían desde el centro de África.

Empezamos el descenso y nos encontramos, nieve aparte, con un espectacular cambio de paisajes: la cara norte del Atlas tiene un aspecto puramente mediterráneo, mientras que la cara sur da paso a zonas más áridas, muy secas, y sólo salpicadas de verde cuando atravesamos alguno de los oasis llenos de palmeras que se esparcen por todo el territorio. Las infinitas curvas y el asfalto bacheado, roto o sucio a tramos nos dan la razón a la hora de haber optado por la Africa Twin como compañera de viaje.

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Seguimos atravesando cañones y puertos por la retorcida carretera hasta visitar Telouet, una antigua población con casas de adobe donde todavía reinan los escombros de la Kashba Palacio de los Glaoui, originaria del siglo XVII y de estilo andalusí, edificio desde donde se controlaba el comercio de la zona en tránsito hacia el Atlas hasta los años 50 del pasado siglo. Pese a que está en mal estado por fuera, su interior es espectacular y merece la pena la visita.

La carretera sigue convertida en una pista milenaria, aunque asfaltada, descendido hasta un punto mágico: Ait Ben Haddou. Se trata de un “ksar”, un antiguo pueblo fortificado de origen bereber, en la vertiente de una colina y sobre el mismo río Ounila. Dice la leyenda que toma su nombre de su fundador, Ben Haddou, quien se estableció allí mismo con su tribu en 757.

El caso es que todo el pueblo ha sido declarado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y sus calles y sus casas han sido testigo de muchos rodajes de películas y series tan conocidas como Gladiator, Juego de Tronos o Lawrence de Arabia, entre otros muchos títulos conocidos. Es un punto mágico, que te traslada a siglos atrás. Un reconfortante tiene alguna de las terrazas con vistas, o bien un zumo de naranja natural, y seguimos hacia el final de nuestra primera etapa.

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Tras unos cuantos kilómetros más volvemos a enlazar con la RN9, la ruta principal que baja del Tichka y que dejamos antes de empezar el descenso. La carretera pasa a ser mucho más abierta y rectilínea, hasta dejarnos ver por la inmensa planicie cómo nos vamos acercando a Ouarzazate.

Esta ciudad, considerada como la puerta del desierto, tiene un nombre que al bereber equivale tanto a “en silencio” como a “inconfundible”. Es la sede de diversos recintos de estudios cinematográficos, como los Atlas, que llevan muchas décadas atrayendo a los grandes productores tanto americanos como europeos. Lawrence de Arabia, Star Wars, La última tentación de Cristo, La momia, Gladiator, Astérix y Obélix: Misión Cleopatra, El reino de los cielos... entre otros muchos títulos que se han rodado, al menos en parte, en los estudios de Ouarzazate.

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La villa tiene una preciosa medina para visitar, una kashba llamada Tourite de excepcional grado de conservación, un espectacular oasis hacia el sur llamado Fint, y está ubicada en la confluencia de grandes valles fluviales como los del Draa o Dadès, que recorreremos en la segunda etapa.

Repostamos la Africa Twin para tener menos cosas pendientes de cara a la mañana siguiente, y la dejamos aparcada en nuestro hotel, un riad en las afueras de la ciudad. Una reconfortante cena a base de tajín, y descansaremos pensando que en la próxima etapa nos llevará hacia el desierto más tradicional.

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Marruecos de oeste a este (segunda etapa). Hacia las gargantas de Dadès y Todrà

A la mañana siguiente nos encontramos dispuestos a retomar pronto el camino después de sacar el hielo acumulado durante la fría noche de Ouarzazate sobre el asiento de nuestra Adventure Sports. Seguimos hacia el este por la carretera N10 y, después de haber recorrido unos fáciles 40 km, llegamos a Skoura, una pequeña ciudad enclavada a los pies de un enorme palmeral, con más de 70.000 árboles que parecen crecer en medio de la nada, gracias a que son regados con canales centenarios que vienen de los pequeños ríos que bajan del Atlas.

Aprovechamos para hacer una rápida visita al concurrido mercado, así como para recuperar algo de temperatura con un té en una de las terrazas de su puerta principal, ya que el invierno marroquí está resultando muy frío y duro.

Si se tiene tiempo al llegar a Skoura, no se debe dejar de visitar la Kashbah Amridil, originaria del siglo XVII y que hemos podido ver antes en filmes como, una vez más, Lawrence de Arabia.

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Unos 80 km más adelante dejamos la N10 para atravesar el río Dadès y llegar bordeando su vertiente izquierda hasta la ciudad de Boumalne-Dadès huyendo del tráfico de la carretera nacional, y por un trayecto mucho más ameno, desde luego: solitario y nada rectilíneo. De ese modo nos habremos adentrado en otra famosa zona, el Valle de las Rosas, donde se cosechan más de 4.000 toneladas de flores cada temporada.

Finalmente nos volvemos a incorporar a la RN10 al entrar en Boumalne-Dadès, para tomar desde ahí una carretera emblemática, la RR704, que nos llevará a las míticas Gargantas del Dadès, con  un tramo que, como veremos en breve, habrás reconocido antes en mil fotos y vídeos.

Pero antes, una sorpresa: nos detenemos a contemplar unas formaciones rocosas erosionadas por millones de años de impacto del viento y el agua, a modo de columnas redondeadas, y que allí llaman Pattes des Singes, algo así como “las palmas de los monos”, por la forma parecida a dedos delgados y largos que se aprecia en las rocas.

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Un poco más adelante, la misma 704 se convierte en ese tramo que citábamos: el conocido como “el pequeño Stelvio marroquí” dadas las horquillas que describe la carretera mientras que va ganando en altura. Una vez llegados a la cima de las Gargantas del Dadès podremos aparcar, disfrutar de un té o de una comida en su restaurante, y contemplar desde su mirador y sus terrazas la espectacular carretera que sigue el curso del río. Inolvidable.

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La carretera se extiende en dirección al norte, pero nosotros debemos seguir hacia el este, de modo que deshacemos los pasos bajando por la misma vía, trazando de nuevo sus fantásticas horquillas, y seguimos hasta llegar de nuevo a Boumalne-Dadès. Nos dirigimos desde allí hacia Tinghir (o Tinherir, como también se la conoce) por la montañosa y revirada RP1504, para seguir hacia el norte por la RP1521 a partir de Iknouen, para huir de la nacional, que dejaremos para nuestro regreso a Dadès, ya sin apenas luz.

Pero sigamos: una vez superada Tinghir nos adentramos en las segundas gargantas a visitar hoy, las de Todrà. En este caso, la carretera sigue el curso del fondo del río entre altas paredes verticales que forman todo un espectáculo visual.

Otro lugar mágico, pero que rápidamente empieza a quedarse sin luz a la que el sol empieza a bajar un poco debido a la escasa distancia entre las paredes del cañón. Esto nos recuerda que debemos volver hacia Tinghir y, esta vez sí, coger la nacional 10 hasta volver a Boumalne-Dadès y buscar nuestro hotel, en esta ocasión el Xaluca Dadès, propiedad de Lluís Pont, un empresario sabadellense.

Y a descansar debidamente tras esta larga pero fructífera etapa, en la que hemos cambiado por completo las vistas respecto al primer día. La siguiente será la que nos llevará a las esperadas dunas.

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Marruecos de oeste a este (tercera etapa). Del Jebel Saghro a Merzouga

Comenzamos la tercera etapa con frío, cómo no. Al salir de Dadès, el termómetro de Africa Twin Adventure Sports indica sólo 1 grado positivo. Pero enseguida nos calentaremos animados por las vistas y el trazado: dejamos la nacional RN10 y tomamos rumbo hacia el sur por las llanuras que corta una solitaria carretera, la provincial 1521, hasta acercarnos a las maravillosas montañas del Jebel Saghro. Esta cordillera es una prolongación hacia el este de la zona llamada como Anti-Atlas, con cotas máximas de unos 2.700 mts.

Enseguida nos reencontramos con una vieja amiga de la primera etapa: la nieve que mancha las cimas más altas. Hay que tener cuidado con las placas de hielo que van apareciendo en algunas de las curvas sombrías, pero una vez arriba la vista se despeja por completo y disfrutamos de unas vistas extraordinarias y de una carretera que va retorciéndose como una serpiente a lo largo de las áridas y rocosas montañas.

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Dejamos la provincia de Tinghir y entramos en la de Zagora: bajamos hacia una población bereber llamada N'Kob y decidimos que es un buen momento para detenernos y hacer un té (hemos perdido la cuenta ya...) que nos haga recuperar la temperatura mientras sube el sol. Este es un pueblo lleno de vida que aparece, como tantos otros en Marruecos, en medio de la nada.

Un buen lugar donde planificar un alto en el camino, con un par de grandes salones de té, restaurantes y una amplia área de servicio, y que guarda un montón de detalles que nos hacen ver que en esta zona una de las principales fuentes de ingresos relacionados con el turismo es el motor. Algo que se aprecia incluso en los murales que encontramos en algunas paredes, dedicados a los amantes de la gasolina.

En su cruce principal nos desviamos hacia el este, tomando dirección a Tazarine, y cuando llegamos a Alnit vemos las montañas quedarse atrás y allanarse el terreno, hasta que decidimos que es buena hora para detenernos, comer un poco y repostar.

El contraste es importante: si en invierno la mañana es fría, a partir del momento en que sube el sol te encuentras muy a gusto, sin los excesos de los meses más cálidos, que en el interior y sur de Marruecos son la mayor parte del año.

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Nos quedan unos 150 km prácticamente rectilíneos por la RN17, contemplando el suelo pedregoso que lleva kilómetros queriéndose convertir en planícies cubiertas de polvo y, a menudo, con ríos de arena que ya nos recuerdan a lo que que queremos ver, las dunas.

Cruzamos la zona del gran palmeral de la zona de Tafilalet y su capital, Rissani. Pero un poco antes de llegar a esta ciudad el desierto depara una sorpresa: si tomas una pista que aparece a tu izquierda llegas a Gara Medouar, un accidente geológico que se asemeja a un gran cráter y que muchos conocen como “la cárcel portuguesa”, por ser un lugar con un turbio pasado relacionado con el tráfico de esclavos de hace apenas unos siglos. Un escenario natural que también has visto en películas como Spectre o La Momia, y que se debe visitar sí o sí.

La pista que lleva a su entrada es accesible con cualquier moto salvo que haya llovido los días antes, cuando el barro pueda estar aún fresco.

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Y si cuando llegues a Rissani es martes, jueves o domingo, no dejes de visitar su milenario mercado, con artesanos que tallan, cosen, reparan cualquier cosa... Un zoco segmentado por actividades, donde no debes dejar de ver maravillas como las paradas de especias. Pero dadas las horas que llevamos (en invierno hay pocas horas de sol al día), a nosotros se nos hace tarde, así que las etapas se suceden a una velocidad promedio muy baja si lo comparamos con las carreteras europeas y sólo tenemos tiempo en tomar algunas fotos una vez cruzada la puerta de su medina, y seguimos en ruta.

El tráfico se vuelve algo caótico mientras nos acercamos a Merzouga, hacemos antes sólo un alto rápido en una de las múltiples tiendas de los omnipresentes fósiles, como amonites y trilobites, de las muchísimas que veremos a pie de carretera. Y es que hace millones de años esto era el fondo del océano y la naturaleza nos lo recuerda continuamente. ¡Buen momento para practicar un poco el regateo, imprescindible a la hora de comprar en Marruecos!

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Se acaba el día, ya que en invierno hay pocas horas de luz. Pero nos estamos acercando finalmente a Erg Chebbi, el emblemático desierto de dunas en el este de Merzouga. Pese a su fama y belleza, no es tan extenso como muchos podáis imaginar: tiene una forma de almendra con una anchura máxima de unos 5 km y 30 de longitud de norte a sur.

Sus mayores dunas tienen unos 150 metros de altura, y durante prácticamente todo el año, salvo los más duros meses de verano, son la meca de los amantes del off-road, con mucha gente desplazándose por los mares de arena a bordo de 4x4, de motos endureras, de quads, de buggies...

A nosotros nos da aún tiempo de recorrer las dunas adyacentes a Merzouga en paralelo a su carretera, por la pista lisa y dura, pero sin intentar bravuconerías: llevamos la Africa Twin Adventure Sports en “configuración asfáltica”, con ruedas pensadas para un uso polivalente y cargadas con maletas, así que lo de emular a quienes bajan con ellas al Honda Epic Tour lo dejaremos para cuando montemos tacos, en otro tipo de viaje de aventura.

En cualquier caso la sensación es reconfortante como pocas: hemos vivido unos contrastes increíbles a lo largo de tres jornadas sobre nuestra Africa Twin, condensados en sólo unos 1.000 km. Es una de las cosas más fascinantes del país que nos abre la puerta a África, su enorme diversidad, además de la hospitalidad de sus gentes.

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Llegamos al riad a donde nos alojamos, pero antes de que anochezca del todo todavía tenemos tiempo de jugar un partido de fútbol improvisado con los niños bereberes... Al día siguiente toca hacer algo de turismo ya sin la moto, fotografiarnos a pie de todas las dunas antes de tomar camino de Erfoud, y decidir si queremos seguir hacia el norte, pasando por Errachidia camino de los bosques de cedros de Ifrane o si ir de nuevo hacia la costa oeste, por señalaros dos de las múltiples opciones que tendremos para seguir viajando por el país, pero esa ya es otra historia...

Con estas tres etapas hemos querido enseñarles una pequeña propuesta sobre la que construir un primer viaje exótico en moto, ¡ahora te toca a ti!

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Marruecos de oeste a este. Algunos consejos

Para entrar en Marruecos no necesitas visados ni nada por el estilo, y ya no es necesario siquiera contar con certificado de vacunación contra el Covid. Lo que sí necesitarás será tener el pasaporte con una fecha de caducidad superior a los seis meses contando desde la fecha de entrada, el carnet de conducir en vigor, la documentación de la moto al día y a tu nombre (si la moto es de alquiler o cedida es necesaria una autorización formalizada ante notario o similar, donde se especifique que se autoriza a entrar con el vehículo en Marruecos) y, muy importante: el certificado internacional de seguro, el documento que sustituye a la antigua carta verde, donde se detalle que la cobertura de la póliza incluye los daños sufridos o causados en el país vecino.

Algo que hay que comprobar, puesto que algunas compañías de seguros son reticentes a facilitarlo, o incluso nos lo envían con la exclusión explícita de cobertura en Marruecos. A verificar siempre de manera previa al viaje. Además, es muy importante no perder el documento de importación temporal que nos entregarán en la frontera, pues se deberá entregar de nuevo a la salida del país.

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Muy importante: todo viajero debería contratar un seguro de viaje como el que ofrecen compañías especializadas, como IATI. Es algo que, a cambio de un precio muy contenido, nos puede dar toda la cobertura necesaria en caso de problemas de los realmente costosos de solventar: los sanitarios.

Lo habrás escuchado mil veces, pero no por ello debemos dejar de recordar que se debe mantener escrupulosa higiene en cuanto al agua (los occidentales somos débiles en ese aspecto y sólo podemos beber o incluso cepillarnos los dientes empleando agua embotellada), y mejor evitar comer verdura cruda o fruta sin pelar. En el resto, si la comida está cocinada, sin problemas más allá de las preferencias o intolerancias de cada uno.

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Por último: el mejor consejo que se puede dar a quien quiere viajar por Marruecos es que hay que dejar el estrés en casa. Las carreteras siempre esconden sorpresas negativas en forma de agujero en el asfalto, montón de arena por cruzar, caos circulatorio -al menos bajo nuestro prisma- y sustos que te llegan por la aparición de personas o animales en cualquier momento y lugar, donde menos te lo esperarías. Es uno de los motivos que han llevado a las autoridades a dotar de radares, tanto fijos como de tipo portátil, a cualquier población, por pequeña que sea, incluso en pleno desierto.

También encontraremos muchos puestos policiales de control en las entradas y salidas de las poblaciones, que suelen dar paso gentilmente a cualquier moto extranjera disfrutando del país salvo que se llegue a ellos haciendo muy claramente algo que no se debe, lo que nos hace sentir aún más seguros y protegidos en la puerta de África. Disfruta de sus paisajes, de su hospitalaria gente y de la inmensidad de territorios ideales para montar en moto de cualquier tipo.

Marruecos de oeste a este. Tracks para mapas:

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