La utopía europea. Cuando el politiqueo prima sobre la razón

La utopía europea. Cuando el politiqueo prima sobre la razón

El ser humano es, con perdón – y sin él también – muy borrego.

Por eso soplan vientos que amenazan con borrar de la faz de la Tierra (léase Europa) el motor de combustión.

Los políticos de turno, esos seres sonrientes que aparecen en las fotos besando perros, acariciando niños – o era al revés… -, esos entes especialistas en arrimarse al brasero que más calienta, han hallado la fórmula ideal para pescar votos en el Viejo Continente.

Siguiendo la corriente de mojigatería que nos invade, se les llena la boca de promesas verdes y aseguran que en un chisporroteante futuro eléctrico todos seremos altos, guapos y delgados.

Por supuesto antes hay que practicar el exorcismo que finiquite de la tierra el mal, personificado en este caso en los vehículos de combustión. Embarcado en esta santa cruzada, el Parlamento Europeo ha votado definitivamente la prohibición que impedirá la comercialización de coches y furgonetas diésel y gasolina a partir de 2035.

De las motos todavía no sabemos nada, pero no hay que hacerse ilusiones, la nueva inquisición europea dispara a todo lo que se mueve.

Lo malo es que una mayoría les da la razón. Así, por las buenas. Sin pensarlo ni poco ni mucho. A lo borrego.

El egocentrismo de Europa nos hace pensar que somos el ombligo del universo y es nuestro deber moral salvar a la humanidad. Pero la humanidad pasa de nosotros olímpicamente. Estados Unidos, Rusia, América Latina, África, buena parte de Asia, es decir, el resto del mundo y parte del extranjero se chotean de esa yihad ecológica emprendida por los comunitarios.

Vende muy bien el concepto eléctrico. Envuelto en esa jerga marketiniana y ese lenguaje vacío que tanto gusta a estadistas y mandatarios, nos lanzan el discurso unidireccional de las energías verdes. Nos venden la piel del oso antes de cazarlo. Y ocurre lo que de forma sistemática se va manifestando a lo largo y ancho del continente.

El pasado otoño el RTE (Réseau de Transport d’Électricité) planteaba en Francia limitar este invierno el uso de los cargadores públicos en las horas punta, algo que ya paso en USA y China el pasado verano… En Noruega la cuota de eléctricos se redujo en el último mes del 83,7% al 66,5%, demostrando que sin ayudas y con nuevos impuestos, la conciencia verde y ecologista se desvanece. En Suiza se contempla la posible restricción del uso de eléctricos como medida ante una hipotética escasez energética. La medida ya está recogida en el borrador de un proyecto de ley.

Esto son sólo algunos ejemplos de la puesta en marcha de políticas ideológicas sin estudios previos y amparadas únicamente por el qué dirán de los votantes. Claro, lo que ahora se lleva es el veganismo ecológico ultraconservador. No faltaba más.

Por otra parte se ha estigmatizado al carbón, al petróleo y a la energía nuclear. Seguramente se alcanzarán lo kW necesarios para mover Europa colocando placas solares en Finlandia y soplando molinillos de viento en La Mancha.

Seguimos obviando soluciones lógicas y razonables, hidrógeno, combustibles sintéticos Pero claro, hay que salvar al planeta, aunque sea a costa de políticas erráticas, carentes de fundamento y extremadamente populistas.

Yo por si acaso ya he encargado un pollino al pueblo. Seguro que con él puedo entrar sin problemas en la zona de bajas emisiones y sólo correré el riesgo de que suba el precio de la alfalfa. Y de momento no necesita ITV.

Lo dicho, rebaño somos y al matadero nos encaminamos.

Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...