Honda CTX 1300: Touring original

Como sucede con todas las integrantes de la familia CTX, la nueva 1300 es una moto controvertida desde su nacimiento. Por su particular diseño, tiene grandes defensores, pero también algunos detractores que no le encuentran ningún sentido. Está claro que sobre gustos no hay nada escrito, pero seguramente estaremos todos de acuerdo en que, sea cual sea nuestra opinión sobre su concepto, hay que reconocer que la bagger de Honda tiene un diseño espectacular y muy llamativo que la convierte en ese tipo de motos que logra que todo el mundo vuelva su mirada cuando pasa.

Al contrario que su hermana menor, la CTX 700, nuestra invitada es una moto superexclusiva. Si la observamos con detenimiento, apreciaremos que se trata de un modelo de categoría premium dentro de la gama del fabricante japonés, pues goza de un equipamiento, calidad de acabados y diseño de primerísima calidad. Su estilo es muy característico, con el asiento casi en el suelo (a 735 mm exacta-mente), el manillar tipo cuerno de vaca, una distancia entre ejes larguísima y un culo rechoncho debido a las amplias maletas incorporadas de serie, que, todo sea dicho, se encuentran perfectamente integradas en la estética de la moto. Como muchos de vosotros sabréis, la bagger es una filosofía muy unida al mundo del custom, aunque Honda ha sabido reinterpretarla y adaptarla a su particular forma de entender las cosas, donde la tecnología de última generación y la calidad son lo prioritario.

Una gama alta como la CTX se caracteriza por muchas cosas, pero, sin duda alguna, una de las más importantes es por llegar de serie con un equipamiento nutrido y bien seleccionado. Casi todo en ella está pensado para que disfrutemos de nuestros desplazamientos de forma tranquila y placentera, de ahí que su posición de conducción sea una de las más cómodas que hemos probado. Y es que si cerramos los ojos nos sentiremos como en una custom; perfectamente sentados en un asiento muy acogedor que destaca por la estabilidad que proporciona su apoyo lumbar, con las piernas relajadas en unas estriberas bastante centradas y con los brazos elevados para sujetar un manillar excepcionalmente ancho. Pero sólo hace falta circular un poco para darnos cuenta de que ni de lejos se trata de una ruda motocicleta americana, ya que ante nosotros se despliega un elaborado carenado de tamaño medio cuyas alargadas formas ayudan a incrementar la sensación de amplitud.

En la parte central del mismo encontramos un elegante cuadro de instrumentos dotado con una pantalla LCD que alberga un ordenador de a bordo sobradamente equipado, acompañado, a su vez, por toda clase de relojes e indicadores luminosos que nos proporcionan una ingente cantidad de información de forma limpia, ordenada y muy visible. Al mismo tiempo, el tablier se encuentra flanqueado por un par de pequeños altavoces que forman parte de un sofisticado sistema de audio con Bluetooth y entrada de datos por USB –ubicada en la guantera derecha–, a través de los cuales podremos vincular nuestro móvil a la CTX 1300 y escuchar nuestras canciones favoritas cuando circulemos; las pistas saldrán reflejadas en la pantalla digital. Todas las funciones del equipo de audio y el ordenador de a bordo son accesibles mediante un par de hileras de botones (de buen tamaño para poder ser accionados con guantes) dispuestas en la parte anterior del depósito de gasolina y acompañadas, en ambos casos, por sendas guanteras con mecanismo de apertura por presión.

La CTX es una moto cuidada hasta el extremo, con detalles muy laboriosos y tan discretamente rematados que pueden llegar a pasar inadvertidos en un primer golpe de vista. Éste es el caso de los puños calefactables, cuyo botón está tan discretamente colocado al inicio del puño izquierdo que apenas se ve. Su funcionamiento es muy sencillo, simplemente deberemos presionarlo para seleccionar la intensidad de potencia, que está repartida en cinco niveles visibles en la pantalla LCD, por lo que siempre sabremos exactamente la cantidad de calor que vamos a recibir.

Uno de los aspectos más destacables de la CTX 1300 es la capacidad de carga. Tal y como sale del concesionario dispone de todo lo necesario para comenzar nuestros viajes, ya que, como buena bagger, trae las maletas posteriores de serie. Su capacidad es muy buena, sobre todo en la situada en el lado derecho, ya que en la izquierda encontraremos una bolsa de herramientas bastante completa que le resta algo de espacio.

El apartado de iluminación ha sido otro de los aspectos muy cuidados en nuestra invitada. Delante gozaremos de una cuádruple óptica de gran potencia y efectividad rematada por una elegante guía de leds para las luces de posición, y detrás, su llamativo piloto posterior también confía en la tecnología led para garantizarnos una mayor potencia de iluminación y, por lo tanto, una mayor visibilidad entre el tráfico. Al mismo tiempo, también se incorpora un sistema de intermitentes autocancelables para los más despistados. Por último, el listado de equipamiento de la CTX 1300 se complementa con elementos más convencionales, como caballetes central y lateral, la leva de freno regulable y el siempre útil sistema HISS de seguridad.

Es obvio que el imponente aspecto de la CTX y su superdotado equipamiento son dos de sus principales argumentos, o al menos los que más llaman la atención en un primer momento, pero para darse cuenta de su calidad no hay nada mejor que comenzar a rodar con ella.

La CTX 1300 es una moto diseñada para disfrutar de una buena ruta a ritmo relajado, sin prisas, y, por qué no, la moto ideal para aquellos a los que les gusta exhibirse, captar todas las miradas. Eso sí, disfrutando en todo momento de una suavidad de funcionamiento simplemente exquisita a todos los niveles. Como ya hemos dicho, el confort de marcha es uno de los pilares sobre los que se fundamenta el comportamiento de la CTX. Ya sea como conductor o como pasajero, la comodidad es igualmente buena y nos permitirá gozar al máximo de nuestro trayecto. Lástima que se vea algo limitada en protección aerodinámica, sobre todo por culpa de su casi inexistente parabrisas, aunque, todo sea dicho, a una velocidad superior a los 110 ó 120 km/h el frontal hace un efecto pantalla al desviar el aire que impacta sobre él y nos protege algo mejor.

Para tratarse de una moto de 338 kilos en orden de marcha y 1.645 mm de distancia entre ejes es relativamente manejable, todo ello gracias a un reparto de pesos bastante equitativo entre ambos ejes, un centro de gravedad especialmente bajo y un manillar muy ancho con un efecto palanca muy acusado, además, como se llega perfectamente al suelo –independientemente de nuestra estatura–, su maniobrabilidad en parado es muy lenta y pesada, pero segura. Lógicamente, por muy hábiles que seamos, nos podemos olvidar de hacer giros muy cerrados; su radio de giro es amplísimo, por lo que su agilidad urbana, al menos en el tipo de ciudades que se estilan en Europa, es muy limitada.

Sin embargo, en carretera abierta es otra cosa. Gracias a su portentoso motor V4 transversal –un viejo conocido pues¬to al día, recuperado de la exitosa turística Pan European STX 1300–, se comporta de forma muy agradable y suave, con una respuesta excelente en bajos y medios (el par es de 106 Nm), y con una entrega muy lineal incluso en marchas largas y a bajo régimen. Como por su estilo no es una moto que invite a una conducción agresiva, resulta fácil contener sus consumos, que estarán en una media de 6 ó 7 litros a los 100 km (e incluso menos si realizamos una conducción fluida), esto nos proporcionará una autonomía de más de 300 km, lo que siempre es importante a la hora de rutear.

En marcha, con la CTX todo parece ocurrir a cámara lenta, por lo que deberemos adaptarnos y acostumbrarnos a su estilo de conducción, anticipar todos los movimientos y echar mano del contramanillar para meterla con decisión en las curvas. Las suspensiones, aparte de ser muy confortables, la mantienen pegada al asfalto y la sujetan firmemente a pesar de sus grandes inercias –provocadas por su peso y el empuje del motor–, lo que nos proporciona un paso por curva muy estable y preciso, y que nos llevará en infinidad de ocasiones a arrastrarlo todo por los suelos. Por suerte, la CTX 1300 es una moto con una conducción muy segura; de hecho, Honda la ha dotado con las mejores soluciones tecnológicas a su alcance para que así sea. Y es que poder disfrutar de una montura con control de tracción de serie (es desconectable) y la de sobras conocida frenada Combined ABS es toda una garantía de buen funcionamiento y seguridad. Sea cual sea el estado del asfalto o las circunstancias meteorológicas que nos encontremos, la avanzada electrónica de la CTX 1300 nos mantendrá prácticamente al margen de todo ello, por lo que podremos concentrarnos en nuestra conducción y dejar al cerebro de la CTX todo lo demás.

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