Se nos va…
La mujer, la piloto, la que ha roto esquemas, la que ha creado escuela, la que ha llevado el motociclismo off road a niveles impensables antes de ella, dejará la competición de motos, aunque no abandona totalmente el mundo del motor. No puede: lo lleva en la sangre.
Laia siempre será la piloto que rompió la barrera en el deporte, esa que separa a hombres y mujeres, porque Sanz no es una mujer que corre carreras de motos: ella es una piloto, sin distinciones de género ni etiquetas.
Laia Sanz ha ganado 14 títulos de Trial, 6 de Enduro y 11 Dakar en la categoría femenina. Es decir, lo ha conseguido en especialidades tan distintas -conviene no olvidarlo- como es el trial, el enduro y los rallys, y eso habla de lo impresionante de sus logros.
En tres ocasiones ha logrado el doblete de títulos de trial y enduro en el mismo año. Ninguna otra deportista tiene semejante palmarés y, desde luego, ninguna lo ha logrado en especialidades tan diversas. Incluso los increíbles 29 entorchados de Toni Bou son exclusivamente de trial, aunque se combinen entre indoor y outdoor.
Impresionante fue su Dakar de 2015. Laia fue 9ª en la clasificación general al final del rally, superando el 10º puesto logrado por la francesa Christine Martin ¡en 1981! Por muy poco no terminó 8ª, perdiendo esta posición en la última etapa.
En aquel Dakar y en la 8ª etapa finalizó en 5ª posición scratch, rodando a solo 44 segundos del líder a falta de 38 km de la meta. Estuvo cerca, muy cerca de dar una histórica campanada. Otro dato: nada menos que 164 pilotos de motos participaron en esa edición.
Esa maldita garrapata...
La de Corbera de Llobregat estuvo a punto de dejar la competición, no por una lesión, sino por la picadura de una garrapata que le transmitió la enfermedad de Lyme el pasado 2020. Esta enfermedad se caracteriza, entre otros síntomas, por causar entumecimiento o debilidad en las extremidades y movimiento muscular afectado, y también una fatiga general muy acusada.
Sanz pasó meses sin poder entrenar, incapaz de hacer poco más que estar tumbada en el sofá. Algo inconcebible en una deportista de élite como ella, habituada a entrenar duramente.
A sus 35 primaveras ha vuelto a lograr un doblete en trial y enduro en el mismo año, frente a rivales más jóvenes y tras superar su larga enfermedad.
Si tenemos en cuenta que en 2013 abandonó el Mundial de Trial para centrarse en el de Enduro y que en 2016 hizo lo propio en éste para dedicarse exclusivamente a los rallys o raids, el mérito cobra aún una dimensión mayor.
Dice la piloto de Corbera que precisamente por todo eso, “estos títulos de ahora los valoro mucho”.
“Me he dado cuenta de lo difícil que es… antes quizás no lo valoras tanto. Te das cuenta, con la edad, que esto no es para siempre y que hay que disfrutarlo”.
Siempre recordaré que, en una de las ocasiones en que visitó la redacción de Solo Moto, pude hablar un rato con ella. Admiré su franqueza y determinación, su claridad de ideas. Laia habla sin adornos ni florituras, sin que falte o sobre una sola palabra y con una total ausencia de divinidad. En aquella conversación entendí el porqué de sus éxitos.
Laia puede maquillarse y ponerse un vestido de noche para asistir a una gala, y a la mañana siguiente vestirse de off road para afrontar una etapa del Dakar, sufrir, caerse, levantar su moto y seguir.
No sé si el mundo del motociclismo sabrá valorar todo lo que ha logrado Laia Sanz en todos los años de su carrera deportiva. Desde aquí nuestro humilde y sincero reconocimiento.
Gracias, Laia. Te seguiremos en tu nueva etapa.