La nueva Midual Type 1 según Glynn Kerr

 “Hay un hombre orinando en el jardín”. La anterior señora Kerr estaba mirando por la ventana de la cocina de nuestra casa de campo francesa con una mezcla de incredu­lidad e indignación de un modo que sólo los británicos consiguen combinar ambos efectos. Esto ocurrió a finales de los noventa, cuando poseer un viñedo (aunque las viñas habían sido arrancadas, por lo que técnicamente sólo era un campo) me había parecido una idea perfectamente razonable. “Vaya, debe ser mi nuevo cliente”, le respondí, como si eso explicara por qué un hombre bien vestido estaba en medio de nuestro césped regando las margaritas con sus efluvios cuando había tres baños en perfecto estado en el interior de la casa. A pesar de haber vivido diez años en Francia, nunca conseguí entender por qué allí los hombres prefieren hacer esas cosas al aire libre, y ésta es una de las razones por las que los británicos nos sentimos más arriba en la escala evolutiva que nuestros vecinos. Así son los france­ses, y Olivier Midy es muy francés.

Jugada maestra

Han pasado quince años desde que la primera Midual que diseñé para Midy apareció en el Paris Mondial du Deux Roues de 1999. Esas primeras motos de salón eran maquetas de fibra de vidrio con motores hechos de madera casi en su totalidad, aunque con un aspecto tremendamente realista. La jugada maestra de Midy fue construir dos motos de salón, lo que daba la im­presión de que la moto estaba a punto para la producción. Como resultado, el stand generó muchísimo interés por el que habría sido el segundo fabricante local de motos grandes de Francia. Pero el fabricante número uno, Voxan, estaba a punto de naufragar, a pesar del importante apoyo del grupo aeronáutico Dassault, y los inversores de Midy se asustaron.

El primer informe de Midy hablaba de una imagen clásica y tradicional, y por una buena razón. El plan A era fabricar motos bajo la marca histórica Douglas, y yo estaba en disposición de conseguir la bendición del Sr. William Douglas, nieto del fundador, para el proyecto. Pero en última instancia, Midy no pudo asegurar los derechos mundiales para el nombre Douglas, una parte de los cuales todavía eran propiedad de un fabricante italiano de bicicletas. De modo que la Douglas se convirtió en la Midual, nombre que en su momento fue considerado el mejor tras varias sugerencias.

El motor boxer con los dos cilindros en el sentido de la marcha era un desarrollo de la disposición original del motor Dou­glas, que había presentado los cilindros opuestos a 180º antes que BMW, pero alineados con el bastidor para facilitar la transmisión final por cadena. Midy resolvió las desventajas inherentes que suponían una larga distancia entre ejes y la falta de refrigeración por aire en el ci­lindro trasero girando el motor 25º. Esto acortó el motor y permitió que la caja de cambios estilo Yamaha se deslizara de­bajo del cilindro trasero, lo que dio como resultado una distancia entre ejes similar a la de la actual Honda VFR. La refrige­ración por agua resolvió el problema del sobrecalentamiento.

La configuración del motor sigue siendo  un aspecto realmente único de la Mi­dual, por lo que era lógico que se convir­tiera en el elemento central del diseño. Para ello, se especificó que el cilindro trasero debía ser visible. El bastidor tubu­lar, diseñado entre Midy y un servidor, se curvó alrededor del cigüeñal y las principales vigas del chasis se situaron hacia la pipa de dirección, lo que dejó el subchasis trasero libre y amplio. Esto permitía una visión clara del importante cilindro trasero.

A fuego lento

Diseñar una motocicleta desde cero no es una tarea fácil, y la Midual era un pro­totipo viable que simplemente llegó en un momento desafortunado. Pero Midy no estaba dispuesto a dejar perder toda aquella inversión, y desde entonces el diseño ha experimentado una evolución lenta y laboriosa. Este verano han apare­cido una serie de primeras imágenes de un diseño revisado. Estas fotos han sido tomadas, de entre todos los lugares del mundo, en el Pebble Beach Concours, justo aquí en California. Pero, ¿por qué no en París? “¡Sacrebleu!”.

Estas imágenes muestran una selec­ción de detalles con un énfasis en los materiales de alta calidad, incluida chapa de madera y cuero, y acabados según las especificaciones del cliente. De modo que la exclusividad es claramente el enfoque de la Midual Type 2. Perdón, uno. Después de esto, la moto ya se ha revelado por completo, y resulta evidente el porqué de la presentación en Pebble Beach, la exclusividad. Un precio de salida de 140.000 euros para los primeros 35 ejemplares que se produci­rán en 2015 necesita alguna justificación, incluso si esta moto disfrutase de un servicio de recogida y mantenimiento de por vida, al estilo del Bugatti Royale. Las imágenes de Pebble Beach también han dado a la moto un público más internacional, lo que resulta esencial si la Midual quiere tener alguna posibilidad de éxito. Los franceses son extremadamen­te patrióticos, pero la confianza en el mercado interno fue uno de los errores de Voxan, y eso que su precio era mucho más convencional. La mayoría de los franceses lo suficientemente ricos para gastarse 140 de los grandes en una moto fueron guillotinados durante la revolución.

Cambios técnicos

En el intervalo de quince años transcurri­dos desde el lanzamiento de la primera versión, el motor, aunque en esencia es el mismo prototipo, ha crecido de 875 a 1.036 c.c., y el bastidor tubular ha sido sustituido por una unidad de aluminio de fundición que supuestamente funciona como depósito de combustible, aunque limitado a 14 litros. Del chasis se dice que es monocasco, aunque como existe un bastidor delantero que conecta la pipa de dirección al basculante, en esen­cia el monocasco sólo es el conjunto que ejerce de depósito y de subchasis trasero. Otras especificaciones técni­cas revelan una potencia de 106 CV a 8.000 rpm, unas cotas de diámetro por carrera de 100 x 66 mm, una relación de compresión de 12:1, 4 válvulas por cilindro, DOHC e inyección electrónica. La transmisión es de 6 velocidades y se sospecha que los amortiguadores son Öhlins y los frenos, Brembo.

La estética también se ha alejado de la original, deliberadamente conservadora, y ahora se le atribuye directamente a Oli­vier Midy. Algunos elementos, como las tapas perforadas del eje del basculante, recuerdan el diseño boxer (Brough Supe­rior, Caterham...), pero si es así, no había ninguna confirmación oficial. Se trata de un diseño mucho más vistoso y cargado de detalles, tal vez un poco recargada y pomposa, como si intentara justificar su precio extremadamente elevado. El care­nado de metal pulido es adecuado pero de difícil reparación en caso de golpes, como bien sabe cualquier propietario de un DeLorean. Y lo más importante, el cilindro trasero permanece visible, aún más por la falta del subchasis, gracias al monocasco en voladizo.

Algunas concesiones

El aspecto global es ahora más moder­no, aunque las dos tapas del radiador tienen un desafortunado parecido con unos colmillos de morsa y están un poco fuera de lugar con el estilo del resto. La enorme variedad de indica­dores situados sobre el “depósito”, una reminiscencia de las motos alemanas O.D. de principios de los años treinta, es impresionante, pero la mayoría están fuera de la vista del piloto. El escape parece torcido de un modo incómodo y si el guardabarros delantero fuera más largo, es posible que llegara a rascar el suelo. No hay duda de que está diseñado para proteger el cilindro delantero, pero su imagen no es nada deportiva. Recuerdo haber batallado con Midy sobre este mismo tema en el primer prototipo, y también sobre la longitud del tubo de escape, que podría haber sido unos 30 cm más corto, en mi opinión. Pero Midy pilotaba una vieja BMW R69, lo que quizás explica por qué estas protuberancias no le parecen fuera de lugar. Supongo que debo con­siderarme afortunado de que no pidiera una horquilla Earles. Ahora, sin ningún diseñador que le discuta sus decisiones, Midy finalmente se ha salido con la suya con el guardabarros frontal.

Es evidente que existe un plan de negocio muy diferente al que había con la primera Midual, aunque queda por ver si habrá suficientes clientes multimi­llonarios para mantener la empresa a flote. La impresión es muy parecida a la de Horex, donde, aparte de unos cuantos patriotas entusiastas, es difícil de adivinar cuál es su base de clientes y qué es exactamente lo que les atraería a comprarlas (de hecho, Horex se acaba de declarar en bancarrota). En ambas máquinas, la estética apenas excita los sentidos. Pero si 35 compradores al año pueden equilibrar las cuentas, entonces deseamos buena suerte para la empre­sa. La Midual es un prototipo único y lógico, y su renacimiento, quince años después del primer intento, representa una gran inversión y dedicación perso­nal. En un momento en que las grandes corporaciones parecen dominar el mun­do, es tranquilizador saber que un solo hombre con una idea y una gran dosis de perseverancia aún puede producir una moto desde cero. Y sólo por esto, Midy merece todo el respeto.

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