Honda CB500X: Versatilidad A2

Honda cuenta con muchas familias ilustres entre sus filas, pero pocas le han aportado tantas alegrías en cuanto a ventas como las CB, que, en una de sus facetas más habituales, todavía defiende los intereses de la marca en las cilindradas medias y de iniciación.

Siempre ha sido una saga muy diversa, acogiendo entre sus filas desde modelos deportivos del más alto nivel en su faceta CBR hasta nakeds de primera línea en su apariencia más convencional como CB. Eso sí, sea cual fuera su aspecto o cilindrada, siempre se han mantenido fieles a su filosofía de ofrecer un producto muy funcional y lo más utilitario que sea posible. Pero el mercado de la moto está en continua evolución, siempre bailando al son que marcan las necesidades y gustos de los posibles compradores, algo a lo que siempre se han sabido adaptar perfectamente las CB con modelos como el que hoy probamos: la CB500X.

La pequeña crossover de Honda llega a su segunda edición, una muestra definitiva de que su propuesta funciona, lo que no es de extrañar, ya que las crossover son posiblemente el tipo de moto que mejor se adapta a las especificaciones de cómo ha de ser una utilitaria A2 de uso principalmente ciudadano. Esta última versión se siente más sólida y con mayor presencia; en cuanto a diseño y acabados está mucho más lograda y, aunque su equi­pamiento no es que haya cambiado mucho, sí que recibe algunos elementos que cabe la pena destacar.

El primero y más evidente es la utilización de la tecnología led para el faro y el piloto posterior; aunque muchos no sean conscientes, la iluminación es un punto básico en la seguridad. La alta luminosidad de esta tecnología –y bajísimo consumo energético– consigue que veamos y se nos vea muchísimo mejor, por lo que siempre será un dato a tener en cuenta, en especial cuando lo compramos con soluciones más convencionales.

El otro elemento en cuestión es el semicarenado, que ha ganado un poco de cuerpo y, aunque su llegada no ha supuesto una diferencia abismal para usuarios corpulentos, la adopción de un nuevo parabrisas un poco más grande mejora su protección aerodinámica en la zona del pecho y la cabeza, donde se aprecia un menor impacto del viento a velocidades altas. Siguien­do con la posición de conducción, el asiento es estrecho, por lo que apoyar los pies en parado a pesar de sus 810 mm de altura será muy, muy fácil y no tendremos que ser especialmente altos para hacerlo con total seguridad.

La comodidad que proporciona es buena en distancias cortas y medias, pero algo más ajustada si lo que queremos es hacer algún viaje o tenemos que pasar mucho tiempo sobre ella. Pese a todo, uno se siente a gusto des­de el primer momento; su posición inspirada descaradamente en la de las trail nos hace adoptar una postura de total dominio, al mantener la espalda recta, las piernas en ángulo casi recto y los brazos bien abiertos para que sujetemos con fuerza el ancho manillar.

Su condición de moto A2 prácticamente le obliga a ser muy manejable y fácil de conducir, dos requisitos que, todo sea dicho, nuestra invitada cumple sin problema alguno.

Mecánicamente es una exquisitez, y es que puede que su bicilíndrico 4T LC DOHC 8V no sea uno de los propulsores más complejos de Honda, pero lo que sí os podemos asegurar, es que su divertido comportamiento no tiene nada que ver con el talante parsimonioso de algunas de sus rivales. La sua­vidad de funcionamiento es extraordinaria; el tacto de gas, el embrague o el cambio son una auténtica delicia.

Es cierto que la potencia limitada a 47 CV a 8.500 rpm no es un dato que impresione, pero la alegre forma de entregarlos la convierte en una mecánica con carácter, aunque para ello nos veamos obligados a mantener un alto régimen de vueltas. Y es que es a partir de las cinco o seis mil revoluciones donde saca su genio, acompañado este régi­men por un sonido digno de una moto de mayor cilindrada, que nos invita a exprimirlo a tope. La banda de potencia es obviamente un poco estrecha, por lo que el uso del cambio es bastante frecuente, particularmente nos recuerda mucho a una 125 cc de 2 tiempos de antaño, en las que llevar la relación correcta era imprescindible para conservar un buen nivel de prestaciones.

Este tipo de conducción es excelente para aprender; como todo conductor novel, seguramente fallaremos una marcha, a veces nos quedaremos cortos de desarrollo y en otras ocasiones quizás un poco largos, pero seguro que con el tiempo ganaremos una agilidad y conocimientos que nos serán vitales en motos mayores.

Lo mejor es que la facilidad de conducción de la CB no se limita exclu­sivamente a la entrega del motor. La parte ciclo también ha sido diseñada para simplificar las cosas, de ahí que frenos, suspensiones y chasis formen un pack muy compacto y de carácter bondadoso para el conductor. Entre la ligereza y el ancho manillar, la CB 500 X se conduce muy fácilmente, es rapidísima en la entrada de los virajes y los cambios de peso los realizaremos casi sin esfuerzo

Una de las novedades de esta versión es que desde ahora la horquilla dispone de reglaje en precarga, una opción sobre la que tendremos que trabajar, pues tal y como viene de serie se siente demasiado rápida de compresión y con una retención demasiado suave. Detrás también adolece de un tarado de suspensión bastante blando, posiblemente, debido a que se ha enfocado su comportamiento a un uso principalmente urbano, ya que si bien es cierto que en carretera esta excesiva suavidad acota sus movimientos, en ciudad responde a la perfección sobre el habitualmente maltrecho asfalto urbano.

En muchos aspectos, la CB500X es comparable a un scooter, eso sí, un scooter con la potencia, prestaciones, facilidad de manejo y carácter de una moto de media cilindrada. Por ejemplo, a la hora de frenar, también se comporta de forma magnífica; siendo lo ligera que es, el conjunto de frenos fabricado por Nissin no tiene un excesivo trabajo, con un par de discos de 320 y 240 mm con pinzas de dos y un pistón, respectivamente, repartidos entre ambos ejes y la asistencia de un competente sistema de ABS –marca de la casa–, tiene cualidades más que suficientes para garantizarnos una

frenada con potencia de sobras en cualquier circunstancia. En general, es una de las A2 más versátiles que existe, puede ser nuestra arma secreta en ciudad y, al mismo tiempo, nuestra compañera ideal los fines de semana, donde incluso algunos ven en ella un cierto potencial trail que amplía mu­chísimo sus posibilidades de uso. Por si fuera poco, desde el punto de vista de la funcionalidad, el pequeño twin de la CB es también un motor con un consumo bajísimo; de hecho, en las pruebas realizadas las medias a duras penas llegaban a superar los 4 litros, siempre dependiendo del ritmo y la conducción.

Sea como sea, es una moto que nos ahorrará muchos viajes a la gasolinera, ya que el gasto es tan bajo que con un depósito de 17,5 litros – una barbaridad en una moto de su cilindrada–, podremos realizar kilómetros y kilómetros sin siquiera ver el nivel de combustible bajar.

Virtudes le sobran, eso está claro. Igualmente, no podemos olvidar que es una de las A2 más asequibles de Honda, su precio de 6.249 euros es francamente competitivo, sobre todo teniendo presente que no existe una rival directa, por lo que goza de cierta exclusividad. ¿Qué más se le puede pedir a esta pequeña crossover?

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