La velocidad variable no lo hará hacia arriba

A pesar de ello, Pérez-Moya afirmó que “a nosotros ya nos parece bien porque algunas vías que hace 30 años se consideraban rápidas ahora deben considerarse como vías de transición”.

El Director del SCT ha realizado estas declaraciones en el marco de las II Jornadas ITS de Cataluña que se celebran en Barcelona, donde descartó que el límite máximo pueda volver en la C-31 y la C-32 a los 100 km/h en los que estaba fijado en 2007. “La velocidad sólo variará para abajo, y a nosotros ya nos parece bien”, ha afirmado.

¿Balance positivo?

A pesar de que apenas llevamos un mes desde la entrada en vigor de la velocidad variable en el área metropolitana de Barcelona, Pérez-Moya se atrevió a afirmar que los niveles de congestión en la C-31 y C-32 han descendido gracias a la medida. Antes, eso sí, había alertado que en un mes es muy difícil sacar conclusiones.

Si bien poco antes de que él tomara la palabra, varios expertos habían cifrado en un 7% los niveles máximos de reducción de la congestión que se pueden alcanzar con esta medida, Pérez-Moya afirmó que él, como usuario habitual de estas vías, ha podido constatar una reducción de los índices de congestión.

Cómo decía, pocos minutos antes, los ingenieros expertos en la materia habían destacado la utilidad del uso de la velocidad variable siempre que se aplique junto con otras medidas como la posibilidad de habilitar los arcenes como carriles para la circulación en casos de congestión, entre otras.

Según ellos, la velocidad variable puede reducir el tiempo total del viaje en caso de congestión en un 7%, mientras que las paradas y arrancadas debidas a las “caravanas” podrían llegar a reducirse en aproximadamente un 47%.

Pérez-Moya también destacó, aunque no dio datos al respecto, que el hecho de estar pendiente de la velocidad que va cambiando hace que los conductores se distraigan menos y por ello se han reducido el número de incidencias. No facilitó, sin embargo, ningún dato de este año que confirme la afirmación.