Kawasaki Ninja 300. Comprobamos cómo ha madurado la pequeña Ninja

Kawasaki Ninja 300. Comprobamos cómo ha madurado la pequeña Ninja

La Kawasaki Ninja 300 se llama de esta manera, trescientos, no sólo para desmarcarse de la anterior. Su motor de 296 cc es un caso único en la categoría, por lo que se aleja de lo que conocíamos hasta el momento.

Sus dos cilindros en línea cambian por completo respecto a su predecesora. Tanto, que incluso podríamos hablar de otro motor. Además de haber aumentado de cilindrada, ha sido revisado por completo: nuevo diseño de la culata, válvulas de mayor diámetro y bandeja del cárter también más grande, cilindros con nuevos sistemas de mecanización y nuevos recubrimientos, pistones más grandes y a la vez más ligeros, relación de compresión menor, toberas de admisión de doble mariposa…

Lo cierto es que el motor, como el cambio de velocidades, se nota muy fino de funcionamiento. Pero hay más, bastante más.

Esta moto ha ganado muchos enteros con su nuevo diseño. Si antes, con la 250, podía parecernos una Ninja moderada, una deportiva que no acababa de despegar -y en parte lógicamente, puesto que se trataba de un modelo de iniciación-, con la Ninja 300 la cosa ha cambiado de arriba abajo.

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Un amigo me vio con ella parado en un semáforo. “Ei, ¡vaya moto!”, me dijo. “Sí, es una trescientos”. “¡En serio! ¡Sólo es una trescientos!”… Así funciona con esta Ninja, que aparenta, cuando menos, ser una supersport. Al menos una seiscientos.

El frontal con el bifaro rasgado y esa cúpula casi con forma de burbuja engañan, y mucho. Como también lo hace el resto del carenado, el asiento dividido en dos y el afilado colín. Las estriberas sin goma son otro claro guiño a las deportivas de mayor cilindrada.

El cuadro de instrumentos, algo que se le achacaba a la anterior, es totalmente nuevo; ahora sí, mixto analógico-digital, con una pantalla LCD que contempla velocímetro, nivel de combustible y más cosas.

Una trescientos, sí, pero apuntando bien alto. Y no sólo por la apariencia.

Embrague antirrebote

Además del motor totalmente revisado, la Kawasaki Ninja 300 puede presumir de más extras. Sin ir más lejos, del embrague antirrebote que le ha montado la marca y que funciona más que correctamente. Si reduces de quinta a segunda de golpe y sueltas la maneta del embrague, notas cómo éste entra en funcionamiento lentamente, amortiguando la deceleración repentina y evitando que la rueda trasera se bloquee. Muy bueno de funcionamiento, la verdad.También puede alardear de equipo de suspensiones en el tren trasero, con sistema Uni-Trak de bieletas para su monoamortiguador. Su trabajo no es tan impecable como en el caso del embrague, ya que las suspensiones son más bien rígidas (aunque más mórbidas que en la Ninja 250 R para potenciar su faceta urbana), si bien son de agradecer en una moto de su categoría. Su trabajo es más apreciable en carretera de curvas y a cierta velocidad, donde tanto la horquilla como esta suspensión trasera dan la talla.Por otro lado, es posible adquirir la Ninja 300 con sistema de frenada ABS. Una muestra más de la dedicación que ha puesto Kawasaki tanto en ofrecer un modelo muy válido, en sí, como en potenciar su faceta ciudadana de la que acabamos de hablar.

Carácter de adulto

La Kawasaki Ninja 300 es una moto que se muestra muy manejable en ciudad. A pesar de sus semimanillares, gira bastante bien y el asiento no resulta elevado. Se presenta ligera en todo momento y ágil entre coches.

La primera velocidad es muy corta, por lo que enseguida hay que pasar a segunda. El tacto del motor es muy bueno en todo su régimen de giro, se ha ganado mucho. Como también se ha ganado con el trabajo realizado en el cambio de velocidades, ya que es muy suave tanto de leva como de palanca del cambio. No es nada complicado, por ejemplo, encontrar el punto muerto.

En carretera notamos que este motor anda mucho. En quinta y sexta le cuesta algo pasar de la zona media del tacómetro a la zona alta, pero en las velocidades precedentes es muy decidida a la hora de estirarse. De cuarta hacia abajo responde con una soltura que puede llegar incluso a sorprender.

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Mejorable es en carretera la frenada, que sigue siendo de un único disco con pinza de dos pistones. El tacto es bueno, es verdad, pero cuando aceleramos el ritmo por carretera, le falta algo de mordiente; y no habría venido mal, puesto que cuando apretamos con fuerza y la moto frena de verdad, la horquilla no tiende a descomponerse y se mantiene por su sitio.

Por lo demás, esta moto hará las delicias de los que quieran iniciarse con un deportiva de media cilindrada porque, primero de todo, corre lo suficiente, porque es muy ligera y manejable, y, fundamental, porque en vivo es incluso más atractiva que en fotos.AcogedoraEs verdad que las estriberas de la Ninja 300 quedan un poco retrasadas si tenemos en cuenta que buena parte de su uso se lo daremos por ciudad. Tampoco lo están de una forma exagerada, pero sí algo más de lo que lo estarían en una naked, por ejemplo.Por lo demás, se trata de una moto confortable para tratarse de una deportiva, con una ergonomía muy conseguida a pesar de las estriberas y de los semimanillares. Es, en cualquier caso, una Ninja moderada, ya que el acople una vez encima de ella es casi perfecto. Ninguna parte del cuerpo sufre con el paso de los kilómetros y la cúpula protege de sobras si nos agazapamos tras ella. Y esto es de agradecer, ya que la moto es capaz de superar los 180 km/h.Lo único mejorable es el asiento. Sus dimensiones son adecuadas para el tipo de moto que es; más bien escasas, cierto, pero suficientes de todas maneras. El mullido es discreto, si bien no por ello deja de ser un asiento cómodo. Un poco más de mullido lo habría hecho algo más confortable, en cualquier caso.El precio de la Kawasaki Ninja 300 es de 5.200 euros. Y si la queremos con sistema de frenada ABS, sólo tendremos que añadir 550 euros más.

CÓMO VA EN...

CIUDAD

A pesar de los semimanillares, la posición de conducción no es forzada. La ergonomía es correcta, y eso que es una moto muy compacta. La primera es corta y enseguida hay que cambiar a segunda. Gracias a esto, por otra parte, no le cuesta salir desde parado.

CARRETERA

El motor se va estirando con nervio y progresivamente en las cuatro primeras velocidades. Va por el sitio con facilidad y sin contratiempos, a la vez que se conduce de forma relajada gracias a su posición de conducción. Más mordiente en el freno delantero habría sido definitivo.

AUTOPISTA

Su velocidad máxima está por encima de los 160 km/h, que no está nada mal. La cúpula y el carenado protegen sobradamente si nos agazapamos dentro de ellos; eso sí, el asiento es de corte deportivo. Gira con suavidad y es posible dotarla de ABS como opción.

SOLO +

Nuevo motor más potente

Suavidad de funcionamiento

Monoamortiguador con bieletas

Embrague antirrebote

Tacto del cambio

Diseño

SOLO -

Frenada mejorable

Lugar del pasajero

Precio

Comparativo publicado en el Solo Moto actual 1898

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