KTM Freeride 350, imaginación al poder

Sin duda alguna, la Freeride es una moto ingeniosa. Con la base del motor de enduro de la 350 EXC-F, suavizado y con una potencia reducida a 25 CV, la parte ciclo es completamente nueva, diseñada y desarrollada para esta nueva moto.

Diseñada para recuperar el concepto trial/ excursión que se perdió en el tiempo, hacer excursiones por montaña de forma cómoda y relajada, accediendo a paisajes alejados de la civilización. La idea no es nueva, y de hecho Gas Gas con su Pampera, Beta con su Alp o Scorpa con la T-Ride se encargaron de recuperar ese concepto del trial/excursión. Pero la Freeride está un paso por delante básicamente porque ha partido de un folio en blanco, no de una moto ya existente. No es un retorno al pasado, sino un guiño al futuro. No es una moto de enduro, no es una moto de trial. No requiere el nivel ni el sacrificio de las endureras, sino que se inclina con la ligereza y facilidad de una moto de trial añadiendo un generoso asiento y un depósito de combustible con una autonomía de casi 100 km.

Una moto bien desarrollada, fácil y divertida, que desde mi punto de vista tiene la camaleónica capacidad de poder hacer disfrutar a los poco expertos y, por otra parte, sacar lo mejor de sí mismos a los pilotos con nivel… !Alucinarías si vieras lo que se puede hacer con una Freeride!

Original

No vamos a extendernos sobre sus características técnicas, puesto que ya lo hicimos con motivo de su presentación en Marruecos. Así que únicamente las recordaremos.

El motor presenta algunas diferencias con respecto al de enduro, para conseguir una entrega más suave, menos violenta, y que por tanto se adapte a sus necesidades. Cárter de aluminio rediseñado sin palanca de arranque; sistema de inyección (Keihin) buscando una entrega de potencia menos violenta. Internamente, las válvulas son de acero, pues al no alcanzar el régimen de giro del motor de enduro no hace falta que sean de titanio, lo cual alarga el mantenimiento. El particular escape que pasa por debajo y el colector están protegidos con una placa. Los dos silenciosos de aluminio, con dos catalizadores, emiten un discreto sonido.

El chasis semiperimetral compacto y estrecho está formado de una doble cuna doble de tubos de acero al cromomolibdeno, cerrada por detrás con unas pletinas de aluminio perfectamente acabadas. El depósito de combustible se encaja dentro de los tubos y las pletinas, con lo que se optimiza el balance de la moto. El original filtro del aire -con caja plástica transparente- está situado frente al asiento; es decir, en un sitio elevado y accesible, y encajado dentro del depósito de combustible de 5,5 litros situado tras la pipa de dirección, en posición convencional. Las suspensiones se han diseñado para las necesidades de la Freeride: diversión, facilidad de conducción y control. Así que delante tenemos una horquilla WP con barras de 43 mm regulable en compresión y extensión y detrás un monoamortiguador regulable -incluso la velocidad de la compresión- montado directamente sobre un basculante de aluminio. La horquilla pesa menos que la de una moto de enduro con barras de mayor diámetro y flexa más, es menos rígida, transmitiendo más sensaciones y permitiendo una conducción fluida.

Como opción se sirve un asiento más bajo y las suspensiones también se podrán rebajar, para lo que habrá que acudir a un concesionario. Las llantas de aluminio son de Giant (21” y 18”), sumamente ligeras, y los discos de freno de 240 mm y 210 mm tienen buen tacto, mientras que se han elegido unos neumáticos de trial Dunlop que son más cómodos para circular por algún enlace en asfalto y además encajan con el espíritu de la Freeride, en el que es preferible tener mejor tracción que buscar más prestaciones.

Diferente

Tiene un sonido agradable y una cómoda posición de conducción, y plena libertad de movimientos tanto en pie como sobre las estriberas regulables o sentado en el generoso asiento -que queda un poco alto-. Si mides menos de 1,75 m, te gustaría tener un asiento más bajo, especialmente a la hora de remar. Es una moto que invita a hacer diabluras, porque es fácil de conducir, con un generoso ángulo de giro del manillar y, además, su motor no es nada violento. La Freeride transmite confianza a baja velocidad y una gran sensación de control. Es intuitiva, manejable como una bicicleta y parece reclamar situaciones complicadas; te invita a probar toda suerte de obstáculos aunque tu nivel de conducción no sea el de un pro. Y esa facilidad de conducción es, desde mi punto de vista, uno de sus mejores argumentos, porque ésta es una moto que debe transportarnos a lo desconocido, a descubrir nuevos horizontes, hacer travesías; en definitiva, a disfrutar del concepto trial/excursión que hereda de las inolvidables motos españolas de los 70. La Freeride es conceptualmente una reedición de las Bultaco Alpina u Ossa Explorer, pero a diferencia de aquellas, que en realidad eran motos de trial con un depósito de combustible con mayor capacidad y asiento biplaza, la KTM se ha diseñado partiendo de cero. En nuestra excursión por la Costa Brava con la Freeride tuve oportunidad de simultanear la KTM con una Montesa Cota de 4T; es decir, una moto de trial puro y duro, lo que entre otras cosas significa que no tiene asiento. Inevitablemente pensé que sería sencillo hacer una versión “trial excursión” al igual que se hizo en los 70, pero ésa es otra historia.

Sobre la Freeride, uno se atreve a afrontar escalones, pasos difíciles, rocas o piedra suelta, porque las suspensiones lo admiten y porque la geometría del chasis la hace muy reactiva.

He visto, en manos expertas, hacer sobre la Freeride verdaderas diabluras, como si de una moto de trial se tratara, pero no lo es. Tampoco es una moto de enduro, pues tiene menos limitaciones por altura de asiento, respuesta del motor o anchura del manillar. En pie sobre las generosas estriberas ligeramente retrasadas, flexionando las piernas y desplazando el cuerpo hacia delante o hacia atrás, la Freeride saca lo mejor de uno mismo, sea mucho o poco, en función del nivel de conducción.

El motor es agradable, tal vez me gustaría que tuviera más bajos, pero te permite salir airoso de cualquier situación, y con los neumáticos de trial que se sirven de origen, tiene una gran capacidad de tracción. Como Power Part se sirve la opción de poder variar el mapa y la respuesta del motor, y nos quedamos con la más suave.

No es una moto barata, pero sí una moto sobre la que disfrutará un amplio sector de público: desde los pilotos de nivel hasta quien quiera iniciarse en el off-road sin pasar por una más exigente moto de enduro, hasta un tipo de público con cierta edad que dejó de ir en moto por los motivos que sean y quiere volver a disfrutar del off-road, además de tener una moto para ir a tomar el aperitivo con los amigos. La Freeride no decepciona, sino que emociona. Una moto que permite disfrutar sin necesidad de tener el entreno que reclama una moto de enduro. Una trial/excursión que se puede coger de vez en cuando sin miedo a necesitar la mejor forma física. En definitiva, una moto que ante todo y sobre todo ofrece una enorme sensación de satisfacción. ¡Imaginación al poder!

Solo +

-Facilidad de conducción

-Parte ciclo

-Tracción

-Confort

Solo -

-Precio

-No está homologada para pasajero

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