Sean Skinner es un hombre que ha triunfado en el mundo de la customización gracias a los más de 20 años que lleva trabajando en el campo de la mecánica y fabricación de motos. En su pequeño taller, que recogió hace ya muchos años, creó una empresa llamada MotoRelic Cycles, y desde entonces se ha dedicado a preparar y transformar todo tipo de motos. Una de sus últimas transformaciones es la Honda Ascot FT500, una moto que no es demasiado conocida en Europa pero que él se ha encargado de convertirla en un auténtica Flat Track.
Tras hacerse con esta Ascot de 1982, Skinner la desmontó por completo y la equipó con un nuevo subchasis, un colín en aluminio hecho a mano y un asiento al estilo Flat Track.
El depósito de gasolina proviene de una Suzuki TS250, ideal para el tipo de moto que tenían pensado en MotoRelic. La parte delantera de la moto también ha sido modificada con un panel hecho a mano con planchas de aluminio, donde están los dos pequeños faros LED delanteros. El manillar, por su parte, es muy simple con el objetivo de darle un toque más tracker.
Por lo que respecta a las suspensiones, estas han sido recortadas para dejar la moto más baja. Los amortiguadores traseros también han sido sustituidos por unos más modernos. Los neumáticos usados para dar vida a esta preparación de la Honda Ascot son unos Shinko 705, ideales para el Flat Track pero también para pilotar con seguridad.
El motor es la parte de la moto donde más horas de trabajo se han invertido. Y es que este ha sido desmontado, revisado y pintado de gris. La batería es de litio de la marca Shorai, más pequeña que la anterior y está colocada debajo del asiento. El escape está hecho de acero inoxidable.
Finalmente, el conjunto de la moto está pintado con los colores de Honda, con unas llantas doradas que se suman a la combinación del blanco, azul y rojo tan característico de HRC.