Hace ahora alrededor de un año se presentaba en Barcelona la KTM 125 Duke. Desde KTM aseguran que están muy contentos con ella, que la moto ha tenido muy buena aceptación y que se está vendiendo muy bien. Tan satisfechos están con su benjamina, que han decidido premiarla con un pequeño detalle. Bueno, más bien: con una lista de detalles. Le han dedicado lo que la marca llama una Power Parts, una lista de accesorios con la que también cuentan la Duke 690 o la RC8, por poner ¡dos (buenos) ejemplos. Es decir, KTM tiene esta 125 como una joya más de su catálogo. Y por eso ha decidido mimarla.
La gente de KTM, ya vemos, muy felices con la 125 Duke. Pero ¿y la gente de la calle? No creemos que sea necesario realizar una encuesta a pie de pista para extraer conclusiones. Es mucho más sencillo retrotraerse unos años -algunos, décadas-, hasta los dieciséis, para meditar qué habría pasado si a nosotros nos hubiesen ofrecido una moto como ésta. Una moto con una línea prácticamente inédita en el escenario de las convalidadas, con una parte ciclo espectacular -chasis multitubular, horquilla invertida-, con pinza de freno delantero radial de cuatro pistones, con tablier de superbike de última generación… Por si esto fuera poco, por si una streetfighter a escala fuese cualquier cosa, KTM ofrece ahora la posibilidad de hacerla todavía más atractiva, siguiendo los cánones de belleza propuestos por la marca, que de estas cosas entiende un rato.
Ejemplo a seguir
Si a simple vista invita a darse una vuelta con ella -a los dieciséis años eres capaz de irte al fin del mundo-, una vez la has probado no te va a ser nada fácil sacártela de la cabeza. El motor funciona con suma suavidad a bajas vueltas. Se encuentra muy a gusto a bajo y medio régimen, donde se muestra incluso juguetón teniendo en cuenta su limitada potencia. La parte ciclo es de nota, con unas suspensiones que trabajan muy bien, con firmeza, y un rígido chasis que aguanta lo que le echen. Es propia de una moto de mayor cilindrada. Igual que la frenada. La pinza radial de cuatro pistones es efectiva al cien por cien, tanto por mordiente como por su exquisito tacto.
Todo junto suma una naked 125 que se porta de maravilla en ciudad y, sobre todo, en carretera. En curvas no va a encontrar muchos rivales en la categoría, porque a la fiabilidad de su chasis se suma una posición de conducción al ataque, con el manillar muy a mano, relativamente ancho y elevado, con lo que el efecto palanca que se puede hacer en él nos sirve de gran ayuda para llevarla por donde queramos. Lo único mejorable, básicamente, son los neumáticos con los que sale de serie, cuyo agarre no es todo lo deportivo que quisiéramos. Y, esto ya depende del uso que le dé cada uno, el asiento, de tamaño reducido y escaso mullido, bailando al son del carácter racing que desprende tanto la marca como este modelo. Y encima el sonido que emite el escape Akrapovic, sin ser nada escandaloso, hará que más de uno se la tome más en serio aún al verla pasar.
El precio de la KTM 125 Duke es de 3.789 euros. Es un precio elevado para un chico o una chica de dieciséis años, es verdad, pero la inversión vale mucho la pena. Van a ser recompensados con una pila de sensaciones que a más de uno nos habría gustado experimentar a esa edad encima de una moto. Y es que, además, el coste de mantenimiento de este tipo de motos es mínimo, aparte de que su consumo es ridículo, de sólo 3,3 litros a los cien kilómetros. Pues eso… ¡quién tuviera dieciséis años!
Solo +
Motor a bajo y medio régimen
Manejabilidad y estabilidad
Posición de conducción
Frenada
Tablier
Power Parts
Solo -
Asiento algo duro
Neumáticos de serie
Visibilidad retrovisores
Prueba publicada en Solo Moto número 1868