Homenaje a Javier Herrero

Hace muchos años, descubrí que nada ocurre por casualidad.

Hace muchos años descubrí que la muerte es el espejo de la vida.

Hace muchos años descubrí también, que los surcos de la historia los trazan unos pocos, los mejores, y los siguen los demás.

También descubrí, que en ocasiones, los grandes héroes, aquellos que con su coraje, valor, talento y capacidad de trabajo, eran capaces de modificar el signo de los acontecimientos, podían ser olvidados.

Un estado, una nación, una ciudad, la cultura, la industria, y/o la opinión de los demás en general las marcan unos pocos hombres, algunos son recordados y otros se olvidan a la velocidad que Internet hoy devora a los mismos autores anónimos que lo alimentan.

Pero esta publicación, Solo Moto, que fundé en 1975, y que a 1 de enero de 2014 sigue en pie, no permitirá que se olvide la inmensa obra, la formidable figura y el derroche de coraje del que fue el mejor y más importante director de la revista Motociclismo.

Nuestra competencia.

Ha muerto en Madrid a los 67 años.

Fue enterrado en su pueblo palentino de Saldaña que jamás, en vida, se desprendió de sus labios.

La industria de la motocicleta, toda y sin excepción, el comercio de la motocicleta, las federaciones, nacionales y autonómicas, los moto clubs, los deportistas de cualquier especialidad de la moto y todos los lectores aficionados, de ayer, hoy y mañana, están en deuda con él.

¿Sabéis por qué?

Por que cuando Javier recibió de manos de su editor y cuñado el maestro Enrique Hernandez Muñoz, Luike, era apenas un adolescente.

No fue piloto, no compitió en los campeonatos de postín, no fue ingeniero, ni tan siquiera mecánico avanzado.

Javier fue mucho más, fue capaz de convertir el deporte, turismo, tecnología, en las páginas de Motociclismo, en papel impreso ¡que seducía!

Todo este fenómeno sucedía, cuando Internet ni se atisbaba, ni mucho menos se esperaba.

Mi vida fue un pulso continuo con él, con una mano, y otro con su formidable Maestro Enrique Hernández, con la otra.

De ellos aprendí las claves más importantes de mi vida periodística: tenacidad, rapidez y rigor.

Javier Herrero fue un eterno cabreado por hacer del motociclismo la referencia a seguir.

Un cabreo, osco y contagiablemente solidario al equipo que le rodeaba…

Suya era la frase, usada en permanencia… “al enemigo ni agua”.

Se enfadaba a las nueve de la mañana premeditadamente en un ¡¡al asalto!! Que no cesaba hasta bien entrada la noche cuando volvía a casa y casa y ocurría el milagro de cada día, y todos los años de su vida de la comprensión afectuosa y solidaria de su esposa y de sus hijos.

¿Quien salió ganando con aquel derroche de carácter, de cabreo permanente, de voces alzadas, de palabras altas y en ocasiones rudas acompañada de un rigor infinito en el detalla de la información…?

La industria, las marcas de motocicletas, el deporte de la motocicleta.

Estoy hablando de la década de los 80-90 cuando Motociclismo y Solo Moto vendían mas de 50.000 ejemplares semanalmente, cuando más de 500.000 lectores, entre las dos publicaciones, consolidaban lo que hoy es el país mas importante de la moto en el mundo.

Qué generación Javier, ¡¡qué generación!! Dennis Noyes, Juan Porcar, Juan García Luque, Vic Monllau, Pepe Burgaleta, Augusto Moreno de Carlos, Carlos Domínguez, Valentín Requena, Eduardo Rubio, Antonio Cobas…

Al hecho histórico del Criterium SoloMoto, tú respondiste, Javier, con las Motociclismo Series, e hicieron creer a un país, el nuestro, en la cola de Europa sujeto al mercado japonés por la cadena de los Pirineos, que algún día seriamos los mejores.

Cuánto te debemos Javier…

“Espérame en el cielo”, un día de estos aparcaré mi Pan European donde tú estás.

Creo que me dijiste que pasado Saldaña, a la derecha, unas montañas llenas de curvas maravillosas y llegando arriba preguntaré por ti.

A todos los que me estáis leyendo, a todos los que de alguna forma intentáis vivir de la información de la moto, en un periódico o Internet no olvidéis nunca que cuando los yanquis llegaron a California un Jefe Sioux les dijo: Primero fueron ellos, enseñando un casco de Capitan de los Tercios de 1600.

Querido Javier, ésta es mi modesto pero permanente homenaje.

Cuando pocos seducían a muchos.

Cuando tu, Javier…. eras el mejor.

 

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