Honda CB 1100 EX: Encantadora

La estética de los 70 es algo más que una moda, un fenóme­no que tiene diferentes lectu­ras. Por una parte se puede interpretar como un recurso fácil utilizado por los Departamentos de Marketing y/o Diseño de las grandes compañías. Otros pueden pensar que es más cómodo recurrir al pasado que diseñar el presente y futuro. Pero en cualquier caso, esta corriente que alimenta diferentes campos como la moda, la música, el diseño o la automoción, además de una estética que sin ninguna duda sigue gustando, en el caso de una moto como esta CB 1100 EX se acompaña con argumentos de peso mas allá de las apariencias.

La EX es una moto encantadora, y ese encanto se basa en su simplicidad apoyada por una tecno­logía y materiales sencillamente impensables cuan­do se presentó la versión original en el año 1969.

Esta reedición de la CB 750 Four en versión 1100 nació o mejor dicho renació debido a la presión del mercado japonés y a su gusto por la imagen de los 70. Cuando se presentó de nuevo ante el público y después de comercializarse unos años en Japón, algu­nos países europeos la reclamaron para sus mercados.

No es ésta una moto para mayorías sino para los que valoren su encanto y una curiosa mezcla de sencillez y tecnología o tecnología y sencillez. Sí que es cierto que la configuración de la CB 1100 es la de una moto simple, pero la calidad de sus componentes, diseño, la experiencia de Honda y el mimo que pone en algunos modelos como el que nos ocupa hacen de la CB 1100 EX todo un símbolo de la marca del ala dorada. Viene a ser como un autoho­menaje a una moto que rompió moldes y que con su tetra­cilíndrico SOHC en línea refrigerado por aire de 67 CV de potencia plantó cara a la industria europea. Luego llegó la versión DOHC con una cilindrada de 900 cc antes de la 1100, pero la esencia de la moto original siempre perma­neció, y de hecho que siga presente es parte de la magia de esta CB 1100 EX.

Tras una primera versión aparecida hace dos años o mejor dicho una reedición en 2012, ahora le toca el turno a esta 1100 EX que mejora en diferentes aspectos, empezando por la estética, puesto que monta unas llantas de radios que algunos reclamamos cuando se presentó la versión anterior...

En aquella ocasión, el argumento del Departamento de Diseño de Honda fue que querían transmitir un “toque de modernidad” dentro de una estética retro. Pero creo que to­dos estamos de acuerdo en que las llantas de aluminio con radios que conservan sus medidas de 18” encajan mucho mejor que las llantas de aleación de color plata del modelo anterior. Conservan las medidas de éste, los neumáticos montan cámara y la frenada es igual (discos flotantes de 296 mm) con el ABS que se sirve de serie. Pero con buen criterio, además de las ruedas, esta EX ha mejorado al in­corporar algunos aspectos prácticos y una sexta velocidad que en la versión anterior brillaba por su ausencia. Se sirve en tres versiones cromáticas: el denominado Rojo Candy Alizarin, Blanco Perla y Negro Metálico Darkness.

Si algo se le pude reprochar a esta CB 1100 EX, es que con 260 kg en orden de marcha es algo pesada, y eso significa que pesa 12 kg más que la versión estándar que sigue en catálogo a un precio de 12.199 e. Los kilos se notan especialmente a la hora de maniobrar, pero afortunadamente la altura de asiento es baja (795 mm) y su acolchado revisado la hacen más confortable. Las suspen­siones las conforman dos amortiguadores traseros regulables (cinco posiciones) en precarga a través de la llave tipo gancho; la horquilla con barras de 41 mm firmada por Showa también es regulable en precarga.

Una moto simple pero agradable y funcional, que ahora refuer­za su estética y algunos aspectos prácticos. Conserva el tetra­cilíndrico en línea transversal DOHC con un acabado en plata muy elegante y se ha recurrido, como en modelos de hace más de veinte años, a la refrigeración por aire apoyada con un radiador de aceite. Con una potencia de 88 CV a 7.500 rpm, tiene un tacto extremadamente suave y un carácter amable, no vibra y prácticamente se puede arrancar salir en tercera. El cambio silencioso y el embrague extremada­mente suave para un motor que brilla en medios en torno a las 4.000/5.000 rpm y a partir de entonces parece cambiar un poco su carácter siendo más vivo pero en ningún caso agresivo. A partir de las 5.000 rpm y hasta las 7.000, la vieja CB parece que saque carácter y tiene un punto excitante propio de los cuatro cilin­dros, con un aullido muy emocionante pero siempre conservando sus formas, su esencia en forma de suavidad y discreción. La verdad es que más allá de las 7.500 vueltas, creo que no vale la pena llegar porque lo mejor de su comportamiento se aprecia mucho más abajo. Me quedo con su medio régimen y en una conducción más sport, entre las 5.000 y las 7.000 vueltas para disfrutar de un motor prodigioso en toda su intensidad. Un motor que, a diferencia de otras neorretro, es capaz de transmitir emociones. Unas emociones que llegan al primer golpe de vista y después de hacer girar esta maquinaria de precisión que en su forma original sorprendió tanto al mundo de la moto, como ese primer freno de disco que montó la CB 750 Four que fue el primer disco en una moto de serie... ¿Pero no estábamos hablando del presente?, pues eso, volvamos al tiempo real...

Se ha montado una sexta velocidad y en consecuencia se ha modificado ligeramente la relación de las cinco primeras velocidades para dejar una sexta que es como una directa con la que a 120 km/hora gira a 3.500 rpm y sobre las 4.000 vueltas a 140 km/hora. Con la incorporación de esta sexta velocidad, el consumo es ligeramente más bajo y de media se sitúa sobre los 6 litros a los 100 kilómetros, lo que con un depósito de combustible que ahora tiene tres litros más de capacidad, se pueden hacer más de 300 kilómetros sin repostar, que pueden llegar a casi 400 rodando a 120 kilómetros/hora de forma sostenida.

El hecho de que el depósito de combustible sea más grande afecta a la estética de esta CB, puesto que ahora ha perdido la fina y más estilosa silueta que conserva la versión estándar, y esta EX se ve un poco voluminosa, además de que sobre el asiento las piernas quedan más abiertas.

El escape también es nuevo y ahora es doble, 40 mm más corto, y los codos son de doble pared para evitar que se tornen azules con el paso del tiempo y el calor.

Otro detalle que se ha modificado estéticamente son los paneles laterales que recuerdan a los de otros modelos de la casa. También observamos dos asas bien disimuladas para el pasajero que incorporan unos prácticos ganchos para anclar los pulpos.

De entre los nuevos detalles prácticos, hay que destacar el nuevo cuadro de instrumentos, que conservando los dos relojes de tipo ana­lógico, recibe un punto de modernidad con una nueva pantalla digital entre los mismos, en el que destaca la llegada de un indicador de la marcha engranada. Al respecto no es la primera vez que opino que sin ser imprescindible, sí es un detalle agradecido al que te acostumbras, y con según qué tipo de propulsores, como en el tetracilíndrico de esta CB, es bienvenido.

Es una moto de contrastes. Es corta entre ejes, contenida, se nota pequeña. La posición de conducción es agradable con las manos arriba, las estriberas bajas y las palancas de freno trasero y cambio muy cerca de las estriberas. El asiento es cómodo y tiene un acolchado más grueso que la ver­sión estándar, pero conserva una altura que permite a un amplio núme­ro de usuarios llegar con facilidad al suelo. Así que moverla en parado no resulta complicado, porque además el manillar tiene un generoso radio de giro. Se nota algo pesada, pero resulta práctica; la pata de cabra dispone de una pestaña que la hace fácil de colocar y también dispone de caballete central. Siendo un poco pesada en parado pero ágil y fácil en orden de marcha, el motor es una delicia, muy suave, sale muy bien desde abajo y tiene unos medios prodigiosos. Entre curvas parece reclamar una conducción fluida, armoniosa, redondeando las trazadas. Las ruedas de 18” transmiten un feeling de otros tiempos, si bien es cierto que no favorece a los cambios de dirección, que no se pueden hacer a la velocidad de la luz. Esta CB parece pedirte que te adelantes en todos tus movimientos, que te tomes cierto tiempo, al igual que se hacía con las motos de otros tiempos, pero transmite sensación de seguridad y confort. En las curvas rápidas me­jora la entrada en curva y aumenta un poco la precarga. Son éstas unas suspensiones en cualquier caso que se adaptan al carácter tranquilo de esta CB, con un tarado en el que el confort es más importante que otra cosa. La verdad es que se puede rodar con confianza a pesar de que el conjunto es en cierto modo bastante flexible, pues sus reacciones son naturales e incluso previsibles. Las limitaciones en una conducción más deportiva llegan por la altura de las estriberas o mejor dicho de los avisadores de las estriberas, que se pueden sacar. El cambio se mues­tra un poco duro en las reducciones propias de una conducción sport, y en líneas generales creo que esta CB 1100 EX prefiere los paseos donde disfrutar al máximo del sabor de las motos de otros tiempos, en combinación con el tacto de un motor que no me cansaré de repetir que es muy placentero.

La frenada tiene muy buen tacto, es potente y progresiva, con un ABS que me parece poco intrusivo y, al igual que en otros tiempos, conviene apoyarse en el freno trasero para disfrutar de una agradable sensación de control.

En definitiva, nos ha gustado esta versión EX de la CB 1100 y consi­deramos que es un acierto el que se monten llantas de radios, pues es­téticamente son más armoniosas que las llantas de aleación y conservan ese sabor de otros tiempos que sigue gustando los que pasamos de los 50 y también a las nuevas generaciones, tal y como pude comprobar en las calles de Barcelona... ¡una moto encantadora!

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