KTM 1050 Adventure ‘Power Parts’: Siéntete libre

KTM 1050 Adventure ‘Power Parts’: Siéntete libre

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Rara vez sucede, aunque este sea el caso, que en una presentación de una gama acaba siendo el miembro pequeño de la familia el gran triunfador. Y eso es lo que nos pasó con la puesta en escena de la nueva gama Adventure de KTM, que se enriquecía con la llegada de la 1290 y la 1050. La protagonista era la hermana mayor, pero la que nos robó el corazón fue la 1050. ¿El flechazo fue real o producto de la situación? Pues semanas después pudimos constatar que nuestros sentimientos no habían cambiado, más todavía cuando nos pusimos al manillar de la 1050 Adventure armada hasta los dientes de Power Parts para realizar esta prueba.

Más de uno puede pensar que, en su momento, la firma austríaca no se quiso complicar la vida y para dar vida a la 1050 tomó una 1190 y la descafeinó. Pues va a ser que no porque tuvimos ocasión de participar en la última edición de la Rodibook al manillar de una 1190 Adventure y después de recorrer más de 600 en un día con ella podemos decir que nos llegamos a hacer buenos amigos. Sí que la posición de conducción, los mandos y los instrumentos son iguales. Incluso estéticamente se parecen y puede costar diferenciarlas a lo lejos. Pero dinámicamente la 1050 marca un punto y aparte. Una agilidad superior se suma a todos los buenos argumentos de su hermana mediana.

Pero es que, además, estamos ante una moto que se puede limitar a 48 CV convirtiéndola en un modelo de acceso de lujo para los usuarios de carnet A2, precisamente parte del objetivo de KTM con la 1050.

Aunque se trate de la hermana pequeña, la 1050 continúa siendo una moto alta, como no podía ser de otra manera tratándose de una maxitrail. La altura del asiento se sitúa en 850 mm, de manera que un usuario de talla media hace pie y puede maniobrar en parado sin grandes malabarismos; no obstante, con todas las motos grandes siempre es más recomendable aparcar encarado hacia la salida para tenerlo más fácil. La posición de conducción es cómoda, y en este caso cuenta con el plus de confort del asiento Power Parts. La protección aerodinámica resulta notable con una pantalla regulable.

Los cubremanos (Power Parts), además de aportar seguridad, también serán de gran ayuda en invierno. Y si le montamos los puños calefactables (Power Parts) será la repera. En este caso, el pasajero también viajará en primera y las agarraderas ya no serán un hándicap que condicione su confort, como sucedía antes.

Antes de ponerla en marcha, bastará darle un vistazo al completo cuadro de instrumentos para saber, gracias a la lista de Favoritos, el nivel de actuación del control de tracción, el modo del ABS y del motor. Y es que el equipamiento y las ayudas electrónicas a la conducción son parte de sus buenos argumentos. En este sentido, cabe destacar que podemos elegir entre tres modos o mapas del motor, como son Sport, Street y Rain. Toda la electrónica se gestiona de forma intuitiva desde los botones situados en la piña izquierda.

Con la electrónica, manetas, retrovisores y pantalla a nuestro gusto, llega el momento de la verdad. Y si no te acaba de convencer la posición de conducción, puedes regular el manillar y los estribos en dos posiciones. Nada más dar al botón de arranque el ronco sonido del escape nos recuerda que lleva montado un Akrapovic como Power Parts.

Nos pueden las ganas de volver a reencontrarnos con las buenas sensaciones de la 1050 y salimos zumbando del parking de Solo Moto. La altura del manillar, que pasa por encima de los retrovisores de los coches, así como el ángulo de giro y la respuesta a bajo régimen, nos permite dejar atrás rápidamente el bullicio de la ciudad. No recordábamos que la protección aerodinámica fuera tan buena. Por vías rápidas pasan los kilómetros como si estuviéramos sentados en el sofá de casa. La posición de conducción es cómoda y el motor gira bajo de vueltas dentro de los límites legales de velocidad, reduciendo el consumo y, por ende, multiplicando de forma exponencial su generosa autonomía. En este escenario, el consumo no se nos fue más allá de los 4,6 litros cada 100 kilómetros, brindado una autonomía de casi 500 kilómetros gracias a su depósito de 23 litros; casi nada.

La agilidad que nos cautivó desde el primer momento está siempre patente. El secreto está en las nuevas medidas de los neumáticos, con 110/80 llanta de 19 delante y 150/70 17 detrás. Con este sencillo cambio, y algún kilo menos respecto a la 1190, la 1050 gana muchos enteros en agilidad, ofreciendo unas grandes dosis de diversión en cualquier situación. Con la 1050 siempre te sentirás libre. La palanca del manillar, junto al acertado tarado de la horquilla WP con barras de 43 mm, nos transmite una notable precisión de la dirección, y, por ende, sensación de seguridad. El amortiguador trasero, cuya regulación de la precarga no se hace a través de un pomo y requiere una herramienta, puede llegar a resultar algo seco, ya que no cuenta con sistema con bieletas y va anclado al basculante.

La 1050 monta frenos Brembo con pinzas de cuatro pistones de anclaje radial que destacan por su progresividad. El tacto del freno delantero es toda una garantía en cualquier situación, más todavía para los usuarios recién llegados a esta categoría. Si los frenos destacan por la progresividad, el ABS lo hace por su buen tarado, sin llegar a ser demasiado intrusivo. Además, se puede optar por el modo off road, donde el ABS solo actúa en la rueda delantera, con la opción de bloquear la trasera. Y precisamente este modo de ABS era el que teníamos en la lista Favoritos 1.

El comportamiento de la parte ciclo es intachable. En un puerto de montaña puedes ir a por nota; la estabilidad y el aplomo son alucinantes. Los 95 CV del motor bicilíndrico dan mucho de sí y son más que suficientes, porque tiene toda la chicha a bajo y medio régimen. A este LC8 no merece la pena estirarlo hasta arriba del cuentarrevoluciones porque poco encontrarás. El tarado de la horquilla quedará patente en estos escenarios cuando mitigue el efecto de la transferencia de pesos tan clásico en las maxitrails debido a sus geometrías y medidas. Además, los casi 230 kilos que pesa en marcha se mueven con agilidad.

Al final de la prueba no hemos hecho la Rodibook o la Rider 1000, pero casi, y sin signos de fatiga en nuestro cuerpo; buena señal de la ergonomía y el confort. Seguimos mirando la 1050 con la misma pasión que el primer día. Puede que no tenga la potencia arriba de la 1290 o la 1190, pero cuenta con otros muy buenos atributos. Hasta nos perdimos por una pista donde avanzamos sin problemas hasta que sus asfálticos neumáticos nos dijeron que lo mejor era ir volviendo cuando la tierra se convirtió en arena. Si te ronda por la cabeza hacerte con una 1050, piensa también que los intervalos de mantenimiento se han alargado hasta los 15.000 kilómetros, el consumo medio no superó los 7 litros cada 100 kilómetros y cuenta con detalles como la luz diurna de led. Buenos argumentos le sobran; incluso el precio ayuda. Tal vez el calor del motor en verano y el amortiguador trasero sin bieletas sean detalles a mejorar, pero ya sabes que para que una relación sea duradera no siempre debe ser perfecta, porque después llegan las sorpresas.

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