A principios de los ochenta tres hombres tuvieron un sueño, crear una auténtica moto francesa con el máximo de componentes franceses, la BFG 1300 Odyssée.
La analogía con la Honda Gold Wing es obligada, salvando las distancias, porque al igual que la nipona esta Odyssée era una turística de gran carenado, transmisión por cardán y su motor era de cuatro cilindros bóxer, como la primera Gold Wing.
Esta es la historia de tres hombres que buscaron devolver la gloria a la industria francesa de la moto. Estos fueron Louis Boccardo, Dominique Favario y Thierry Grange.
Las iniciales de sus apellidos son las siglas de la marca que crearon en 1978, BFG -Boccardo, Favario y Grange-, aunque pronto separarían sus caminos.
La primera moto que saldría de sus mentes sería una turística, una GT de altos vuelos, para que la bandera francesa ondease de nuevo en el panorama motociclista.
Realmente apuntaron muy alto como primera creación, y es que lo normal hubiese sido comenzar por una naked, por ejemplo, para luego crear el buque insignia.
La BFG 1300 Odyssée fue un intento de resucitar la industria francesa de la moto de gran cilindrada
Esto es precisamente lo que hicieron, pero al revés, ya que primero crearían su buque insignia y más adelante fabricarían una naked más accesible, que seria la MF 650, pero esto es otra historia.
Su primer proyecto fue la enorme BFG 1300 Odyssée, una moto híbrida, es decir, movida por un motor de automóvil -francés- con componentes adaptados del mundo de la moto.
Forma parte de una curiosa familia de motos movidas por un motor de coche.
El motor provenía de un automóvil Citroen GSA, un cuatro cilindros bóxer -4T, aire, 8V, SOHC, carburador Solex- de 1.299 c.c. que entregaba 70 CV, con transmisión final por cardán.
El embrague era un monodisco en seco y la caja de cambios de cinco velocidades debería de haber sido de Moto Guzzi -junto con el cardán-.
Al final optaron por un desarrollo propio para poder instalar un neumático trasero de mayor sección.
En la parte ciclo tenía un chasis multitubular, horquilla convencional Telesco -española- y doble amortiguador posterior.
Además tenía doble disco de freno delantero de 300 mm con pinzas Brembo y llantas FPS de 18” -componentes italianos de procedencia Moto Guzzi.
El depósito de gasolina de 22 litros era de material plástico y se ubicaba bajo el asiento, con la bomba de gasolina en su interior.
El tablero de instrumentos provenía de un Renault R5 Alpine, al igual que el gran faro rectangular, que procedía de un Renault R16.
Para fabricarla usaron un motor de Citroen GSA, instrumentación de un Renault R5, frenos Brembo...
Ciertamente fue una rara mezcla de auto y moto con una velocidad punta de unos 190 km/h y un peso final que rondaba los 270 kg...
La Odyssée era tan valorada como bien nacional que el presidente de la República Francesa François Mitterrand en 1982 regaló una unidad a la casa real española.
La producción de las primeras BFG se realizó en la fábrica de La Ravoire (Francia); entre 1982 y finales de 1983 de aquí salieron unas 400 unidades.
A partir de 1984 se produjeron en la factoría de la marca MBK en Saint Quentin -bajo la marca MBK no BFG-, pero solo se ensamblaron 150 motos.
Las ventas tampoco acompañaban y los problemas económicos comenzaron a ser graves…
BFG bajó la persiana en 1988, y el stock de piezas fabricadas fue cedido al fabricante de sidecars Atelier Précision, quien logró ensamblar algunas motos más, hasta que esta firmó cerró en 1996.
La marca cerró definitivamente en 1988 y solo se fabricaron unas 600 motos
Por suerte el Moto Club BFG adquirió el restante de los componentes y piezas, por lo que hoy en día aún quedan unas cuantas BFG con posibilidades de ser reparadas.
En total se fabricaron unas 600 unidades, algunas vendidas a la policía gala, para fines protocolarios, y el resto a usuarios particulares.
Y así se acabó la historia de esta particular Gold Wing a la francesa, una moto desgarbada y feucha que, a día de hoy, cuenta con un activo motoclub que conserva viva su memoria.
