Son cada vez más los usuarios que, tras su paso por la categoría de 125 cc, deciden pasar al siguiente nivel seducidos por las muchas ventajas que supone conducir hoy en día una moto. Y es que, tras una motocicleta del octavo de litro, con la que ya hemos hecho nuestros pinitos en el mundo de las dos ruedas, qué mejor que seguir creciendo y mejorando nuestra conducción con un modelo más potente y exigente. El siguiente peldaño en el escalafón es hacerse con el carnet A2; gracias a él, podremos tener acceso a multitud de buenas ofertas, que van desde motos de gran cilindrada limitadas hasta modelos como la KTM 390 Duke ABS, diseñada y creada específicamente para la categoría.
Un tamaño clave
Lo habitual hoy en día es que, para la categoría A2, los fabricantes aprovechen sus modelos más lógicos y asequibles (que pueden ir desde los 500 cc hasta los 700 cc), y, tras limitarlos, poner a nuestra disposición un producto de calidad y sobradamente probado. Está claro que ésta es una muy buena alternativa, pero, por lo general, estamos hablando de motos un tanto descafeinadas, ya que en un principio fueron diseñadas con una potencia de acuerdo a su peso y tamaño, y, al ver reducida su caballería hasta los 47 CV que especifica la ley, no todas demuestran un funcionamiento acorde con lo esperado.
La otra opción, más compleja y costosa, es crear un modelo completamente de cero con las especificaciones necesarias para esta categoría, como ha hecho KTM con nuestra invitada. La 390 Duke es una A2 pura y dura, con un tamaño basado en el de sus hermanas menores de 125 y 200 cc y propulsada por un portentoso monocilíndrico 4T LC DOHC 4V de 373,2 cc exactos, de nueva generación, capaz de desarrollar un potencia de 44 CV. En un principio puede parecer poco, pero si tenemos en cuenta que en conjunto sólo pesa unos 139 kilos (en seco), será fácil darse cuenta de que estamos ante una de las motocicletas con la mejor relación peso-potencia de la categoría. Esto, obviamente, nos supone innumerables ventajas, sobre todo tratándose de una A2, ya que en cierto modo conduciremos una moto que se parece muchísimo a nuestra anterior 125 cc, pero con unas prestaciones que están verdaderamente a otro nivel.
En carreteras de curvas puede llegar a rivalizar en aceleración con motos de mayor cilindrada, tal es su excelente relación peso-potencia
Por si fuera poco, no debemos olvidar que se trata de una KTM y concretamente de una Duke, lo que es ya de por sí toda una declaración de intenciones. Y es que, a pesar de tratarse de una moto de 4.989 euros, sus creadores no han alterado ni un ápice el elevado estándar de calidad de costumbre, por lo que además de una relación peso-potencia ajustadísima o un motor de primer nivel, gozaremos de los servicios de una parte ciclo espectacular.
De este modo, como cabría esperar, la 390 Duke se basa en un exuberante bastidor multitubular que destaca por dos aspectos; ligereza y robustez. Al mismo tiempo, su silueta se ha reducido a la mínima expresión (el espacio a dúo es ajustado), que le otorga un tamaño supercompacto, con una distancia entre ejes de 1.367 mm, y un radio de giro muy cerrado que la convierten en una de las motos urbanas más maniobrables que hemos probado.
Lo mejor de todo es que, aun siendo una moto muy ágil, demuestra una estabilidad muy alta en el paso por curva. Ello se debe, además de a su sobredimensionado chasis, al apartado de suspensiones diseñado por la firma especializada WP, que aporta, delante, una robusta horquilla invertida formada por barras de 43 mm y con un recorrido de 150 mm (lo normal en estas circunstancias son barras de 41 mm), y, detrás, un único amortiguador con 150 mm de carrera y sin posibilidad de reglaje.
Cabe decir que ambos elementos nos sorprendieron gratamente por su efectividad y progresividad, hemos de reconocer que nos esperábamos una moto más rígida, con un tarado más duro y brusco de reacciones, pero nada más lejos de la realidad. Al margen de lo que nos pueda sugerir su agresiva estética, la 390 Duke, en cuanto a suspensiones, es una moto bondadosa con su propietario, capaz, en circunstancias normales, de dibujar a la perfección el perfil del asfalto y, cuando afrontamos un terreno más accidentado, de mantenernos al margen de las irregularidades y evitar, con gran solvencia, que éstas interfieran en nuestra conducción.
Todoterreno
En conjunto, la Duke es una moto muy racional y divertida al mismo tiempo, puede que su reducida cilindrada invite a pensar que se trata de una moto exclusivamente urbana, pero sus posibilidades de uso van más allá de lo que se puede pensar en un primer momento.
En carretera, su motor da la talla en las distancias cortas, y llega a rivalizar en aceleraciones y recuperaciones incluso con rivales de mayor cilindrada. Como buen monocilíndrico, su respuesta en bajos y medio es muy buena, ideal para movernos por ciudad incluso en marchas largas, pero si seguimos estrujando en acelerador y apuramos las marchas más allá de las 7.000 rpm, nos obsequiará una entrega final sorprendente que nos permitirá circular a velocidades relativamente altas. Además, el funcionamiento del cambio y el embrague también merecen una mención especial, el primero por su precisión y nula sonoridad y, el segundo, por su suavidad.
En lo referente al comportamiento de la parte ciclo, la Duke es una moto perfecta para aprender; por su fiabilidad, nos permitirá incluso cometer errores, ya que admite correcciones sin rechistar y, por muy bruscos que seamos, acata a la perfección las órdenes que le llegan desde su ancho manillar.
Ligera y fácil de conducir como pocas, la 390 Duke tiene una portentosa mecánica y una parte ciclo de gran calidad
Otro de los puntos que hay que tener muy en cuenta es la frenada. Una vez más, KTM apuesta por soluciones de primer nivel, por lo que ha dotado la 390 con una frenada impresionante tanto por tacto como por potencia de las pinzas Bybre (de cuatro pistones con anclaje radial delantera y de simple pistón la trasera), sobre los discos de 300 y 230 mm respectivamente. La verdad es que los discos y las pinzas utilizadas son plenamente capaces de detenerla de forma fulminante si así lo deseamos, pero avanzándose a las próximas normativas de seguridad activa, los ingenieros austríacos han querido ir un poco más allá con la incorporación de un sofisticado sistema de ABS fabricado por Bosch, con un nivel de intrusión realmente bajo en circunstancias normales.
Con la 390 Duke, KTM ofrece un producto muy concreto que poco o nada tiene que ver con lo que se estila en esta categoría. De hecho, como ya hemos dicho, una moto con su nombre no se trata precisamente de una dócil y sencilla económica, más bien se erige como una alternativa más deportiva y sobre todo más divertida que lo existente.
Puede que su posición de conducción no esté entre las más cómodas, que su protección aerodinámica sea más bien limitada o, incluso, que su equipamiento de serie tenga en su superdotado cuadro de instrumentos su único aspecto destacable, puede ser. Pero de lo que podemos estar bien seguros es de que, como esperan todos los seguidores de KTM, la nueva 390 Duke sigue a pies juntillas el leiv motive de la marca naranja…
CÓMO VA EN…
CIUDAD
Es en ciudad donde pondremos a prueba la excelente capacidad de maniobra de la pequeña Duke. Su cerrado radio de giro, junto con su ligereza y la buena respuesta en bajos y medios de su monocilíndrico, son fundamentales para una de las motocicletas más urbanas de KTM.
CARRETERA
En ocasiones, parece mentira que se trate de una 390 con 44 CV de potencia, su motor empuja con fuerza desde abajo y, gracias a la calidad de las suspensiones, frenos y a la robustez de su bastidor, lograremos circular realmente rápido, si nos lo proponemos, en carreteras reviradas.
AUTOPISTA
El motor rinde de maravilla a altas revoluciones, aunque hará notar su disconformidad con un índice de vibraciones algo mayor. Aerodinámicamente cuenta con las desventajas habituales en una naked, por lo que será aconsejable inclinar un poco el cuerpo para obetener una mejor protección.