KTM 1290 Super Duke R Special Edition: Muñeco diabólico

Chucky surge de aplicar magia vudú a un muñeco que, de esta forma, adquiere el alma de un asesino en serie y co­bra vida. El muñeco diabólico hace lo que quiere con su propietario, el niño al que ha sido regalado lo obedece en todas las locuras que Chucky propone. Chucky ya no es el regalo por­que la voluntad del niño está en manos del muñeco diabólico. El niño es el regalado...

La KTM 990 Super Duke apareció hace once años y ya tenía la capacidad de sacar lo mejor o lo peor de cada uno (depende del cristal con que se mire). Fue una moto muy esperada porque proponía algo totalmente diferente, una alternativa a las erres de siempre que, cuando la probamos, demostró ser capaz de llevarse por delante a cualquier deportiva en carretera abierta.

Además, el diseño de Kiska y la posición de conducción la destacaban hasta el punto de obligarnos a hablar de un nuevo segmento en el mundo de las dos ruedas. La filosofía no ha cambiado un ápice: una moto de diseño agresivo y sin parangón, un motor bicilíndrico lleno de par, una geometría volcada en el tren delantero para ga­rantizar la confianza y la agilidad y una ergonomía a medio camino entre una deportiva y una moto de enduro.

Con el increíble motor de 1.290 cc de KTM, las virtudes de la Super Duke, convertida con los años en Super Duke R de­bido a su enfoque claramente deportivo, no han hecho más que afilarse. Difícilmente haya en el mercado ninguna moto tan efectiva en carretera, y esto porque, a pesar de la competencia que le ha surgido durante estos años, pocas motos transmiten tanta seguridad y son tan buenas haciendo las tres cosas que toda moto deportiva debe hacer: acelerar, frenar, girar.

Pues este juguete para adultos es capaz de hacer perder la cabe­za al más centrado. Aunque te subas a ella sin mirártela para evitar que sus líneas angulosas y todos los componentes racing de esta edición especial te exciten demasiado, aun así, cuando empieces a enlazar curvas, sentirás que vas bien en moto, sentirás que puedes con todo. Porque la Super Duke R Special Edition no es una moto agresiva, es una moto que te lo pone muy fácil. Te lo pone tan fácil que te sientes bueno y todo lo haces con un extra de confianza, por eso decíamos que saca lo mejor o lo peor de ti.

Como un canto de sirena, te agasaja y te impulsa a conducir con una soltura de la que no te das cuenta hasta que miras la velocidad a la que vas o, cuando te bajas, echas un vistazo a los neumáticos... y si no te los has acabado, seguro que has estado muy cerca.

Con los años, la Super Duke R, igual que ha pasado con las R1, se ha vuelto menos caballo loco. Todo lo que ha ganado en estabilidad y dulzura del motor lo ha ganado en confianza y facilidad de conducción. En esta versión especial algunas de sus virtudes se ven reforzadas. El tren delantero incorpora tijas mecanizadas de aluminio, que aumentan la rigidez y reparten mejor la presión, con lo que la entrada en curva es, si cabe, más precisa. Las pinzas de freno siguen siendo las Brembo M50 (¿hay algo mejor?) y la bomba radial de la misma marca, los discos se cambian por unos Galfer lobulados ligeramente flotantes, que prometen una frenada un 25 % más potente.

Para celebrar los diez años de la primera versión especial de la Super Duke, a la Super Duke RR Titanium Limited Edition (con mucho carbono, un Akrapovic y una centralita que le permitía alcanzar los 122 CV) no le podía faltar un señor escape de la casa Akrapovic. Además, esta Special Edition incorpora lo mejor del nutrido catálogo de PowerParts de KTM: manetas de freno y embrague en aluminio mecanizado articuladas y ajustables en distancia y longitud; protectores de las manetas tipo MotoGP, el protector es de plástico y la fijación de aluminio; asiento ergonómico 20 mm más alto, con una espuma especial que reparte el peso uniformemente; tapas mecanizadas de los depósitos de líquidos de frenos y embrague en alumi­nio anodizado de color naranja; protectores de las tapas de embrague y encendido en carbono.

Como colofón, la edición limitada de la Super Duke R viene con una gama exclusiva de colores que la distingue de su hermana.

Hemos dicho que, cuando apareció, la Super Duke inventó un nuevo seg­mento en el mundo de las dos ruedas. Esto es cierto, pero también se podría sostener que motos de carretera con manillar ancho ha habido siempre y que, si alguien inventó este segmento, fue Ducati con su Monster. El caso es que las cosas en la naked de KTM son algo diferentes. La geometría carga mucho peso en el tren delantero, al revés que la Monster, por lo que la KTM es una moto muy rápida de dirección, que transmite mucha información de lo que sucede en el tren delantero y se conduce desde la rueda delantera. Todo es cuestión de estilos, pero sí que es cierto que con la KTM actual, a pesar de tener una geometría más radical que la competencia, no carga las muñecas y ofrece buena estabilidad a alta velocidad.

Respecto a la Monster 1200 S, las medidas ofrecen un poco de luz: el asiento está 25 mm más arriba que el de la Ducati en la posición más alta y la distancia entre ejes es 20 mm menor en la austríaca. El piloto, además, va sentado más cerca del tren delantero. El recorrido de las suspensiones es parecido; en cambio, otra de las competidoras del segmento, la Aprilia Tuono V4 1100, elige un tacto puramente asfáltico con una horquilla con 15 mm menos de recorrido delante y 26 mm menos detrás. Medidas pare­cidas a las de la BMW S 1000 R, que tiene 120 mm de recorrido en ambos trenes y una distancia entre ejes aún menor que la KTM, 1.439 mm por los 1.485 mm de la KTM.

Lo que es innegable es que la Super Duke R siempre ha buscado un ca­mino propio y lo quiere conmemorar con esta edición especial, un camino que no nace de adaptar una moto deportiva poniéndole un manillar plano y dulcificando el motor. El de la Super Duke R Special Edition es el camino de la diversión que, además, resulta ser un camino muy efectivo en carretera.

A pesar de tratarse de una moto evidentemente exclusiva, una moto que guardarás en el garaje con candado fijado al suelo y funda protectora, el puño de gas electrónico, el ABS y el MTC la convierten en un vehículo muy apto para el día a día. La respuesta a medio y bajo régimen es impecable y, en la ciudad, solo echaremos de menos un claxon un poco más contunden­te. Al aparcarla habrá que dejarla en un lugar bien plano, porque el caballete la deja muy derecha y, evidentemente, no tiene central.

Dejando de lado este par de detalles, nos sorprendió el buen hacer de la Super Duke R Special Edition en condiciones de conducción responsable, cuando simplemente quieres dirigirte de un punto a otro sin estar demasiado pendiente de la conducción. El tacto del freno no es seco, los mandos son suaves y, con tanto par motor, casi no te hará falta tocar el cambio.

Si tenías la Super Duke R en tu punto de mira, esta es tu oportunidad para adueñarte de una moto que no pasará de moda; por algo más de 2.000 euros que la versión estándar, esta Special Edition sacará de ti lo mejor y lo peor...

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