La moto automática de Piaggio, la Gilera Ferro

La moto automática de Piaggio, la Gilera Ferro

Antes del Salón de Milán, en octubre de 2003, se desveló la moto automática de Piaggio, la Gilera Ferro, un interesante y atractivo prototipo.

En aquel momento Piaggio estaba enfrascada en el desarrollo de una nueva gama de motos para reactivar la marca Gilera. Y es que en aquel momento solo producía scooters.

Uno de estos prototipos fue la Gilera SuperSport 600 que, como recordamos, fue una supersport muy avanzada a su tiempo impulsada por un motor de Suzuki GSX-R 600 tetracilíndrico en línea transversal.

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El segundo prototipo era realmente innovador ya que se trataba de una naked bicilíndrica dotada de un inédito motor desarrollado por entero por Piaggio, concretamente por su ingeniero Lucio Masut.

Este propulsor era un bicilíndrico V90º –4T, LC, 8V, SOHC- de 850 c.c. y que entregaba nada menos que 85 CV. Un dato excelente dadas las características del motor.

Era la Gilera Ferro, diseñada por Rodolfo Frascoli Design, que tenía una curiosa estética dominada por el par de faros rectangulares incluidos dentro de una pequeña mascarilla frontal abombada, y con dos silenciosos de escape con salida por el colín. Este gabinete es el responsable del diseño de muchas Moto Guzzi, Moto Morini, Gilera y de las últimas Triumph, como la Tiger Sport 660.

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La moto automática de Piaggio se materializaría en la Aprilia Maná

Además de tener un buen diseño aportaba soluciones técnicas innovadoras como el basculante monobrazo, los frenos de disco lobulados o la horquilla invertida. Pero había más...

Este motor bicilíndrico aportaba algo más, y es que el cambio de velocidades no era convencional sino que estaba dotado de un mecanismo de accionamiento y gestión electrónica bautizado como Servocambio.

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Éste era un variador electrónico automático que se operaba con pulsadores desde la piña izquierda para subir y bajar marchas y convertirse en una moto semiautomática.

Por si todo esto no fuera suficiente, además ya anticipaba un gadget habitual hoy en día: el control electrónico del freno motor. Gracias a ello el piloto podía escoger entre disponer de un gran freno motor o reducir su efecto.

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La instrumentación era mixta analógica digital, con un gran cuentavueltas central analógico de fondo blanco, rodeado por dos pequeñas pantallas LCD, algo en lo que también innovaba.

Se construyó un modelo que, desgraciadamente nunca pasó del estado de prototipo, pero el motor fue recuperado para dar vida a la Aprilia Maná. Por cierto, Ferro en italiano significa hierro, por si te lo preguntabas.

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